Sus palabras fueron claras, ni siquiera tuvo que gritar para que retumbaran en el interior de los oídos de todos. Todos los miembros que se encontraban frente a Hiro, miraban sorprendidos y aturdidos por las palabras, pero no solo los miembros, sino también los capitanes que se habían compartido miradas confusas por las palabras de su comandante. Hiro solo se quedó en silencio, mientras que Tensu tomaba la palabra.
—Así como ha mencionado Hiro —comenzó, mientras poco a poco los demás miembros salían del shock—Hay razones para creer que hay un traidor entre nosotros —dijo mientras acomodaba su cabello rojo sobre su hombro.
—Y ese traidor, está aquí ahora mismo—volvió a hablar Hiro—Tienen que tener cuidado, abran los ojos y fíjense a su alrededor—comentó. Y de forma inmediata empezaron a escucharse los murmullos—¿Quién ha estado actuando diferente? ¿De quién tienen sospechas, chicos? Todo eso es importante, y cualquier cosa les pido que vengan personalmente a verme—pidió con una tranquilidad que inquietaba a todos—Ahora bien—habló, y todos volvieron a callarse—Solo quiero aclarar algo, ya que el traidor está escuchando todo lo que digo, y por eso seré directo, en el momento en que te encuentre, me aseguraré de que ruegues por la muerte—y con esas palabras, el rostro naturalmente animado de Hiro se oscureció, sus ojos café se quedaron completamente muertos, y el aura que lo rodeaba se sentía peligrosa—Ahora, pueden irse—comentó volviendo a la normalidad. No necesito repetir dos veces sus palabras, para que todos los miembros se fueran de forma ordenada. Cuando se quedaron completamente solos, los capitanes no sabían qué decirle a su comandante.
Para todos los capitanes, Hiro siempre había buscado la prudencia, aunque siempre evitaba las peleas por ciertas razones, nunca había querido alborotar a las personas a su alrededor. Pero ante esa extraña y sorpresiva declaración, simplemente las palabras no podían salir. Hiro por otro lado, estaba mirando fijamente a sus capitanes, esperaba una reacción por parte de cualquiera, pero el primero en despertar fue Tensu, quien no dudó en darle un golpe en la cabeza a Hiro.
—¿Qué clase de imbécil tienes que ser para soltar algo tan fuerte de forma tan repentina?—preguntó totalmente enojado—Tienes que soltarlo de otra manera, idiota.
—Es que no quería pensar demasiado en eso, solo quise terminar lo más rápido posible—al ver como Tensu había tratado a Hiro, les hizo recordar a todos, que era su amigo, y no alguien a quien temerle.
—Hiro en serio ¿Acaso estás loco?—preguntó Dai fingiendo enojo.
—Lo siento, me dejé llevar por el momento—aclaró Hiro, con una sonrisa apenada—Pero ahora, hablando en serio. Chicos, quiero que sean honestos conmigo—pidió poniendo su rostro lo más serio posible, llamando la atención de todos sus amigos—¿Quién de ustedes conoce a alguien llamado Kisaki?—preguntó, y solo uno de sus capitanes dio un paso al frente.
El silencio volvió a reinar de nuevo, Hiro y ese capitán se miraban fijamente, y entonces Jun bajo la mirada, avergonzado y triste por lo que significaba aquella revelación. Todos lo miraban entre sorprendidos, y preocupados.
—Jun, por favor—dijo Hiro, dando unos pasos al frente—¿Dime cómo quieres morir?—preguntó, y Jun se puso de rodillas.
—Lo siento, merezco lo que me hagas Hiro—dijo con la voz tan desesperada—Pero por favor, salva a mi familia—pidió con los ojos empañados de lágrimas, sintiendo las ganas de sacar toda ese horrible pesar que llevaba varios días cargando. Hiro se puso a su altura, y sin dudarlo lo abrazó, provocando que se conmoviera tanto que empezó a llorar en su hombro—Por favor, te lo pido, por favor—le rogaba, mientras sentía la mano de Hiro en su nuca.
—Yo me encargaré de protegerlos—aclaró. Y justo en ese momento, un mensaje le llegó a Jun, que aclaraba que él se abstendría de las consecuencias. Hiro es quien se levanta, y mira a Dai—Nosotros dos iremos, Mimi hazte cargo de Jun, Tensu, Homi y Hashi ya saben que hacer—aclaró y Dai asintió mientras seguía a su comandante.
Si había algo que Hiro apreciaba mucho, era conocer a sus capitanes desde hace cinco años, incluso a sus familias. Kanaye Shion y su mamá estaban pasando por una pescadería como todos los días en que la niña tenía clases, donde siempre le compran un caramelo masticable a un señor muy anciano, pasaban al frente de un callejón y luego doblaban a la derecha para poder llegar al camino que conduce a su casa. Y justo detrás de un basurero, dentro de ese mismo callejón, se encontraba un hombre llamado Masataka Kiyomizu, conocido como Kiyomasa, justo con un hombre llamado Osanai Nobutaka, ambos estaban esperando el momento para atacar a ambas mujeres, después de recibir la orden. Pero justo cuando estaban pasando, un fuerte golpe que proviene desde sus espaldas, provoca que ambas cabezas choquen violentamente contra la superficie metálica del basurero verde.
Cuando Osanai y Kiyomasa se giran, enojados y determinados a matar al que los interrumpió. Se encuentra con Dai, quien solo les muestra una sonrisa retorcida, mientras suena sus nudillos, por otro lado, Hiro, quien tenía el rostro oculto por una capucha y un barbijo negro con un cierre blanco, con guantes negros en sus manos que simplemente tiene escrito la palabra nada. El comandante no se mete, a petición de su capitán, quien estaba con unas inmensas ganas de atormentar a las personas que molestaron a su mejor amigo.
Lo primero que hace Dai, es estrellar la cabeza de Osanai contra el basurero causando una abolladura en la superficie, mientras que a Kiyomasa le rompe los dientes de una piña, enojado empieza repetir el mismo proceso a una velocidad constante hasta que su zapatilla negra y su mano desnuda, empiezan a salpicar sangre. De pronto un sonido llama la atención, rompiendo el ambiente sanguinario del castigo, porque llamarlo pelea sería exagerar. Hiro detiene a Dai, y se acerca al cuerpo desmayado de Kiyomasa, y toma el teléfono descartable que tenía una llamada entrante, sin dudarlo contestó.