Están Aquí

Capitulo 3

Detesto estar en esta casa tanto como también detesto a los que llegaron a ella para cambiarnos la vida, la casa donde están todos nuestros recuerdos, donde recuerdo a mi madre a la abuela, donde crecí la misma casa que evitan todas las personas que viven cercas, ya nadie nos visita, a nadie le gusta estar en una casa en donde se escuchan pasos, la casa en la cual alguien se ríe de ti si por alguna razón te encuentras solo por algún momento, en el baño de abajo donde entraban las visitas se escucha permanentemente la respiración de una mujer, desde lo que paso con mi primo desde que vino la policía algunos vecinos dejaron de hablarnos y los entiendo yo habría hecho lo mismo, cada vez que regreso de la escuela paso por la tienda de mi primo, me pregunta que si ya hay alguien en casa, si ,le digo que no, no me deja venir sola, me prepara algo de comer y espero a mi padre o a mi hermana.

Las únicas personas que se atreven a entrar a mi casa son don Agustín y la madre, le conté a la madre lo que en alguna ocasión ocurrió en mi cuarto y note que comenzó a trabajar y orar por toda la casa, pero cuando termino se concentró en solo mi habitación y rezo mucho, mucho tiempo ahí dentro, en cierto momento incluso llamo a don Agustín para que entrara también y es que unos minutos después de que comenzara con el ritual algo comenzó a molestarla, según me conto don Agustín que mientras la madre oraba de rodillas junto a la ventana se escuchó que algo caía en el techo el prosiguió acostumbrado a escuchar incluso cosas peores en la casa pero lo que sea que allá caído comenzó a rasguñar , se escuchaba como si se arrastraran y fueran rasguñando sobre el techo hasta llegar a la esquina del cuarto sobre mi closet la opuesta a donde se encontraba ella , escucho la puerta abrirse lentamente y sin detener su oración volteo pero no podía mirar nada, a pesar de que sentía una mirada muy fuerte que se le clavaba desde la oscuridad del armario, estos entes solo se pueden mirar de reojo y a veces en las ventanas o en los espejos pero también hay veces en las cuales podemos mirarlos casi de frente, la madre tomo mi espejo vertical y lo coloco en la esquina de mi cuarto justo de frente en las puertas de mi armario y continuo su oración de frente al el para ver lo que pasaba, en la oscuridad se comenzó a formar una figura como acercándose preparándose para salir, los minutos pasaban y ella pensaba que solo se trataba de su imaginación jugándole una mala pasada se colocó  entonces  frente a la ventana y la abrió hacia afuera unos cuantos centímetros lo suficiente para que reflejara justo hacia la puerta del closet apena y la coloco, vio salir de el a una enorme mujer con bastón flotando con cabello gris y revuelto  dirigiéndose al pasillo tan rápido que no tuvo tiempo de verle la cara fue cuando le hablo a don Agustín él nos contó todo lo que la madre vio, a mi ella solo me dijo que era preferible que me fuera a dormir a la habitación que pertenecía a la abuela, ese ente, esa mujer enorme fue el tercer espíritu en llegar , ella solo está en el segundo piso y en mi cuarto podemos reconocer fácilmente el sonido de su bastón cuando da cada golpe en el piso y su respiración profunda cuando cerramos las puertas en la noche y ella camina por el pasillo, a veces es tan fácil olvidarse de todo pensar que todo es como antes, recuerdo un día particularmente lindo que tuve con mis compañeros y es que después de lo que paso con mi madre me había costado mucho convivir incluso un poco antes una de mis mejores amigas se había mudado de la ciudad, ese día que les comento mis amigos me tenían una sorpresa al salir de clases, de hecho ese mismo día salimos de clases antes, todos se habían puesto de acuerdo y de pronto no sé de dónde salió mi amiga convivimos todos juntos y fue algo espectacular, al llegar a casa entre a mi cuarto y me recosté, eran tantas emociones que sentía al mismo tiempo, me quede dormida y soñé, soñé con mis amigos , con las últimas vacaciones que habíamos hecho en familia años atrás y de repente ese risa otra vez esa terrorífica risa que parecía meterse a mis sueños para decirme que no, que nada estaba bien que mi madre ya no estaba que ni mi padre ni mi hermana y ni yo éramos los mismos, que nos dañaron entonces quise abrir los ojos y lo que vi no sé si fue aun entre sueños fue a esa mujer enorme flotando justo sobre mí, justo sobre mi cama, estirando mis brazos hacia a mí y gritando, pude ver su cara, su expresión sus ojos negros vacíos, recuerdo que corrí salí corriendo de mi casa hasta la tienda de mi primo para esperar a que llegara mi hermana, cuando llego fuimos a la casa a mi cuarto, fui por mi celular y vi mensajes y llamadas perdidas de mis amigos invitándome a una velada en casa de una amiga, llegue a la casa de mi amiga y todo iba genial hasta que llegaron ahí también, hasta que de pronto vi mirándome desde afuera de la ventana a esa niña con cara de anciana sonriéndome, vistiendo con el vestido de mi hermana, eso causo en mi un pánico enorme pero fingí que nada pasaba fingí que todo estaba bien que no la estaba viendo, entonces me di cuenta de que no importa a donde vallamos ellos nos van a seguir semanas después una tarde en la cual comía con mi primo en su tienda esperando a que pasara mi padre o mi hermana  recibí una llamada  de un chico, un chico de la escuela hablándome en un tono inusualmente serio en él, un chico de otro salón que no está enterado de todo lo que ocurrió últimamente conmigo excepto lo de mi madre, estas en una tienda de un familiar tuyo, me pregunto y le respondí que sí, no jodas escuche que dijo del otro lado del celular después de un largo silencio después continuo con un tono sumamente nervioso, no te vayas a asustar enserio, unos amigos y yo estábamos jugando a la ouija, solo bromeábamos como siempre, pero pronto fue como si en verdad estuviéramos hablando con alguien y eso te menciono y nos dijo dónde estabas justo ahora y dijo que, que le gusta vivir en tu casa.




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