La primera vez que pisé una alfombra roja, Evelyn estaba a mi lado. Y cuando me tomó de la mano, me hizo girar y me dijo que saludara a la multitud como la reina de Inglaterra, así es exactamente como me sentí. Lo disfruté. En ese momento, me sentí imparable y supe, o al menos pensé, que la sensación de caminar por una alfombra roja nunca pasaria de moda. Pero, como en otras tantas cosas, también me equivoqué en eso.
-Celia, ¿has oído algo de lo que he dicho? - preguntó Joan.
-Hmm -sacudí la cabeza mientras despertaba del viaje por mis recuerdos -lo siento, ¿qué dijistes?
.¿Estás segura de que estás bien? Pareces dispersa.
- Ah, ella está bien. ¿verdad cariño?- Respondió Steven por mí, antes de que pudiera abrir la boca -Seguro que solo está emocionada de ver el espectáculo- Se acercó a mí, ofreciéndome su mano mientras me miraba con una sonrisa.
-Claro que sí. Solo estaba disfrutando de la vista desde la ventana- Forcé una sonrisa y me obligué a aceptar su mano. Joan parecía no creerlo, pero no podía podiamos tener una conversación privada con Steven presente.
Mucho había cambiado en las últimas décadas, pero el requisito no escrito de llevar una cita, por supuesto una cita masculina, a los eventos de alfombra roja, en lugar de ir solo (o Dios no quiera traer a alguien con quien realmente estuvieras en una relación, si esa persona resultaba ser del género "equivocado"), no era uno de ellos. Incluso Joan, atrevida y audaz, que quería vivir abiertamente y libre, tenía un hombre colgado del brazo en noches como esta.
El coche se detuvo y abrimos la puerta para salir. Cerré los ojos, tratando de fingir que estaba de vuelta en el estreno de Mujercitas, pisando esa primera alfombra roja, completamente inconsciente de lo que sucedería en los días, semanas, meses y años venideros. No funcionó. Como tantas otras cosas, los batidos de fresa, el verde esmeralda, el vino tinto que bebimos esa noche que ella derramó sobre mi camiseta, las alfombras rojas siempre estaban teñidas de dolor y arrepentimiento. Nunca más volvería a ver a Evelyn a mi lado, mi mano en la suya, todos gritando nuestros nombres.
Ya no pensaba tanto en ella. Bueno, eso no es exactamente cierto. Una afirmación más cierta es que la puse en una caja lejana en el fondo de mi mente. Seguí viviendo mi vida. Había tenido que hacerlo, y la mayoría de los días me las arreglaba sin sentir el peso aplastante de lo que perdimos. La mayoría de los días estaba feliz, incluso. No podía precisar qué era lo que me hacía tan difícil volver a ponerla en esa caja y mantenerla allí, algo en lo que me había vuelto muy buena.
Joan se colocó de manera que nuestras citas estuvieran en nuestras respectivas izquierdas y nosotras juntas en el centro. Me miró con una mirada que decía claramente: "estás mintiendo, algo anda mal". Así que le dediqué mi mejor sonrisa y me incliné hacia ella, no lo suficiente como para levantar sospechas, solo lo suficiente para que pudiera escucharme por encima de la multitud
-Ha pasado demasiado tiempo desde que estuve en un evento como este, olvidé lo abrumador que puede ser.
Joan me miró como si estuviera decidiendo si seguir insistiendo o no- sí, claro, la famosa Celia St. James, abrumada por una alfombra roja- Pero lo dijo riendo, y supe que la había convencido.
Qué puedo decir, todavía tengo ese talento.
Steven y Robert abrieron el camino hacia el teatro. Joan y yo éramos profesionales en posicionarnos para que termináramos juntas en medio de nuestras citas. Al igual que en todos los demás eventos, este no fue diferente. Mientras nos acomodabamos en nuestros asientos, Steven me miró y me preguntó genuinamente- Entonces, ¿de qué trata este musical?
Debo admitir que me gustó que no fuera pretencioso en la forma en que lo eran algunos de los otros hombres que había llevado a este tipo de eventos.
- No estoy segura. Sé que está inspirada en la ópera Aida , pero no estoy seguro de hasta qué punto se acerca. Creo que está ambientada en Egipto y sigue a una familia real.
-Nunca había oído hablar de eso. Pero mientras te tenga aquí a mi lado, iré a ver todos los musicales que quieras.
Sorprendí a Joan reprimiendo una sonrisa por el rabillo del ojo. Las luces tenues me salvaron de responder.
En el escenario, se proyectó un foco sobre una estatua. Abrió la boca y las suaves notas de su voz me inundaron.
Cada historia, cuento o memoria
Cada saga, o romance
Ya sea cierto o inventado
Ya sea planeado o fortuito
La estatua, que ya no era una estatua, bajó de su podio. Me cautivó la historia que estaba tejiendo. Mis pensamientos anteriores sobre Evelyn desaparecieron, y me concentré solo en su voz. La canción tenía un tono suave, casi como una canción de cuna.
Ya sea navegando a través de los tiempos
Dejando de lado los siglos
O un breve recital apresurado
Solo un viaje de treinta minutos
Ya sea brillante o melancólico
Fuerte y audaz, finamente hilado
Ya sea con mil personajes
O un elenco solitario de uno
El sonido de su voz me atrajo. Sentí que me balanceaba ligeramente con la música. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, mientras me perdía en este mundo ficticio, donde mis propias preocupaciones no podían tocarme.
Todas las historias, nuevas o antiguas