Epílogo
Se esconden tantas historias en estas cuadras, y otras están expuestas, solo que nadie las cuenta ya o ha dejado de contarlas.
Tengo siempre la misma sensación cuando paso por la casa que están demoliendo, la casa de la anciana. El interior quedó expuesto cuando tiraron con la máquina la fachada, me quedo largo rato viendo esa porción de casa que nunca vi, repaso los azulejos rosados, el empapelado floral de la habitación, y los cables arrancados de la electricidad, expuestos como los nervios de una persona que ya no vive. Me subyuga, me aplasta, saber que un día la anciana se acostó, seguramente había fregado los azulejos, y acomodado los platos en la alacena, y hoy, hoy todo se encuentra hecho trizas en los volquetes, y expuesto, a la vista de todo.
Hay un mensaje ahí, que yo recibo. Aunque te ocupes toda la vida de ocultar tus historias, un día alguien abrirá tu alma dejando expuesta tu verdad, quizás no pueda interpretarla, lo haga como lo entienda. Cúentala primero.
Fin