Essentia

Teorías y confesiones

Esa noche dormí muy bien, tanto así que no me di cuenta en qué momento salieron mis padres. Es una lástima, me hubiera gustado darles un último abrazo de despedida… pero bueno, la noche anterior ya lo había hecho, así que no tenía que preocuparme más por eso.

Justo en ese momento, tenía cosas más importantes en las que pensar.

Me desperté sin necesidad de la alarma (un sonido diferente me despertó), y en cuanto abrí mis ojos, con lo primero que se encontraron, fue con la cara de Louis casi pegada a la mía. Esa vista me tomó por sorpresa, y el resultado fue un pequeño grito que salió de mi boca antes de alejarme rodando por la cama. Mis reflejos.

El sonido también sorprendió a mi amigo, que se alejó al mismo tiempo que yo, llevándose una mano al oído.

—¿Por qué reaccionas así? —se quejó—. No sabía que tuvieras descendencia de banshee.

—Es tu culpa por aparecer de repente. —Mientras me sentaba en la cama vi la hora en el reloj de mesa y me extrañé—. ¿Por qué me despiertas a las seis de la mañana?

Cambiando su expresión a una más seria, se acercó y tomó asiento a mi lado entre las sábanas. Ahora que notaba lo extraño de su silencio, una alarma se activó en mi cabeza y me dijo que algo andaba mal.

—¿Pasó algo malo para que me despertaras tan pronto?

Se quedó viéndome a los ojos, como si tratara de convencerse de que era yo y que estaba plenamente consciente.

—Tuve que hacerlo porque acabas de llegar, de nuevo con una ropa diferente… y con un mayor misterio para todos nosotros; sí, también estoy incluyendo a Young.

Hasta ese momento no me había fijado en lo que tenía puesto. Eché un vistazo y comprobé que era cierto lo que decía mi amigo. Llevaba una gabardina negra y unos vaqueros desgastados que me iban pequeños, todo combinado con un par de sandalias blancas, que también me iban más pequeñas.

Se había repetido la historia de la semana anterior: caminar en la noche, cambio de ropa y, a juzgar por sus palabras, algo mucho peor.

—¿Ya viste las noticias por si…? —no terminé la pregunta. Esperaba que él lo entendiera.

—La verdad no, primero quería asegurarme de que fueras tú.

—Por favor, ya dime lo que pasó —supliqué dejándome caer en la cama, cansada y con los brazos débiles. Vi que mis uñas estaban rotas y llenas de tierra, pero no pensé mucho en eso porque mi amigo ya estaba comenzando la historia.

—Me desperté a la medianoche porque tenía hambre, ya sabes cómo soy. Cuando volví a la habitación vi que estabas en tu cama, pero algo no iba bien y me acerqué a verte… y no estabas, lo que había en tu lugar eran varias mantas y cojines apilados. —Ya lo suponía—. Miré por la ventana y no había nadie cerca, busqué debajo de la cama, en toda la casa (tratando de no despertar a tus padres) y no encontré rastro de ti. No sabía qué hacer, así que organicé las mantas para que no se notara nada y estuve el resto del tiempo esperando a que llegaras. Tus papás pasaron a despedirse otra vez, pero les dije que estabas como un tronco y que lo mejor sería no molestarte. Estuvieron de acuerdo y se fueron...

Para cuando terminó su relato, ya me había incorporado en la cama y ahora lo miraba sin poder creer lo que escuchaba. No era posible que todo se repitiera igual que la última vez, excepto por la parte en que me despertaba en otro lugar…

—¿Y en qué momento llegué aquí? —cuestioné, en vista de que su historia no había incluido esa parte.

—Esa es la parte más extraña… nunca llegaste a casa.

—No bromees, Louis, es un hecho que estoy aquí —repliqué, resaltando lo obvio.

—Pero hace cinco minutos no eras tú.

Vale, eso no tenía sentido, solo lograba aumentar el dolor de cabeza que sentía, y así se lo hice saber a mi amigo. Pero él estaba muy serio y procedió a explicarse.

—Esta es la historia completa —comenzó a hablar—: hace diez minutos escuché que alguien abría la entrada principal. Supuse que eras tú dormida, así que me quedé esperando a que subieras… pero en cambio llegó una chica que nunca antes había visto, con la ropa que llevas justo ahora.

—¡¿Una chica tiene las llaves de mi casa?! —me asusté—. ¿Y dónde está, qué hiciste con ella…?



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En el texto hay: asesinatos, obsesion, ficcion juvenil

Editado: 01.01.2020

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