Estambrisueños

VÁSTAGO NOCTURNO

Vástago Nocturno

27 marzo 2020

Como cada noche fui a mi bar favorito, el Rime ubicado en el centro de  Fogtown.  Un pequeño bar  oculto para los humanos  pero abierto para los seres superanaturales que vivimos en la ciudad de la niebla. El lugar perfecto y neutral para relajarse si eres un supernatural  longevo como yo.

Soy lo que comúnmente los humanos llaman vampiro aunque yo prefiero que me llamen Vástago nocturno porque  todos los que nacimos de la oscuridad de la tierra somos hijos de la noche. Donde los rayos del sol jamás se atreven a iluminar y se ha profesado un deseo vehemente antes de morir; la noche levanta a sus hijos como los narcisos que  brotan entre la nieve que los cubre.  Les da una nueva vida sin recuerdos de la anterior y una sed insaciable que jamás podrán apagar; es el precio por una segunda oportunidad y un deseo egoísta.  Olvidar lo que anhelaste en los últimos minutos de tu vida mortal y divertirte buscando  el sentido de tu aburrida existencia inmortal.

Muchos no aguantan vivir de este modo, enloquecen y se inmolan en el sol y yo, bueno, hace mucho que deje de buscar lo que olvidé. Decidí que no tenía caso saberlo y que si lo olvide es porque no valía la pena recordarlo porque si fuera importante jamás lo habría olvidado. Tal vez fue mejor así, quizás recordar sería peor después de tanto tiempo vagando sin cesar.

Desperté en Chessloft  hace varios siglos atrás.  Desde entonces, viví en las cortes como amante, vidente y artista. Me divertí escribiendo libros  que aún en esta época se venden en las librerías y use tantos nombres que ya no los recuerdo todos. Recorrí la tierra tres veces hasta que decidí asentarme en Fogtown.  Hay algo en esta ciudad que atrae a los que son como yo, es como la luz que atrae a las moscas y temó que sea una trampa; el augurio de nuestra extinción. Pero no me preocuparé por esto hoy, lo haré el día en que deba hacerlo, el día en que nos explote la verdad que habíamos intentado negar.

Por el momento, esta noche espero que venga el único humano que ha captado mi atención durante los últimos años. Es un hombre bastante especial, con una vista capaz de ver más allá  de está cubierta de carne que poseo. Su nombre es Serguéi y es un cazador de supernaturales como yo. ¿Crees que traicionó a los de mi especie por juntarme con él? No, en definitiva, no es así. Así como los humanos tienen a la policía  nosotros tenemos a Serguéi y a otros que han seguido sus enseñanzas; muchos como yo lo respetamos y lo ayudamos en su labor. Siempre hay buscapleitos que intenta romper el delicado equilibrio que hemos construido; los sobrenaturales como yo sabemos que necesitamos de los humanos y por ello, solo tomamos de ellos más que lo necesario.

— ¿Vas a beberte toda la botella sola mi linda Zetwal?—dijo Sergúei sentándose en un banco cercano al mío, enfrente de la barra.

—Tardaste mucho, cariño— dijo inclinándome hacia él para rodearlo con mis brazos. Adoraba sentir la calidez de su cuerpo y oír como su pulso se agitaba ante mi presencia. Mi cuerpo carece de calidez por eso siempre ansió el calor de su cuerpo junto al mío.

—Vamos Zetwal, cualquiera que nos viera pensaría mal de mí. — dijo despegándome suavemente de él. —Van a creer que soy un viejo rabo verde tratando de conquistar a una jovencita. — Él sujeto mi barbilla y depositó un beso en mi mejilla.

—En todo caso, tú eres el jovencito aquí…—dije y giré mi rostro para encontrarme con sus labios. Amaba sentir sus labios sobre los míos y su barba grisácea picándome el rostro.

Siempre era así, se mostraba esquivo al principio y al final, terminaba cediendo a lo que yo le pidiera; así era desde que lo conocí en su juventud. Ahora era un hombre maduro, de tez clara y complexión musculosa, de cabellos grisáceos atados en una descuidada coleta; así es mi Sergúei.

Al poco tiempo se separó de mí cuando mordí un poco su lengua con mis dientes y saboree una gotita de su sangre.

—Siempre haces lo mismo— dijo fingiendo enojo y puso sus dedos encima de sus labios.

—Es que “podría vivir solo con una gotita de tu sangre”— dije mirándolo con deseo; citando una frase de uno de mis libros favoritos*.

—Zetwal—pronunció mi nombre y esquivó mi mirada apenado. —Sabes que no podemos…

—Lo sé— dije girándome para beber la copa de vino que tenía servida frente a mí. —Eres más fiel a tus principios que a mí pero qué le hacemos. Además, yo me veo mejor que tus principios  y también te hago sentir mejor…

—Vamos, Zetwal. Si sigues así, no puedo hablarte del asunto que me trae hoy aquí— dijo él apenado y pidió una copa para servirse de la botella de vino que tenía enfrente.

—Cuándo será el día en qué no me buscarás por trabajo—resoplé levantando los cabellos de mi flequillo.

—Hey— dijo él colocando su mano sobre la mía— Sabes que no solo te buscó por trabajo, también cuando tú…

—Cuando quiero una noche desenfrenada de sexo, si también eres muy bueno para eso —terminé su frase con una risita.

— ¡Zetwal!—me llamó por mi nombre para hacerme callar y miró preocupado a todos lados para saber si alguien me había escuchado. Esta noche el bar estaba inusualmente vacío y los cantineros estaban ocupados mirando el televisor, así que nadie nos escuchó. Sergúei era bastante reservado para algunos temas, en especial los que tenían que ver con su vida personal, nadie creería luego de verlo pelear que el fiero cazador tenía problemas para hablar abiertamente de esos temas, pero así era. Tan opuesto de su profesión y su vida personal, que parecía que dos personas ocupaban ese cuerpo tan atractivo con el que había retozado algunas noches. 

—Bien, bien háblame de tu asunto— dije restándole importancia a su enojo. — ¿En qué puedo serle útil, mi señor?




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