Estar contigo

CAPITULO 23

 

MIKE

 

Despierto arropado estando solo en mi cama, no hay rastro de Noelia, debe haber salido de madrugada, tiene mucho respeto a sus padres y sería incomodo que alguno la viese salir de aquí. Desde anoche hay un antes y un después en mi vida.

 

Me siento feliz, vivo de nuevo, como hace mucho que no me sentía.

Después de ducharme me visto para bajar a desayunar con la familia de mi chica, espero no encontrarme con la víbora de su prima.

 

Una sonrisa involuntaria escapa de mi boca, al recordar la noche pasada.

La rubia es mía, no falsamente ni por convenio, ella es mía ahora, no sé cómo explicar el sentimiento de posesión soy un prehistórico, sí, eso no cambia nada.

 

Cuando llego al comedor, Noelia ríe con mi suegra y su tía Bea, nada hay de la lagartona de prima que tiene y que evitaré a partir de ahora para no tener problemas. 

 

Si ayer Noelia no hubiese estado detrás de esa puerta, únicamente Dios sabe qué había pasado, eso me molesta.

Tengo suerte de que la rubia tenga esa seguridad en ella misma.

 

—Buenos días, Mike, —saluda mi suegra sonriente.

 

—Buenos días, Mike —repite mi rubia

Su tía también asiente sonriente en la mesa a modo de saludo.

 

El que mi rubia sonría de esa forma, hace que mi cuerpo se relaje. No sabía seguro si es que Noelia podía arrepentirse de lo que vivimos anoche, conociendo a la mujer que tengo enfrente no lo creo, estaba segura de la decisión que tomaba.

 

Flashback

—Si te hago mía, no te soltaré jamás rubia, está a tiempo de arrepentirte.

—No lo hagas… solo sigue, no me arrepentiré…

—Espero que mañana no te arrepientas, desde ahora eres mía.

—Coge mi nuca y me besó ferozmente. 

Fin del flashback.

 

—Quieres un café cariño —pregunta.

 

—Uno doble a ser posible —respondo.

 

Mi suegra ante mi petición pregunta.

 

—¿No has dormido bien? El colchón es nuevo.

 

—Tranquila es que me gusta el café, he dormido estupendamente, gracias.

 

Noelia aguanta la risa durante todo el desayuno, poco después Noelia pide que demos una vuelta por su pueblo antes de irnos, por bonito que me parezca y lo cómodo que me sienta en este lugar debo volver a donde pertenezco y afrontar la realidad, no puedo vivir siempre en este sueño.

 

NOELIA

 

No puedo dejar de mirar a Mike, está sonriente, radiante.

Ahora creo ver al Levis del que me hablaba Víctor en su día, lo que me lleva a pensar en cómo será nuestra vuelta a la realidad. 

La empresa, los juicios, ¿volverán a hacer mella en él? 

 

Por ahora no me arrepiento de nada de lo que pasó anoche entre nosotros, lo disfruté mucho, Mike fue muy tierno y delicado todo el tiempo, la primera vez que lo hicimos, consiguió que no me doliese nada, he leído que suele hacerlo, para mí solo fue un leve escozor, que valió la pena.

 

Las siguientes dos veces, mi prometido fue más bruto, aún así, me encantó tenerlo conmigo.

No me arrepiento porque es un hombre completo, ahora lo veo, el único temor que ahora tengo es, que pasará a cuando vuelva. ¿Aguantará a esos imbéciles que le hacen la vida cuadros?

 

No hemos hablado de nada todavía, pero entiendo que debe encarar su pasado por mucho que le cueste, solo hay que averiguar qué o quién está detrás de todo, pero casi con toda seguridad lo sabemos, Pedro tiene que estar dentro.

 

Papá se encuentra en el salón hablando por teléfono. Vengo a despedirme, alza el brozo pidiendo que espere, se retira para seguir hablando en susurros, algo en su semblante no me gusta. 

 

A Nicco como lo llaman sus amigos, nunca se le escapa una y por lo que veo, la investigación que prometió hacerle a Mike la está llevando a rajatabla.

 

—Papá, nos marchamos ya —susurro acercándome despacio.

Alza una mano indicando que me acerque y despide a la persona con la que está hablando.

 

—¿Algún problema sargento? —bromeo.

 

—Estaba hablando con un amigo sobre la empresa Levis, y algo no anda bien, Hacienda pública los investiga. — explica serio. —Se cree que la constructora esconde dinero de las obras que realiza, bueno que no se declara.

 

—Papá Mike no desvía dinero, ¿qué insinúas? —Lo defiendo. —Si hacen eso, no es consciente, lleva desde la muerte de su hermano sin ponerse al frente de la empresa.

 

—Hija, no digo que sea Mike el que lo hace, pero deben investigar qué es lo que pasa y por desgracia la Constructora Levis es suya. —Me abraza —El policía que lleva el caso es amigo mío y sabe que Levis es mi yerno, hará lo que pueda para demostrar que si es cierto, el no sabía nada.

 

—Ayúdanos a descubrir qué es lo que pasa. —pido sería.

 

—Seguiré con mis investigaciones.

 

—Te lo agradezco, papá, te llamo cuando lleguemos. —Me despido con un fuerte beso en su mejilla.

 

Mama abraza a Mike en la cocina, le pide que volvamos pronto, él, le devuelve el abrazo sonriente diciendo que en cuanto podamos volveremos.

 

La abuela, que todavía sigue en casa, nos desea lo mejor juntos a parte de que la llamemos para confirmar que llegamos bien, nos queda un largo viaje juntos.

 

—Adiós, abuelita, te llamaré mínimo cada miércoles y cada sábado, ¿de acuerdo?

 

—Adiós, princesa, llámame algún día cuando estéis juntos. 

 

—Lo intentaré, ¡te cayó bien Mike, eh! —sonreímos.
 

—Ese chico tiene buen corazón, aunque su semblante sea tan serio, nadie aguanta a una vieja tanto tiempo, además de que se nota que te quiere por como te mira, qué más puedo pedir para mi nieta preferida. —guiña un ojo.

 

—Abuela no tienes más nietas —Le digo cruzándome de brazos.

 

—No, pero si las tuviera lo serías. —Ríe.




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