Esquivando al Amor

Capítulo 4. Dando a conocer verdades

 

Hubo unos segundos de silencio hasta que Dexter habló:

—Sean quiere comenzar.

—¿Qué? No, yo no quiero comenzar —protestó al instante.

—Vamos, Sean, ya sabemos que quieres jugar.

—Jugar, sí; comenzar, no. Que comience Julie, ella sugirió el juego.

—No hay problema. Yo comienzo —respondió la susodicha, desafiante.

—¿Verdad o castigo? —preguntó Dexter.

—Verdad.

—¿Cómo llegó la marca "A.S" al techo?¿Sabes quién fue? —preguntó Sean. Involuntariamente, una sonrisa invadió mi rostro.

—Sean, eres insoportable con esa marca. Debes aceptar de una vez que es una pregunta sin respuesta. Fue alguien desesperado por atención y punto —lo cortó Dexter.

Frunzo el entrecejo, pero Julie ignora a Dexter para responderle a Sean, guiñándole un ojo—Guarda esa verdad para Aliisa.

—¿Fue Aliisa? —preguntó Sean boquiabierto.

A.S. Aliisa Smith —susurró Dexter, tan bajo que apenas pude oírlo.

—¿Van a gastar mi verdad preguntándome si fue, o no, Aliisa?

—No —respondió secamente Dexter—. Cuenta, con todo detalle, cuál fue la vez más vergonzosa en la que te castigaron

—Sí, fue Aliisa, siguiente.

Wow, ya veo lo bien que guardas un secreto. Entrecerré los ojos en su dirección, me respondió encogiéndose de hombros.

—Ahora hablas —insistió Sean, repentinamente más interesado en el juego.

—Está bien —dijo Julie, arrastrando las palabras.

 

*FLASHBACK*

*Narra Julie*

Era el último día de clases. Ya habían terminado los exámenes y cerrado las notas. Es decir que estábamos en la escuela prácticamente de decoración.

La profesora, McAburrimiento, se fue unos minutos a la sala de profesores mientras leíamos la página 207 del libro.

—Vámonos, es nuestra oportunidad —le susurré a Yannick.

Caminé confiada hacia la puerta un paso delante de ella, segura de que me estaba siguiendo.

Nos dirigíamos a paso lento hacia la terraza pero, al llegar al segundo piso, oímos pasos y no encontramos más remedio que comenzar a correr.

Corrí pensando que Yannick me seguía por detrás; sin embargo, cuando llegué al cuarto piso, noté su ausencia. Iba a llamarla por el celular pero supuse que la preceptora, McDictadura, la había secuestrado y quizás yo también me metería en problemas si la llamaba. Ya saben, por usar el celular “en clase”.

Así que continué mi camino a la terraza sin Yannick. Sin embargo, cuando llegué allí, descubrí que la terraza ya estaba ocupada por tres hermosos chicos que conocía solo por haberlos visto algunas veces en los pasillos.

Amagué para volver al salón pero uno de los chicos, que se presentó como Oliver, me pidió que me quedara.

—Cuantos más seamos, será más entretenido—recuerdo que me dijo, y ¿cómo negarme?

Su belleza me nublaba un poco las ideas y, cuando los otros dos chicos se presentaron, estaba muy embobada con Oliver como para escuchar sus nombres, aunque sí noté que eran gemelos.

Nos quedamos hablando en la terraza un tiempo hasta que los amigos de Oliver recibieron una llamada y se fueron, dejándome a solas con él.

No creo que necesiten saber cómo me abalancé sobre él pero, si necesitara defenderme, diría que no podía desaprovechar la oportunidad.

El punto es que, cuando los gemelos se marcharon, olvidaron cerrar la puerta. McDictadura, seguramente por ver la puerta abierta, se dirigió hacia la terraza. Cuando nos vio, nos envió directamente al despacho de la directora, diciendo que esto era una gran desfachatez...

*FIN DEL FLASHBACK*

—... Para mí, la única desfachatez era que nos había interrumpido —termina Julie.

—Ahora veo el porqué de no querer contarlo —dijo Dexter—. Pero me dejaste con un par de dudas: ¿Cómo diablos le explicaste eso a la directora? Mejor dicho ¿Cómo diablos le explicaste a tu madre que te castigaron por eso?

—Guarden sus preguntas para la próxima verdad —dijo Julie, reprimiendo una sonrisa.

—¿Lo querías?¿Siguen juntos? —preguntó Sean repentinamente.

—Sean, obvio que no, lo conocía desde hacía dos minutos. Encima como era el último día de clases no lo volví a ver. Espero que sigamos así. Me muero de vergüenza si vuelvo a encontrarlo.

Julie rio un par de veces para aligerar el ambiente y Sean la acompañó en sus carcajadas.

—¿Quién sigue? —preguntó Dexter que, al formular una pregunta tan vergonzosa para Julie, se había metido en una guerra con ella. Una en la que estaba segura de no querer participar.

—Tú —dijo Julie, levantando el dedo corazón.

—Reto, antes de que me hagan contar algo de lo que luego me arrepentiré.

—¿Tienes muchos secretos? —preguntó Julie, algo interesada.

—Algunos —se hizo el interesante Dexter, aunque quitándole importancia al asunto encogiéndose de hombros.

Julie parecía estar pensando muy bien lo que le haría hacer a Dexter. Ella tenía una sonrisa macabra que me indicaba que no sería nada bueno. Sabía que no debía meterme en su guerra pero sentí que debía proteger a Dexter.

—Te reto a venir con nosotras a la batalla de las bandas de esta noche —me apresuré a decir entonces. En serio temía que Julie lo rete a meter su cabeza en el retrete.

Dexter echó una mirada hacia Sean, quien asintió y habló con voz suave y pasiva. —Suena bien.

—Podrían venir a mi casa tipo ¿21.30, si les parece bien? Así vamos todos juntos, son solo tres cuadras hasta el bar de todas formas.

—¿Tus papás no tendrán problema?

—No, no, mi papá está de viaje por trabajo.

—Yo los hubiera hecho sufrir más, ir a un bar no es ninguna tortura —interrumpió Julie.

—No los asustes, que no querrán venir —intervino Yannick, soltando una carcajada al final de la oración.




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