Estar contigo

CAPITULO 9

Narrador omnisciente.

 

En los juzgados de la misma ciudad.

—Juez Robert Morrison, un placer hablar con usted —dijo el canoso Pedro López entrando al despacho de su nuevo amigo.

Pedro López, nuevo Director ejecutivo de «Construcciones Levis S.A.» una mala hierba a la que todos adoran.

—¿A qué se debe esta visita? —Sonríe falsamente el hombre con toga. Despacio se levantó de la cómoda silla en la que se sentaba y a continuación cerró la puerta con la llave.

—Quedamos en que no vendrías a verme, es arriesgado. —Gruñe.

—Y también quedamos querido amigo en qué Mike Levis iría a la cárcel por un tiempo y no has cumplido —respondió molesto Pedro.

—Podría haber entrado si esa abogada, Miller, no se hubiese hecho cargo, adquirió su tutela hasta el día de hoy —habla tranquilo, volviendo a su silla—. Es por ley, que si se hace cargo, no podemos hacer nada.

—Pues si solo es hasta hoy, que vaya a partir de mañana a la cárcel. ¿Condenarlo a unos meses de prisión no será tan difícil, no? —planea—. Los socios están nerviosos.

—Necesito que haga algo para encerrarlo, tiene una buena abogada, en el acuerdo no se dijo que estaría protegido. —Se queja.

—No sabía que lo estaba, nadie lo sabía, pero solucionaré el problema, seguro que ella también tiene un precio.

—En eso te equivocas, López, ella no es corrupta ni le hace falta el dinero, es de buena familia, si lo intentas causarás problemas. No queremos eso.

—Algo debemos de hacer, pensaré cómo quitarla del medio, entre tanto haz lo posible por encerrarlo, si no buscaremos opciones.

—Lo haré, ahora tengo trabajo —dijo levantándose y abriendo la puerta del despacho.

—Nos vemos pronto juez Morrison —amenaza.

—Nos vemos —contesta cerrando la puerta de nuevo con llave.

 

NOELIA.

 

Un agradable olor a café me despierta junto al ruido de trastos, imagino que en la cocina.

Descalza llego al origen de este buen olor, donde observo que hay mucha comida.

Levis está de espaldas sin camiseta solo con unos jogger grises.

Tiene un cuerpo de escándalo, nalgas prietas y espalda ancha más que bien formada, para no ir al gimnasio tiene el porte de una escultura griega.

—¡Buenos días! —exclamo mirando al hombre que tengo en la cocina. Levis se voltea y esboza una bonita sonrisa, al menos hoy parece muy sincera, se le ve bien.

—Hola «bella durmiente», pensaba que no despertarías, nunca mi estómago muere de hambre.

—Levis, ¿me esperabas para desayunar? —Hago una mueca. Siempre soy yo la que se levanta antes, me sorprende que sea él el que deba esperarme.

—Claro que sí, si Dios quiere hoy cuando salgamos del juzgado, cada uno irá para su lado, por lo tanto, vamos a desayunar como dos personas civilizadas y vamos a despedirnos en buenos términos, ¿te parece? —Se acerca.

—¿Estás fumando la pipa de la paz conmigo, Levis? Vaya, ya no quieres guerra—. Río.

—Que yo sepa contigo nunca he estado en guerra, tampoco podría —responde pasándome un plato con huevos revueltos y pan tostado, tan sonriente que eso hace que mi estómago de un brinco.

En el desayuno Levis parece otra persona, está más calmado y menos a la defensiva. Es por eso que aprovecho para hablar con él e intentar entenderlo un poco, creo que en el fondo no es tan idiota, solo está tan dolido que no atiende a razones, no quiere personas cerca a las que cree que puede dañar.

El desayuno no es gran cosa, pero se nota que se ha esforzado, viniendo de él que es súper independiente, hacer algo por otro significa que se siente mal por el enfrentamiento de anoche.

Si no lo conociera, si fuera otro, diría que no eso es imposible.

Lo miro y siento un nudo en el estómago, antes deseaba que llegara este día para que me dejase vivir tranquila, ahora me doy cuenta de que su caos interno no me molesta, incluso se podría decir que hasta me entretiene. «Menos cuando tengo que salir corriendo tras él, eso no te gusta».

Mi conciencia me grita; «lo extrañarás».

Al llegar a los juzgados Alex me estaba esperando, le pedí que viniese para entregar una denuncia de otro caso a primera hora, así que quedamos en vernos.

Levis entra detrás de mí con las manos en los bolsillos.

¿Pero Noelia quién es este Adonis? —Susurra.

—Te presento a Mike Levis, Levis es mi asistente Alex. —Hago las presentaciones. Alex hace gestos con sus ojos graciosamente indicando que le gusta Levis.

—Dime que es gay Miller, por favor… —Intenta hablar en un susurro, aunque Levis se da cuenta y se ríe.

—Lo siento, no soy gay —dice estirando la mano—. Soy Mike Levis. —Sonríe.

—Encantado de conocerte, no pareces un ogro como decía Miller. —Me miran.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.