Al llegar a los coches, Carla fue al de Gabriel para ayudar a Luna con MiniA, mientras Alexander me gritaba desde el maletero del de Andrea "¡En casa hablaremos señorita, 3 días sin mis canelones vas a estar!" haciéndome reír de nuevo.
— Ey, Alma— Gabriel llamó mi atención y me giré antes de subir al coche. — ¿Cuándo has apagado el móvil?
— Cuando te he visto llegar por el sendero— Gabriel suspiró, dudó en volver a preguntar y miró hacia Carla. — En casa hablamos.
Me sonó a amenaza y a punto estuve de llamar a mis padres y convencerles de que vinieran a mi casa, pero Andrea subió al coche, me cogió de la mano, la apretó con una sonrisa y me dijo "vamos a ver si nuestros progenitores han montado botellón en la playa" y me rendí. Evitar lo inevitable era una utopía... evitar a Gabriel, un suicidio.