Tres semanas después de aquel accidente que no había salido a la luz. Chifuyu Matsuno, subcapitán de la primera división, no sabía como se había metido en esa situación, peleó con uñas y dientes, pero aquellos chicos tenían barrotes de hierro, con los cuales le abrieron una herida en la frente. Después de dejarlo totalmente ensangrentado, esos chicos se habían ido, gritando “Bluser por siempre”. Cuando llegó a la reunión con su grupo en el templo Musashi, todo el mundo se quedó completamente callado, el primero en acercarse a él fue Takemichi Hanagaki, renombrado por Mikey como Takemicchi y uno de sus amigos más cercanos. Él lo ayudó a caminar hasta llegar frente a Sano Manjiro, mejor conocido como Mikey, comandante de la Tokyo Manji Gang, o conocida por todos como la ToMan.
—¿Qué te pasó? —le había preguntado Takemicchi mientras lo ayudaba a sentarse.
—Unas personas armadas me atacaron por sorpresa —aclaró, mientras que su amigo le pasaba un pañuelo por el rostro para poder limpiar la sangre—. Parece que pertenecían a un grupo llamado “Bluser” —aclaró mirando a Mikey, quien estaba totalmente serio—, nunca antes había visto esos uniformes, parecían ser nuevos.
—¿Eso es una declaración de guerra? —preguntó uno joven de cabello melocotón, que tenía una constante sonrisa, su nombre era Nahoya Kawata, mejor conocido como Smiley—. Porque eso será divertido —comentó.
—Lo importante es que estás bien —dijo otro chico, de cabello color turquesa brillante, que era idéntico a Smiley, excepto por su expresión, que era el de un gruñido constante con una vena sobresaltado en su mejilla izquierda. Debido a esas características, Souya Kawata, hermano gemelo menor de Nahoya, era conocido como Angry.
Para Mikey, todo eso le resultaba sospechoso y no solo le pasa a él. Ken Ryuguji, el vice-comandante de ToMan, conocido por todos como Draken, también le resultaba extraño la situación. En primer lugar, nunca habían escuchado de un grupo llamado “Bluser”, siguiendo esa línea de pensamiento, si esa pandilla se había creado hace poco no tenía sentido que atacaran de forma repentina. Pero a diferencia de ellos, todos los capitanes de la primera hasta la quinta división, llegaron a la misma conclusión «Son unos cobardes intentando jugar a ser pandilleros»
—Bien, alguien nos declaró la guerra. Así que tenemos que responder —comentó Mikey naturalmente—. Esos Bluser o lo que sea, no saben con quienes se metieron, ¿Verdad, chicos? —preguntó a todos los miembros quienes empezaron a gritar “ToMan” como respuesta.
Por otro lado, un chico estaba arreglando las cosas de su mochila, era su último año en la secundaria y quería poder hacer las cosas bien, y para eso quería aprobar todas sus materias.
—Yo me iré primero, te espero en el puesto de flores —dijo como si nada, su amigo Tenji, mientras lo tomaba del hombro—. Procura limpiar bien el salón, porque la última vez te llamaron la atención, no seas imbécil —pidió. Tenji Sentsu, era un joven alto, de cabello pelirrojo teñido, largo y lacio, tiene trenzado el costado derecho de su cabello creando la ilusión de que lo tiene rapado. Una característica muy llamativa de Tenji era que cada vez que abría la boca, mínimamente un insulto decía. Al principio a muchos le parecía grosero, y con el tiempo Tenji aprendió a controlarse solo frente a personas mayores y niños, con sus amigos y algunos familiares de confianza, era otra historia.
—No te preocupes, estaré bien, daré mi mayor esfuerzo para que no me llamen la atención de nuevo, lo juro Tensu —aseguró, mientras sentía como su amigo le revolvía el cabello en un gesto amistoso. “Tensu” era un apodo de cariño que había conseguido una noche que él y todos sus amigos jugaron a las cartas.
—Nos vemos imbécil —dijo, antes de irse del salón.
Él se quedó completamente callado, y sin pensarlo sacó sus auriculares del bolsillo de su camisa, para poder escuchar música, porque tenía la creencia de que si escuchaba música mientras limpiaba, iba a terminar más rápido y mejor, aunque esta técnica solo había funcionado en su hogar. Pasó el tiempo, y a pesar de que se esforzó barriendo el salón, sus compañeras se enojaron porque tardaba tanto, que terminaron echándolo a patas.
Con su mochila en mano, se fue a buscar su bicicleta en el estacionamiento del colegio. Mientras caminaba podía ver las miradas de terror que tenían muchos de los alumnos que se quedaban después del colegio, por algún motivo. «Seguro se enteraron» pensó con molestia, mientras arrugaba el entrecejo. Le molestaba el hecho de saber que era cuestión de días para qué se crearán nuevos rumores en su contra.
Cuando llegó al estacionamiento, se subió a su bici para poder acercarse a su mejor amigo, quien estaba doblando la esquina de una heladería. Después de recibir muchos regaños, él solo lo invitó a comer a su casa, pero un mensaje les había llegado, y en ese mensaje solo decía “tengo noticias”, cosa que hizo aparecer una mueca de molestia en su rostro.
—Vamos Hiro, no te pongas así, pueden ser cosas buenas, aunque conociendo a esos idiotas —comentó Tenji, mientras se ataba el pelo, sabiendo lo que iba a ocurrir.
—Esto nunca es bueno —aclaró guardando su teléfono. Busco el casco de su bici, y se lo colocó dejando sorprendido a su amigo—. Me preparo para lo que viene —aseguró, y de forma inmediata, ambos empezaron a pedalear cada vez más rápido, llegando a una velocidad prudente para llegar a “el lugar”.