Estar contigo

CAPITULO 20

NOELIA.

 

La abuela Viky vuelve a preguntarme de dónde ha salido este Dios griego que me acompaña.

Ella es así, no tiene pelos en la lengua, le encanta sonrojar a todo el mundo con su lengua afilada, en el buen sentido de la palabra.

—Me dices que esté Diosito, ¿es tú pareja? Y ¿por qué no lo tocas ni lo besuqueas? Yo no dejaría de hacerlo.

Mike abre enormemente los ojos.

—¡Abuela! un poco de respeto. —Ella se carcajea.

—Es que no puedo creer que un tipo como este Adonis se fije en una mojigata como tú. —dice acercándose a Levis para tocarle el brazo. —Si yo fuese esta joven te tendría bien amarrado.

Ahora el que ríe es Mike, la abuela lleva todo el tiempo halagando su porte, al tiempo que aprovecha para tocar los músculos de sus brazos, si no tuviese 82 años le diría un «alto ahí, solterona»

—Si lo sé no vengo abuela. —Protesto  cruzándome de brazos.

—Si no vienes tú, Mike vendrá a visitarme ahora él es mi nieto —Mike le asiente con la cabeza y se carcajea.

—Abuela tenemos que marcharnos, se hace tarde. —Le repito.

La mirada de la Abuela se torna algo triste ante mi anuncio, pero rápidamente vuelve a ser ella.

—Esta noche ¿quién vendrá a por esta vieja? —pregunta.

—Supongo que vendrá papá como siempre abuela. —Digo llegando a la puerta de la calle.

—Tu padre vendrá muy tarde, quizás Mike pueda…

Cuando voy a contestar para mi sorpresa Mike le contesta.

—Claro, Viky cuando quiera yo paso a por usted. —Sonríe.

—Sabía que tú si vendrías no como el tonto de su ex, llámame abuela chico. 

—¿Cual ex abuela? —pregunta Levis y ella sonríe picarona.

La abuela, cuando alguien le agrada es genial pero, no es igual si no eres de su agrado, entonces solo hace preguntas indecorosas para molestar, claramente este no es el caso.

—Estoy pensando Viky, quiero decir abuela, que podría venir ahora con nosotros y pasar la tarde si no es molestia. Así nos ahorramos un viaje y me cuenta que tal es el ex ese de Noelia.

La abuela ríe enérgicamente, está de Mike no me la esperaba, también es un zalamero como ella por eso se llevan bien.

—Buena idea, voy a por mí bolso, no te vayas muchacho.

La abuela desaparece poco a poco por el largo pasillo.

—Bien Mike, lo has hecho muy bien con la abuela, casi creo hasta yo que eres mi pareja. —Sonrío.

 

MIKE.

 

Esas palabras de Noelia, hacen que algo en mi se remueva, no es lo que ha dicho, si no que en ningún momento he pensado en fingir está tarde, he estado muy cómodo y eso me hace reflexionar. ¿Qué está haciendo la rubia? Me siento muy a gusto compartiendo con ella. 

—Es fácil fingir si te tengo cerca. —digo viendo a Viky que viene de vuelta, me acerco para que me coja del brazo.

La abuela ha venido emocionada por conocer por fin al novio de su nieta, según ella, creía que de tanto trabajar se iba a quedar solterona.

—Mike, ahora acuéstate un rato. Si quieres un poco antes de la cena te despiertas. —Indica Noelia nada más entrar en su casa.

—Te lo agradezco, estoy cansado. —Le sonrío.

Al poco de decirme que puedo descansar, me marcho a mi habitación, me deshago de la camiseta y me quedo en boxer, para meterme en la cama, estar aquí me hace pensar en mi madre, llevó un mes sin llamarla, no es que no quiera hablar con ella, solo sé que cuando hablamos lo pasa mal.

Los recuerdos del accidente vuelven y la ansiedad la ataca. 

Debería hablar con ella, hacerlo ahora y no esperar a que anochezca, ni dejar pasar los días, menos en estas fechas.

Enciendo el teléfono y marco su número.

Al cuarto tono responde a mi llamada.

—¿Mike, cariño eres tú? —Responde con su voz entrecortada.

—Hola mamá. ¿Cómo estás? —Mis ojos al escucharla se aguan.

—Ahora que por fin te escucho mucho mejor hijo. —Solloza.

—Mamá llamo para desearte unas felices pascuas y una feliz Nochebuena, ¿estás bien?

—Mike, estaría mejor si vienes, podrías haber venido a estar con nosotras. Te echo de menos. —reclama.

—No mamá, todavía no puedo, perdóname. —susurro.

—Perdóname tú hijo, no debería haberte dejado solo pero…

No puedo seguir escuchando sus palabras, el dolor la invade cada vez que me escucha, no puede evitarlo, ella sabe que yo lo sé y le duele.

—Mamá, siempre estarás perdonada. Hiciste bien en irte. Quiero que seas feliz.

—Mi niño, nunca seré feliz viendo cómo te alejas. Llámame más a menudo, es lo único que te pido, yo…

Cuando las lágrimas hacen amago de escapar de mis ojos, como un claro cobarde que soy, la corto.

—Mamá lo siento, tengo que colgar. Pronto te llamo.

—No lo harás hijo... Te quiero. —Se resigna.

—Te quiero madre, yo también te quiero.

Cuelgo la llamada, tiro el teléfono sobre la mesilla de noche y me derrumbo sobre la cama. Necesito descansar, pero mis ojos se llenan de agua.

 

NOELIA.

 

Me dirijo a mi habitación cuando escucho a Mike hablar con su madre, es su voz la que me inspira ternura por la empatía que siento hacía su dolor, se que no debería entrar en la habitación, sé que no está bien pero aún así entro.

—Mike —digo acercándome a su cama.

Mike se sorprende, y enciende la luz de la mesilla.

—Noelia, dime —responde frotándose los ojos.

Intenta incorporarse en la cama, pero yo apoyo mi mano en su pecho impidiendo que lo haga.

Mike vuelve a tumbarse me mira fijamente oscureciendo su mirada… No sé qué es lo que está pasando por mi mente, una sensación de ternura y deseo me invade.

Mi mano se atreve a  recorrer su torso desnudo dejando una dulce caricia.

Mike coge firmemente mi muñeca haciendo que mi cuerpo se incline hacia él. 

—¿Estás bien? —Susurro.

—No preciosa, quédate conmigo. —Me pide.

Sus palabras ahogadas, hacen que estremezca, al mismo tiempo me hace un lado en su cama. 

Me quito silenciosamente los zapatos y me recuesto a su lado.




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