Cuando vi aparecer a Alma tuve un primer impulso de soltar a Carla, pero no lo hice, ella no se merecía esa humillación si formaba parte de mi vida en aquel momento y Alma me lo dejó claro no contestando mi último mensaje. Pero di gracias al cielo, al karma o lo que diablos hubiera ahí arriba, cuando Carla fue la que se acercó a saludarlas y pude mirarla con esa cara de imbécil que Álex me recordó que ponía.
— Cierra la boca Gabe...— me dijo en un susurro al llegar a mi lado, poniéndome a mi sobrina en brazos— Que la niña te arrancará los ojos si te pilla otra vez mirando a Alma.
— ¿Cómo que otra vez?— le pregunté sin entender.
— Anoche no le contestaste ni un mensaje y le preguntó a Luna si vosotros teníais aún algo, le dijo que cada vez que la tienes cerca, es como si desapareciéramos el resto. Alma estaba en la barra hablando con Jacobo que llegó con sus amigos... ¡Eh! Cambia esa cara que tú estás con la niña... Bueno, alma se fue un rato y como Luna iba tan happy anoche, le contó que fuisteis pareja, pero habíais cortado, que todo bien , que sois muy amigos y por eso os verá juntos en casa y en todos lados, pero que no se preocupe...
¿Porque no debe preocuparse, verdad?— Álex me dedicó una mirada burlona y yo miré al suelo soltando un suspiro. Me dio una palmada en el hombro y fue a saludar a las chicas. Me acerqué también y Alma cogió a la pequeña que reía tras días sin verla, le sonreí a Carla que como bien me había advertido Álex buscaba cualquier amago de chispa entre nosotros sin encontrarlo. Y no debía fijarse mucho, porque de haberlo hecho hubiera notado que no habían chispas, sino llamas.