Essentia

Así empezó todo

Las manos me sudaban, mis dedos estaban cubiertos de sangre seca, y poco a poco había ido aumentando la sensación de que en cualquier momento mi cabeza iba a explotar; puede que fuera un efecto secundario por estar en la escena de un crimen que yo misma había cometido.

Las voces que venían del pasillo me sacaron de mis reflexiones, y fue entonces cuando entré en pánico.

“Me van a descubrir, y no sé cómo diablos explicarle a Kenji el desastre que causé en la habitación… en primer lugar, no sabría cómo explicarle la razón de encontrarme justamente allí”

Ante esta perspectiva, en lo único que podía pensar era en una forma de escapar de allí; la puerta no era una opción, y mucho menos el cuarto de baño… no era estúpida, seguro que ese sería el primer lugar en el que buscaría para encontrar al responsable.

¿Tal vez bajo la cama?... Vamos Elizabeth, eso es una tontería.

Víctor estaba ganando tiempo para mí, distrayendo a Kenji, pero yo no sabía qué hacer… hasta que mi vista recayó en las cortinas, que se movían a un ritmo lento al compás del viento.

Me acerqué rápida y tan silenciosamente como pude, hice a un lado las cortinas blancas y me encontré de pie en el balcón. Estaba en el segundo piso, pero la distancia hasta el suelo era inmensa… o al menos así me lo parecía, viéndolo desde mi lugar.

Pero no tenía otra opción, porque Kenji ya empezaba a impacientarse y la capacidad persuasiva del pelirrojo no era muy buena… ¿Por qué Louis no estaba allí? Estoy segura de que él pensaría en una mejor vía de escape.

Luego me giré a la derecha y vi que, gracias a la fachada revestida de pequeñas rocas, era posible usarlas de soporte. Pasé sobre la baranda y ubiqué cada pie en los agujeros que encontré; probé mi peso y, en cuanto estuve segura de que no se desprenderían las piedras, comencé un lento descenso. Pie izquierdo… mano izquierda… pie derecho y mano derecha… Y vuelve a comenzar…

Iba a mitad de camino y, justo cuando soltaba la roca de la derecha, mi pie izquierdo se resbaló de su soporte. Perdí el equilibrio y caí hacia atrás sobre el jardín. Una corriente de dolor me subió desde la base de la espalda, para extenderse por mis extremidades y terminar con un cosquilleo en la punta de los dedos.

Maldije mi suerte internamente, pero agradecí que los daños no fueran mayores.

Dentro de la casa todo seguía normal, y desde allí solo podía escuchar el sonido amortiguado de la fiesta. Bien, todos seguían adentro.

Pensé que pintabas, no sabía que escalaras paredes.

Esa voz. Esa voz masculina que había escuchado tan pocas veces en los últimos días (nunca dirigida a mí), que siempre era forzada, pero en ese momento parecía tan natural y espontánea, me dejó petrificada y sin querer darme la vuelta. Si lo hacía me descubrirían… aunque ya estaba perdida de todas formas.

¿Por qué las cosas se habían arruinado en tan poco tiempo? Esa noche ya no podía ser peor.

 

*Dos semanas antes

Muchas personas odian los lunes por distintas razones: es el inicio de una nueva semana (llena de trabajos y ocupaciones), es el culpable de que muchas personas abandonen la sensación de bienestar con ellos mismos (propia de un fin de semana lleno de tranquilidad que acaba de terminar), los hace odiar el trabajo que llevan a cabo… pero yo no les veo nada de malo.

Para mí los lunes son días normales, más bien me recuerdan que se ha terminado una semana llena de logros o fracasos, los cuales podremos superar o mejorar en los nuevos días que se acercan a la vuelta de la esquina…

Muy bien, admito que esta es una forma demasiado hippie para iniciar la historia, pero es que no sé cómo más hacerlo. Lo que quiero escribir a continuación es muy importante para mí, ya que marcó el inicio de una etapa en mi vida que la cambió completamente; como dirían: todo dio un giro de 360º… aunque en mi caso ese giro se convirtió en unos cuantos del mismo tipo. Más de una vez.

Creo que la mejor forma de comenzar es decir esto como si estuviera hablando con alguien; un amigo, puede ser.

¡Eso es! Voy a escribir esta historia para quien quiera leerla, más como si fuera un diario, sin dejar que el más mínimo detalle se me escape, y se la dedicaré a un amigo.

Entonces, allá vamos…



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En el texto hay: asesinatos, obsesion, ficcion juvenil

Editado: 01.01.2020

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