Cuando Hiro se había ido, Tensu se quedó ayudando a todos los demás, junto con Mimi, quien junto con su equipo estaba limpiando las heridas de los chicos, desinfectando los cortes y vendando a los que tenían las heridas abiertas. Mimi era muy apasionado por los cuidados, siempre le importaba mucho el bienestar de todos a su alrededor, y por eso tenía en la mira la facultad de medicina en cualquier universidad, desde que había conocido a Hiro le había dejado en claro que no pelearía a menos que sea por algo grande, y cuando él le aclaró que no sería una pandilla de ataque, sino de defensa, le encantó aún más. Desde siempre ha estado agradecido con Hiro por eso.
—Tensu, ya tienes que irte a casa —comentó Mimi seriamente, mientras terminaba de vendar la pierna de un chico—. Este es el último, ya no te necesito. Y conociendo a Hiro, posiblemente debas ir a buscarlo.
—¿Tú también te diste cuenta? —preguntó el pelirrojo, mientras se ponía de pie. No era un misterio para los capitanes ese modo automático que tenía Hiro, cuando algo lo sobrepasaba de alguna manera, simplemente intentaba terminar con el problema lo más rápido posible. No era la primera vez que lo veían así, y aunque pareciera algo inofensivo, cuando se trataba de estar en medio de una pelea, podía llegar a ser peligroso.
—Si, además se está haciendo de noche y sabes como se pone en la oscuridad —aclaró Mimi mientras ayudaba a levantarse al último chico—. Te va a necesitar —dijo seriamente, mientras pasaba el brazo de aquel chico por su hombro.
—¿Estarás bien? —preguntó aún preocupado.
—Yo me encargo, de esto se trata mi división, ahora lárgate, que todos ya se fueron a casa —pidió mientras caminaba con su “paciente”.
Tensu sacó su teléfono, y vio la hora, ya eran las ocho de la noche, hace media hora se había ocultado el sol. Mientras caminaba, mandaba un mensaje a su mejor amigo, preguntando si se encontraba bien. Algo llamativo de Tensu era su increíble memoria que funcionaba puntualmente para recordar todo el recorrido desde la guardia hasta la calle central, para muchos era un laberinto casi indescifrable, que el mismo Tensu había creado junto con ayuda de algunos capitanes. Los novatos principalmente se perdían, por eso Hiro siempre dejaba a alguien más avanzado para que les enseñe el recorrido, pero con el tiempo, muchos novatos sabían que si seguían al subcomandante podrían llegar a la calle principal, y de ahí poder ubicarse. Por eso no era de extrañarse ver a Hiro y Tensu siendo seguidos por temerosos chicos a sus espaldas, asustados por creer que podían molestar a su comandante y al subcomandante.
«Todo se siente solitario» Pensó Tensu viendo a su alrededor. Debido al incidente, Dai había dicho que los de su división se encargaría de las rondas, que los novatos y todos los demás podían irse a casa temprano, porque no querían más accidentes. El camino para salir de “El laberinto de la serpiente” siempre fue complicado de seguir, y el nombre no era el más alentador de todos. Tensu aún recordaba cómo había nacido ese nombre, fue en los inicios de Bluser, Hiro había dicho ese nombre cuando Tensu le mostró los planos de la ciudad con las rutas de callejones marcadas, con la esperanza de que su comandante se aprendiera todos los caminos, aunque al final Hiro término un poco confundido ese día, pero el nombre que pronunció se hizo eco en la Bluser y al final quedó como nombre oficial.
Cuando Hiro se había ido, Tensu sabía exactamente dónde estaba, o al menos a donde se iba a ir. No estaba seguro de en donde se reunía la ToMan, y se lamentó de no haberle preguntado a Hachi, el único capaz de conocer semejante información, pero con tantas cosas que hacer, se le había olvidado. Antes de salir del laberinto de la serpiente, se sacó su uniforme, y lo guardó en la mochila del colegio que cargaba en su hombro derecho, y así continuó con su camino.
«Tengo que ser cuidadoso» pensó mientras salía de su territorio, y se encaminaba al territorio de ToMan, primero le mandó un mensaje de voz a Hachi preguntando si sabía donde se reunía ToMan, pero lo que recibió fue un mensaje de Hiro diciendo dos cosas; la primera era que Tanaki Len y otras cuatro o cinco personas, estaban involucrados en la pelea contra el chico Chifuyu, y la segunda era que estaba perdido y por eso le mandaba su ubicación. Sonrío al saber que su amigo se había perdido, y cuando envió el mensaje que decía “ya voy”, escuchó un crujido. Y la voz de alguien familiar llegó a sus oídos.
Con cuidado tomó su mochila, guardó su teléfono en el bolsillo y se quedó al lado de un basurero, intentando escuchar el eco de una conversación que rebota por las paredes de ese estrecho callejón, al lado de una tienda que vendía pescado. Lamentablemente las voces no se podían distinguir, así que movido por la curiosidad, se asomó a la esquina para intentar reconocer a alguien.
Lo que vio lo dejó completamente en shock. Un sujeto estaba de espaldas y tenía el uniforme de Bluser, hasta ahí no le habría llamado tanto la atención, pero al ver la capucha su respiración se había cortado.«Un capitán» pensó sorprendido al darse cuenta de que podría estar viendo al traidor «Uno de mis amigos más cercanos está traicionando a Bluser» pensó sin creérselo. Intentó concentrarse lo mejor que pudo, pero lo único que pudo escuchar fue un “Alto Kisaki”, porque inmediatamente después sonó una alarma que le avisaba que era hora de ir a bañarse, la única que tenía activada todos los días.
El sonido fue tan fuerte, que antes de poder pensar en otra cosa, abrió la tapa del basurero y se metió en él, rogando por no ser descubierto. El olor nauseabundo de los restos de pescado casi lo hicieron vomitar, pero la adrenalina de ser descubierto provocó que se centrara solo en el sonido de aquel traidor. Muchas veces se vio tentado a levantar la tapa y ver al traidor cara a cara, pero estaba en una superficie blanca y eso era una desventaja en una pelea mano a mano, sin mencionar que no estaba seguro de que no tuviera algún arma para atacar.