Estar contigo

CAPITULO 18

MIKE.

 

 

Mil tempestades pasan por mi cabeza después de escuchar las palabras de Victor, no quiero pensar que he podido firmar algo que haga que pierda mi empresa. 

Sé que no he estado muy concentrado estos meses desde que… no, no puede ser, Samuel quería que me reuniera con nuevos inversores, no recuerdo como se llamaba la empresa.

 

Flashback

 

—Mike, tengo que hablar contigo.

 

—Cuentame Samuel —respondo sin apartar la vista de los nuevos contratos.

 

—He conocido a unos tipos a los que le gustaría invertir en la empresa…

 

—No —corto rápidamente.

 

—No trato con desconocidos.

 

—Lo sé pero esta gente es grande hermano, invierten en grandes empresas, dan una inyección de capital. 

 

—No lo necesitamos Samuel —digo dejando las gafas que me pongo en ocasiones cuando tengo la vista cansada

 

Allison interrumpe en ese momento en mi despacho.

 

—¿Amor le contaste lo de los nuevos inversores?

 

—No necesito nuevos inversores. Ya lo hemos hablado entre nosotros.

 

Allison me da una mala mirada y se queda seria, no le gusta mi respuesta.

 

—Lo sé pero, podrías ir a una reunión a la que nos han invitado para escuchar lo que tienen para ofrecernos, se llaman… Epa… y algo de eso.

 

—Samuel, no lo necesitamos no insistas, no sabes quien son ni siquiera conoces su nombre.gusta mi respuesta.

 

—Lo sé pero, podrías ir a una reunión a la que nos han invitado para escuchar lo que tienen para ofrecernos, se llaman… Epa… y algo de eso.

 

Fin del flashback 

 

Eso significa que mi hermano conocía a esa gente, querían engañarme para quedarse con mi empresa.

 

El estómago me da un vuelco, no puede ser tanta mi mala suerte, no quiero pensar que es esa gente la que me persigue para deshacerse de mí…

 

Unas enormes ganas de vomitar se apoderan de mi cuerpo, aparco a un lado de la carretera, salgo corriendo, me arrodillo y vomito lo poco que llevo dentro.

 

Si esa es la gente que me persigue ahora irán a por…

 

—¡Levis! —Escucho una voz a lo lejos, intento levantarme pero, de repente todo se vuelve negro.

 

 

 

NOELIA.

 

 

Mike cae desmayado en el suelo, no puedo con su cuerpo, es demasiado grande y pesado para arrastrarlo.

 

Solo puedo intentar golpearlo para que reaccione.

 

Lo hace después de unos minutos, por fin reacciona. 

 

—Noelia, no puedes seguir con esto. Si esto es cierto tu estas en peligro.

 

Es lo primero que me dice al abrir los ojos, no se porque pero que se preocupe así por mí me resulta tremendamente tierno y sexy a partes iguales.

 

—Mike no pienses en eso ahora, vamos a levantarte, yo conduciré hasta casa. 

 

Quiere negarse pero no le doy opción.

 

—Rubia, no puedo permitir… —dice atropelladamente.

 

—¡Basta! Levis, vamos a llegar al final de todo esto, y lo haremos juntos. —bufo, tocando su cara y ofreciendo una botella de agua para que beba.

 

—No lo entiendes rubia, tú…

 

—Claro que lo entiendo y aún sabiendo todo lo que puede pasar no voy a dejarte solo, por más que me lo pidas. No me obligues a encerrarte en la cárcel para que lo resuelva sola. —sonrío sin ganas.

 

—No serías capaz de hacerme eso a mí, ¿verdad? Niñera. —entrecierra los ojos.

 

—Si, lo sería. —sonrío para que se relaje —me gusta defender a la gente que “aprecio".

 

—¿Me aprecias? —Me mira fijamente, haciendo que se sorprende.

 

—Te aprecio Levis y mucho. —digo subiendo al coche —Sé que eres más que lo que muestras.

 

Mike sonríe lastimosamente, sé que lo que está pasando lo incómoda enormemente, que no quiere que salga lastimada, pero algo está seguro, mientras que yo esté aquí no acabarán con él, no lo harán, ni tampoco se quedarán con su empresa, estoy completamente segura de que esa gente quiere la empresa de Mike a toda costa.

 

A primeros de este año leí que estaba valorada en treinta millones de dólares, ahora debe valer mucho más.

No me importa el valor económico, ni lo que pretendan, ese es su legado y a él le importa. Eso es suficiente para que yo lo apoye.

 

Mike cierra los ojos, se está quedando dormido ahora, lo mejor es que descanse para que no le dé más vueltas a la cabeza.

 

 

MIKE.

 

 

Despierto con el suave tacto de una mano que despacio acaricia mi cara, agarro su muñeca firmemente inconscientemente, y miro como Noelia me sonríe.

 

—Hemos llegado Mike, ya estamos en mí casa. —dice hablando suavemente.

 

Despierto de una vez mirando todo a mi alrededor, delante de mi, una casa unifamiliar de ladrillo blanco con grandes ventanas, un patio delantero vallado de madera blanca donde un precioso Pastor alemán asoma la cabeza y ladra.

 

Noelia se apresura a abrir la puerta para acariciar al canino, que le salta encima.

 

—Tyson mí bebé, ¿me has echado de menos? —dice arrodillada en el suelo a su lado.

 

Sonrío al ver como “Tyson” intenta sin éxito lamer la cara de la rubia, moviendo las caderas desmesuradamente.

 

Poco después se acerca lentamente a mi, parece que quiere olerme, no me muevo mucho por si se enfada ya que no me conoce, sin esperarlo salta sobre mí tirándome al suelo y lamiendo mi cara.

 

La rubia retira al perro de encima de mí riendo a carcajadas agarrándolo por el collar marrón que porta.

 

—Bien hecho Tyson, a los visitantes hay que inspeccionarlos. —Se escucha una voz que viene desde la puerta de la casa. 

Ahí en la puerta de la casa se encuentra parado el sargento Millas, ahora entiendo el carácter de esta chica el reconocido Sr. Millas viejo conocido de la familia y amigo de mi padre.




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