Esta soy yo y ¿qué?

Capitulo 18

Especial Ricardo Palacios

—Buenos dias —levanto mi rostro y él entra con una gran sonrisa, su mirada recorre todo el lugar —todo ha mejorado desde la última vez.

—De hecho si, vamos a la oficina, Mariana hazte cargo por favor.

Salgo del mostrador y me dirijo hacia la oficina, lo hago pasar y él se sienta.

—¿Viene por el dinero? —niega y abre su maletin.

—Su socio le tiene mucho aprecio.

—¿Socio?

Saca un documento y cierra el maletin, me observa un poco pensativo por un instante.

—Sinceramente no tenia mucha fe en este asunto, invertir en una ferreteria en un pequeño pueblo pero me doy cuenta que fue un gran acierto. Traigo este documento para que lo lea y de esta manera decide si hace la sociedad.

—Fallé al no insistir más acerca del nombre de la persona que salvo mi negocio, vienen más gente.

Él asiente.

—Su negocio grita prosperidad, no parece más un corral de gallinas. Eso atrae gente y ahora lo que vende es de mejor calidad y a buen precio.

—¿A que costó? —él se encoge de hombros.

—Ni yo lo sé pero estoy seguro que no hay nada de malo en esto, creo más bien que mi cliente lo aprecia y mucho.

Me entrega el documento y lo empiezo a leer, levantó la mirada.

—Es Alejandro

—¿Asi que lo conoce? —asiento y dejó el documento en el escritorio.

—Si, es amigo de mi hija pero no entiendo porque decidió ayudarme, hizo su oferta precisamente cuándo iba a declarar mi negocio en quiebra.

—Puede preguntarle a él —se levanta y toma su maletín —tiene dos dias para tomar una decisión de si acepta a Alejandro Blanco como su socio, no se preocupe que usted será el socio mayorista, este es su negocio.

—Pero él puso el dinero, de hecho la ferreteria prácticamente es de él, la estructura él la pago, la nueva decoración, el producto... —levanta su mano para que me callé.

—Es la decisión de Alejandro, debo irme. Es un gusto hablar con usted, tiene mi número para que me contacte una vez tenga una decisión.

—Muchas gracias señor Oscar —estrecha mi mano y sale de la pequeña oficina, me dejó caer en la silla y pienso que esto es de locos.

Cuándo conocí a Alejandro Blanco me cayo muy bien, fue muy amable con mi pastelito, algo que nadie lo había hecho. Le comente lo que estaba pasando con la ferreteria pero no le dije lo peor. Estaba a punto de declararla en banca rota. Pero dias después de regresar llegó la oferta de un «prestamo» a una tasa de interés sumamente bajó, este préstamo incluia la remodelación de la ferreteria, venta de productos de calidad. Para Mariana y para mi fue un sueño hecho realidad, podíamos dejarle una herencia a nuestra Agustina, sonrió y no evitó dejar salir unas cuantas lágrimas. Ese hombre era un ángel, ayudó a mi hija cuándo más lo necesito e igual hizo lo mismo conmigo.

—Ricardo —Oscar volvió a entrar —olvidé dejarle más revistas, Alejo desea que las siga exhibiendo, revise y me doy cuenta que las ha vendido.

Sonrió y me pongo de pie.

—Ha sido un éxito, aunque la mayoría la ha comprado hombres, me ha sido un poco difícil —bajó la mirada —Pero es el éxito de mi hija.

—Muy bien —Oscar coloca un buen número de revistas en el escritorio —No olvide Ricardo que nadie debe enterarse.

—¿Por qué?

— Ha Alejo no le gusta que nadie se entere de lo que hace por los demás, es lo único que pide a cambio de su ayuda.

—Entiendo —Oscar sale y recojo las revistas, mi mirada se posa en esa portada, acercó una a mi rostro y doy un beso a su imagen, mi pastelito al fin era valorada por la bella mujer que era.

Agustina

—¿Lo volviste a hacer? —me abrazó a mi misma y asiento mientras ella se queda en silencio.

—Es algo fuerte, me veo en el espejo y …

—¿Cuántas veces lo has hecho en está semana?

—Tres veces, me arrepiento luego y es más doloroso.

—Calma, debes entender que no te sanaras de la noche a la mañana, es poco a poco, toma —me entrega un pañuelo desechable —¿Has seguido el plan de dieta que te proporcionó la nutricionista?

—Si —escribe en su hoja —pero no veo mejoria alguna.

—Estás comenzando, no esperes milagros de la noche a la mañana. Existen dietas extremas bajas muy rápido pero subes igual de rápido y hasta más de lo que pesabas.

—Quiero bajar por que no quiero perder a Alejo.

—Ese es tu peor error Agustina, tú debes amarte a ti primeramente, hacer las cosas por ti y para ti. ¿Él te presiona por tu peso? —niego y ella sigue observandome —¿Te hace desprecios por tu peso? —vuelvo a negar.

Ella levanta la revista y la mira atentamente.

—En tu mente está la obsesión de bajar por Alejandro, pero ese hombre te acepta tal cuál eres —sonríe y mira la portada —luces radiante en está foto, una pose muy natural, nada fingido —la gira hacia mi —está eres tú Agustina, sin retoques.

—¿Retoques? —sonríe.

—No existe la perfección, muchas modelos, artistas tienen sus defectos y con muchos programas deben corregirlos para el público, que un poquito de panza, que las mejillas regordetas, que se yo. Son muchas cosas Agustina pero Alejandro me contó que todo se dio tan rápido por que las fotos originales para este lanzamiento no salieron bien y empezaron a buscar fotos y encontraron está en unas fotos de prueba para nuevos fotógrafos.

Mi mirada sigue en la foto, esa era yo, la mujer que veia todos los dias frente al espejo pero al mismo tiempo me veia tan distinta.

—bueno, ha terminado la hora de la consulta, quiero que empieces a llevar un diario, escribiras todo, absolutamente todo de tu dia a dia —abre su gaveta y saca un cuaderno de pasta dura, tenia una frase «Me amo a mi mismo»

—Gracias Helena —ella escribe algo y me lo entrega —tu cita para la otra semana.

—¿Nos veremos dos semanas seguidas? —asiente.

—Si, que tengas linda tarde —me giró y salgo de su consultorio. Él estaba ahi, sentado de brazos cruzado, su cabeza echada hacia atrás y los ojos cerrados. Lo observé, aún no entendia cómo un hombre como él se habia fijado en mi. Habia descubierto que era un hombre famoso,podia tener a cualquier mujer bella que él deseará pero entre todas estaba conmigo. Ya habia descartado alguna apuesta, Alejo le gritaba al mundo entero que era su chica. Asi que no consideraba que fuera un juego.




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