Esquivando al Amor

Capítulo 3. Atrapados

Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo. Resultó ser un mensaje del grupo donde estábamos Julie, Yannick y yo.

Julie: ¿Dónde rayos estás?

Julie: ¿Te atraparon? Te avisé con tiempo que McAburrimiento te buscaba

Sonreí ante su preocupación y escribí una rápida explicación de lo que sucedía:

Yo: Estoy en el baño con Dexter, luego les cuento bien

Levanto la mirada del teléfono mientras veo que Yannick está escribiendo para dirigir mi atención hacia Dexter, quien se aleja de la división del baño para acercarse al lavamanos. Saca su celular del bolsillo y veo cómo, lentamente y dudando, dirige su mirada a mi dirección. Antes de que pueda encontrarme mirándolo deslicé mi mirada a mi teléfono nuevamente.

Yannick: Con Dexter?? Lo vimos yéndose detrás de McAburrimiento cuando ella fue a buscarte ¿Están en el mismo baño? Me huele a que esto no va a terminar bien

Julie: Al contrario, Yannick, esto va a terminar genial!

Yannick: Si es que no los atrapan

Julie: Déjala disfrutar del momento. Nada más le pediremos que luego nos cuente los detalles

Yannick: Supongo que ahora sí que Dexter tiene dueña

Yo: Veré si sucede algo que valga la pena contarles

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Rayos.

Guardo el celular en el bolsillo para ahorrar batería. Puedo ver que Dexter está jugando con su móvil a Clash Royale. Parece ser un muy buen jugador y me entretengo mirando cómo gana con facilidad la mayoría de las partidas. Entrecierro los ojos en su dirección cuando recuerdo que es un juego online.

—¿Y tú cómo sabes la clave de wifi del colegio?

Al terminar la partida, él deslizó el celular por su bolsillo y me sonríe tímidamente antes de responder—Tengo contactos.

—¿Ah, sí?¿Qué clase de contactos puede tener un chico nuevo?

—Contactos que tienen acceso a la contraseña de wifi del colegio.

—Ya, obvio.

Dexter dio un paso atrás y sus ojos recorrieron todo el lugar.

—Así que este es el baño de mujeres…

—Sí, no es muy diferente al de los hombres en realidad.

Dexter entrecerró los ojos, confundido—¿Y tú cómo sabes eso?

—No hay un centímetro de esta escuela que no haya recorrido.

—Ya veo. Igual tienes razón, el baño de hombres no es muy diferente.

—A excepción del baño de chicos de este piso, que tiene un rollo de papel higiénico pegado en el techo —suelto, esperando una expresión de sorpresa de su parte por saber esa información.

—No sabría confirmarlo y tampoco sé si creerte —me desafía en cambio, dudando de mí.

—Puedes ir y fijarte tú mismo, es la puerta de aquí al lado.

Lo observo salir del baño para chequear la veracidad de mis palabras y regresar a los pocos segundos.

—Solo tengo para decir que, si no me lo hubieras dicho, podría haber cagado tranquilamente ahí los dos años que quedan de escuela y nunca haberme dado cuenta, quiero decir ¿Quién mira el techo mientras caga?

Río ante su reacción—Está desde hace como tres años, no sé quién lo pegó allí pero me parece una idea fantástica.

—A mí no sé si me parece tan fantástica… Es decir, está claro que esa persona lo hizo para llamar la atención pero al final está dañando propiedad privada. No sé qué tan genial sea eso.

Suspiro ante su seriedad y mis labios dejan caer un “como sea”.

Él vuelve a sacar su celular de su bolsillo y a jugar. Me coloco a su lado para observarlo jugar y ganar casi todas las partidas. Todo un gamer.

Finalmente, escupió unas palabras que parecían haberle estado pululando por la mente bastante tiempo—¿Sabes que eres algo rara?

Se me forma una sonrisa debido a la espontaneidad del comentario—¿Debería ofenderme?

—No, no, existe la rareza buena y la rareza mala. Tú eres de las buenas, creo. Luego están las personas normales. Ellas son aburridas. Está lindo ser algo raro, único, supongo.

—¿McAburrimiento es normal? —Intento cambiar de tema porque su halago, si es que se lo puede llamar así, me tomó por sorpresa. No es algo que suela recibir y no quiero entrar en territorio desconocido.

—McAburrimiento es la profesora de literatura, ¿verdad?¿Por qué le dicen así?

—¿Aún no lo adivinas? —Enarco una ceja en su dirección, sonriendo—. Literalmente lo único que nos dijo fue buenos días y mandarnos a leer la página 12 del libro, ¿no te parece algo aburrida su clase? Y no esperes más de ella por el resto del año. Todas sus clases serán así.

—Bueno —Se ríe—. Supongo que su clase es algo aburrida. En realidad, eso fue lo que me impulsó a salir del aula, no podía soportar estar allí dentro otro minuto. Ya no sabía qué hacer, solo la veía escribir en ese cuaderno…

—¡Es que eso es casi lo único que hace!¡Está enamorada de ese conjunto de hojas! ¿No te da curiosidad saber qué es lo que tanto escribe en ellas?

—¿A quién no? Después de verla escribir por más de diez minutos seguidos cualquiera muere por leer aunque sea una oración.

Nos congelamos cuando oímos unas pisadas acercarse por el pasillo.

—¿Oyes eso? —pregunté. Tragó saliva en respuesta—Son zapatillas. No es la directora. Es una chica.

Dexter se queda paralizado y comienzo a sobresaltarme.

—¡Muévete! Si te ve aquí seguramente llame a alguien. Aquí todas son unas buchonas. Seguro correrá a decirle a la directora.

—¿Hacia dónde carajos quieres que me mueva?

Es la primera vez que lo escucho decir una palabrota y sé que fue producto de los nervios del momento, por lo que debería tratarlo con amor para que se tranquilizara. Pero esa fue una pregunta tan estúpida que logra sacarme de mis casillas.




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