—Está bien —contestó alejándose de Mikey, mientras caminaba pasando por su lado.
—Tienes que hablarlo aquí, frente a todos, si no tienes inconvenientes —Hiro solo se hundió de hombros, mientras tomaba asiento en la orilla de uno de los escalones del templo. Aunque no pareciera, él estaba cansado. Justo en el momento en que los atacaron supo que ToMan no era el enemigo, y sin embargo, todo lo estaba molestando y lo que menos quería era ser grosero por su malhumor.
—La verdad es que será un problema para tu compañero, que para mí —aclaró, y luego se giró a Chifuyu—. Lamento ser molesto, pero quiero que me repitas el ataque que tuviste —pidió con una voz calmada. Chifuyu lo miró entrecerrando los ojos, intentando buscar alguna segunda intención en Hiro, aunque no encontró nada, tomó asiento a su lado para hablar tranquilamente.
—¿Por qué quieres escucharlo de nuevo? —preguntó Takemicchi poniéndose al frente, provocando que Hiro solo le diera una media sonrisa, algo cansada.
—Verás, yo conozco a todos los miembros de mi pandilla, y sé que es molesto, pero necesito detalles, desde el color de pelo hasta cualquier detalle patético e insignificante —aclaró—. Mis capitanes también suelen reconocer a cualquier chico que pertenezca a Bluser, solo por eso —Chifuyu solo lo miró extrañado, y le relato lo mismo que había dicho antes. Que él estaba caminando, y en un momento aparecieron unos chicos de la nada, con palos—. ¿Pudiste verles la cara? —preguntó. Esa pregunta lo tomó por sorpresa, intento hacer memoria y aunque lo que más recordaba era el dolor por los golpes, la imagen de un rostro llegó a su mente
—Sí, uno tenía una mancha extraña en el rostro —aclaró.
—¿Cuántos eran? —preguntó de nuevo. Y Chifuyu volvió a quedarse callado, intentando recordar la paliza con mayor claridad. Recordaba que lo habían derribado y que varias cabezas se acercaron a él.
—Más de cinco —aclaró Chifuyu mientras seguía relatando. Cuando terminó, Hiro sonrió.
—Gracias, acabas de reducir al cincuenta por ciento mi investigación —comentó con una sonrisa aliviada, tanto así que le daba cierta característica infantil, que dejó a Draken mirándolo por unos segundos.
—¿En serio? —preguntó incrédulo Chifuyu. Mientras Hiro le sonreía y contestaba, no se había dado cuenta de que Mikey se había acercado por detrás, y sin ninguna consideración tomó del cuello de su camisa para ver el moretón evidente que se veía.
—¿Qué mierda haces? —le preguntó. Algo que a Hiro le dejaba sorprendido era la capacidad de Mikey de caminar y acercarse sin que él lo pudiera detectar.
—¿Qué te pasó? —preguntó Mikey ignorando la mirada molesta de Hiro. A los ojos agudos de Mikey, le había llamado la atención una pequeña mancha morada cortada por su ropa.
—Me atacaron, como siempre. Pero eso no importa, sabes deberías tener más cuidado —aseguro Hiro alejándose de Mikey—. Se dice que si alguien no puede ganar por los puños, sacan armas para superarte —aclaró, acomodando su ropa—. Bien, lamento haberte molestado, me retiro —comentó, alejándose del grupo.
—Espera, tengo que decirte algo —habló Mikey mientras ambos se alejaban del lugar.
Todos los miembros de ToMan se quedaron callados, pensando en lo que ese chico había dicho, la mitad de ellos no podía creer que un chico así sea parte de una pandilla, la otra mitad no entendía como podía ser tan descarado como para ir hasta allí. Y los capitanes solo se quedaron con sus últimas palabras: “acabas de reducir al cincuenta por ciento la investigación”. Pah-chin era el que menos entendía lo que sucedía, mientras que Takemicchi se quedaba pensando en una cuestión que sólo a él le había llamado la atención ¿Qué tan fuerte tiene que ser alguien, como para que lo ataquen por sorpresa y con armas?
—Ese chico es extraño —comentó de nuevo Draken, pensando en voz alta.
—Lo es, por eso es interesante y me agrada —dijo Mikey sorprendiendo a todos sus capitanes. Cuando los miembros de ToMan se estaban despidiendo, un chico había aparecido chocando directamente con Pah-chin.
—¿Qué mierda? —preguntó irritado mirando a…