Mikey estaba desayunando con Takemicchi y su mejor amigo Draken, para el primero, le resultaba muy extraño ver como Draken peinaba a Mikey encargándose de que su cabello quedara bien atado. Pero todos esos pensamientos quedaron desviados, cuando llegaron los demás capitanes y algunos subcapitán de ToMan, y Mikey les aviso que harían una visita al territorio de los Dragones Negros.
—¿Por qué? —preguntó Takemicchi, él a diferencia de todos sus compañeros, estaba extremadamente asustado.
—Por lo que dijo Hiro —explicó como si diera por sentado todo, a excepción de Draken, Mitsuya y Chifuyu, todos los demás estaban confundidos—. Él había dicho que invadieron su territorio, y fueron los Dragones Negros —aclaró.
—Pero eso no sería más peligroso —preguntó uno de los subcapitanes, en este caso, se trataba de Hakkai Shiba, uno de los subcapitanes de la segunda división. El primero en notar su incomodidad fue Mitsuya, quien se tragó sus preguntas porque Mikey había sido más rápido.
—No tienes que preocuparte, Hakkai. Tú antes eras miembro de ellos ¿No? —preguntó con una sonrisa tranquilizadora, que no llegó al mencionado. Pero esa declaración, había dejado sorprendidos a todos los demás miembros.
Hakkai Shiba, era el que más problemas tenía con ir al territorio de los Dragones Negros, porque el comandante de aquella pandilla era su hermano mayor Taiju Shiba. Un hombre abusivo, cruel e increíblemente violento, alto y fuerte, de un brillante color azul y blanco, extremadamente religioso, una de sus más grandes cualidades era la capacidad que tenía de sobrepasar a cualquiera. Él había sido quien, una vez tomando el mando de la décima generación de los Dragones Negros, los reformulo para conseguir una fuerza militar extremadamente poderosa y temida; el orden con el que mandaba a todos, solo era una pequeña parte de sus habilidades, pero con la pandilla totalmente recreada, era conocido por las calles, que vendían su fuerza brutal a los grandes empresarios que necesitaban ciertos favores, que permitían que toda esa organización se mantuviera en pie. Pero Hakkai lo reconocía más, por su inestable, irracional y violento comportamiento en su casa.
Realmente los Dragones Negros, no siempre fueron así de abusivos, durante la primera generación tenían ética y valores impecables, gracias a su comandante. Pero una vez este comandante se había retirado, los siguientes fueron retorciendo cada vez más los valores de esa pandilla, y lo convirtieron en lo que es.
Por esa razón, era que tanto Takemicchi como Hakkai estaban completamente temerosos, mientras caminaban por las calles del territorio de los Dragones negros, justo detrás de Mikey y los capitanes más fuertes. Mikey tenía en mente otras cosas, aún recordaba las palabras que había tenido con Hiro, todas esas suposiciones y teorías que podrían parecer absurdas para cualquiera que no entendiera de pandillas. Pero lo que también recordaba y le resultaba extraño recordar, era esa sonrisa cansada que le había dado antes de despedirse.
—Mire nada más, el traidor salió del nido de ratas —habló una voz a sus espaldas, que logró hacer temblar a Hakkai. Seishu Inui, un joven de cabello claro y con una enorme mancha en el rostro, capitán de los Dragones Negros, bajo su mando estaba un grupo de incontable y salvajes miembros—. Y veo que trajiste unos sacrificios para tu hermano. Aun así no creo que puedas salir ileso de la paliza que mereces por despreciar a los Dragones Negros —sus ojos solo estaban concentrados en Hakkai, porque era consciente del cobarde que siempre había sido. Todo el ambiente tenso y serio que se había creado, fue interrumpido por Mikey.
—¿Sacrificio? —preguntó, poniéndose al frente—. Así los llamaron la pandilla de Bluser cuando intentaron apoderarse de su territorio ¿No? —El silencio reinó ante esa declaración. Seishu se quedó completamente callado, indignado y enojado por semejantes palabras—. Ah claro, no solo ellos ganaron, sino que también los arrojaron como basura —y ante esa frase, Seishu no dudó en ceder a sus instintos e intentar golpear a Mikey, pero el que contestó fue Draken, quien aprovechando su altura le dio un rodillazo en el estómago antes de que su puño se pudiera acercar a Mikey.
—Muestra más respeto al comandante de ToMan, la pandilla más poderosa de Tokio —dijo indiferente, mientras el sol iluminaba la parte rapada de su cabeza en donde podía verse su característico tatuaje de dragón, justo en su sien izquierda.
Pero esa agresión no fue pasado por alto, y en poco tiempo, un grupo medianamente grande, de veinte personas todos con el característico uniforme de los Dragones Negros llego, listo para pelear contra aquellos lo suficientemente ingenuos como para entrar a su territorio.
La pelea resultaba de cierta manera emocionante para Mikey, quien con solo una patada lograba derribar a todos sus oponentes, y dejarlos totalmente noqueados. Luego estaba Draken quien peleaba con los puños, mostrando su increíble fuerza partiéndole la nariz a un chico que intentó hacerle frente. Por otro lado, Hakkai había ido en rescate de Takemicchi quien se encontraba siendo golpeado repetidamente en su rostro por un chico alto, cuando llegó de un solo golpe lo había dejado pegado a la pared.
—Gracias —dijo el rubio falso, mientras se ponía en posición de guardia para volver a pelear contra cualquiera.
Angry y Smiley eran un dúo impresionante, ambos hermanos se mostraban en una coordinación que era envidiada por muchos miembros de su pandilla. Y aun así, hablaban entre ellos de cosas triviales.