Estar contigo

CAPITULO 12


MIKE.

 

Escucho la sentencia de Morrison con el corazón en la mano, están diciendo que soy un peligro público, la rubia está que arde, sus ojos brillan y seguramente que es por la rabia, pensamos equivocadamente que esto iba a ser rápido.

En su mirada noto tristeza o lástima, justo lo que no quería que sintiera por mí, preferiría que me odiase a que sienta pena.

Dejé de escuchar lo que se hablaba hace un momento, después de oír que debía quedarme retenido. Me están dejando encerrado casi sin hacer nada.

Vuelvo a la conversación cuando Alex, el asistente de Millas toca mi hombro sonriente.

—En calidad de que responderá por el acusado, como abogada no podrá estar continuamente al cargo de sus actos. Letrada ya ha hecho bastante por su cliente, no se haga cargo de causas perdidas. —Dice Morrison burlándose en mi cara.

—No señoría, yo me haría cargo de su tutela todo este tiempo y mucho más tiempo sin ningún problema —escucho que lo dice un poco alterada.

—¿Y cómo puedo creer que usted hará eso letrada? —Pregunta arrogante.

En este momento lo que menos me interesa es que se meta en problemas por mi culpa, no me perdonaría que hiciera alguna estupidez, intento tocarla en el brazo para que se calme, pero Alex aparta disimuladamente mi mano. Quiere que la deje que prosiga.

—Porque no dejaría que mi prometido pasará la Navidad solo. —Explica dejándonos con la boca abierta —Como escucha señoría, el señor Levis es mi pareja por lo tanto yo me haré cargo todo este tiempo de su tutela. Tengo buena reputación y nunca he dado un problema fuera de esta sala.

No puede ser, ¿que hace? No me puedo creer lo que acaba de salir de su boca, ha dicho que somos ¿pareja?, ¿va a exponerse para que yo salga de aquí?.

Es capaz de sacrificar el honor de su palabra para qué no me encierren. Morrison seguro que intuye que es mentira, pero hoy haré lo que en su día me dejó las bolas azules, rezando porque no se repita.

Giro hacía su posición y acaricio su mejilla mirando a los hombres que están en la sala -ella me mira sorprendida por mi acción- entonces rozo sus labios con un pequeño beso de agradecimiento.

—¿Se puede saber qué es lo que haces?— pregunto volviendo a dejar un tierno beso sobre sus labios, pero molesto, no quiero que se arriesgue tanto.

—Lo que sea para no dejarte aquí. Y como me vuelvas a besar, juro que dejo que te encierren. —Sonríe falsamente.

—Gracias cariño —digo en voz alta para que los presentes me escuchen, abrazándola. 

Millas está tensa por mi abrazo, la tengo rodeada con mis brazos por lo que la gente murmura, será un milagro que esto no esté mañana en primera página de las revistas de corazón.

Llevo mucho tiempo sin verme con ninguna mujer, así que ahora correrá la voz, como corre el agua.

Las últimas noticias publicadas no eran demasiado amables conmigo, estás lo serán menos.

En qué se ha metido esta mujer, no entiende por mas que le diga que a todo a lo que me acerco lo daño.

—¡Orden en la sala! —Exclama Morrison. — Mike Levis queda al cargo de su abogada la letrada Noelia Millas, —da un golpe con el mazo al momento que habla —se levanta la sesión, letrados a mi despacho.

 

NOELIA.

 

—Mentir como testigo en un procedimiento judicial es un delito de falso testimonio recogido en el artículo 458 del Código Penal, que está castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años, ¿lo sabe la letrada? —pregunta muy molesto Morrison.

—¿Qué cree su señoría,? Soy abogada, no tengo porque mentir Levis para mi no es ninguna carga, —eso lo digo en serio— ahora es mi pareja, es más esta tarde partimos hacía mí casa, así que sin que le parezca una falta de respeto, redacten lo que necesiten que firme, porque debemos estar allí mañana para celebrar Nochebuena.

—Letrada, ¿Está segura de que conoce bien a su pareja? —pregunta el letrado Bennett.

—¿Qué insinuas Bennett? Conozco a mí pareja perfectamente y con ello el pesar que arrastra, lo que no entiendo es porque os molesta a vosotros, ¿que buscáis de él? —Esa pregunta hace que cambien el gesto de su cara— dejad a Levis en paz, o yo también jugaré sucio. —digo acercándome —y otra cosa Morrison… pensé que tu eras de los que jugaban limpio.

—Millas, no se que pasa por tu cabecita, pero solo hago que se cumpla la ley —dice cogiendo un folio para que lo firme. —su tono se ha vuelto más amable, firmo el folio y se lo devuelvo.

—Tú puedes creer lo que quieras Morris,—lo tuteo desafiando en el mismo tono amable. —yo solo creo lo que veo. —digo más que molesta.

—En una semana puedes pasar a recoger  lo que dicta la sentencia. —Gruñe.

—Estupendo, caballeros que tengan felices fiestas.

Salgo por la puerta iracunda, no se que se creen.. ¿que van  a engañarme? Tengo que hablar con Levis. 

 

MIKE.

 

No se como afrontar lo que está pasando a mi alrededor, la rubia ha salido en mi defensa con dientes y garras, se nota que es la mejor en su trabajo, pero se ha sentido bien que me defienda de esa manera y ni hablar de que diga que es mi pareja, sobre todo por ver la cara de pez globo que se le ha quedado al Juez, menudo idiota esta hecho.

Aquí estoy sentado y aislado, no me han dejado salir al pasillo, parece que he asesinado a alguien o algo peor, ya que los policías que me custodian me miran con desprecio, quiero pensar que es porque ven a Miller con muy buenos ojos, no por mis delitos leves. Leves para mí, para el juez parecen ser graves.

Ahora en lo único que puedo pensar es en cómo no dejar que Noelia se meta en mis mierdas, no quiero entrar en prisión pero tampoco quiero tenerla cerca, tenerla cerca significa dañarla de alguna manera en algún momento, pasó igual con Samuel solo que el era mi hermano y me tuvo paciencia, hasta que mi cabezonería acabó con su vida.

Nunca podré perdonarme, Allison y mi hermano se llevaron con ellos una parte de mi vida, ya nunca será lo mismo. Ya nada será igual, pensar en qué Millas puede salir dañada me molesta enormemente, no quiero dañar a nadie con mis problemas y menos a ella.




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