Estar contigo

CAPITULO 34

MIKE.

 

 

No sé si debo ir a casa de Noelia ahora, sus padres están aquí y lo adecuado sería ir a mi casa, pero no quiero dejarla sola.

La noche ha sido maravillosa, he disfrutado y reído como hacía tiempo que no lo hacía.

 

—Podéis estar más tiempo aquí, mañana no se trabaja. —Se queja Nerea.

 

—Debemos irnos ya son las tres de la mañana. —contesta Noelia bostezando.

 

—Deja que se vayan, nosotros tenemos cosas que hacer en la cama. —protesta Víctor cogiendo por la cintura a su esposa.

 

Los observo y más envidia me dan, yo quiero tener a la rubia a mi lado. 

Parece una tontería pensar que se puede alejar en cualquier momento, pero esa idea me aterra.

 

Es más joven que yo, me conoce desde hace un mes, lo nuestro tan solo empieza, pero la siento mía. 

Nunca antes sentí temor por perder a una mujer como el que siento al pensar en perderla.

 

—Mike vamos —Noelia toca mi hombro. 

 

Miro a mi suegro, que perfectamente que sabe en lo que pienso.

 

—Bueno, mañana nos vemos. —digo con una sonrisa que no llega a mis ojos.

 

—Mañana si queréis os invito a comer en casa. —anuncia sonriente para que calme mi disgusto.

 

—Mike… —Los ojos de Noelia se clavan en mí como dagas, al mismo tiempo que suplico con los míos que me entienda. —Sí, claro, mañana iremos. —contesta.

 

 

 

NOELIA.

 

 

Tal como imaginaba ya ha empezado a cambiar la cosa, iba a gruñir por la decisión que ha tomado de ir a dormir a su casa, pero tiene razón, están mis padres y sería una falta de respeto meterlo a dormir en mi habitación estando ellos en la misma casa.

 

—Dejamos que se despidan solos, cariño —dice mamá tirando del brazo de mi padre.

 

—No tardéis —gruñe él.

 

Ambos salen en dirección a la puerta de la calle cuando Víctor y Nerea cierran la puerta entre risas.

 

—Noelia entiende… —empieza a explicar nervioso.

 

—Lo entiendo. —Me acerco y lo sujeto de la camisa. —Gracias Mike por ser tú el que razona en esta ocasión. —admito poniéndome de puntillas y besando sus gruesos labios.

 

—Me gustaría que fuese de otra forma, no sabes cuánto. —dice mordiendo mi labio.

 

—A mí también, pero no puede ser, es por respeto a ellos, mañana al mediodía iremos directos a tu casa.

 

—Claro, nena, allí te espero. —susurra.

 

Cuando me alejo de él para irme, Mike tira fuertemente de mi brazo y vuelve de nuevo a besarme.

 

—Noelia, es pronto para lo que voy a decir, quiero decir a ver… que no es pronto, pero a la vez sí, verás yo, quiero que seas mía, ya lo eres, sí, pero quiero que lo confirmes con tus palabras. —habla nervioso —dime de una vez qué eres mía. —pide mirándome a los ojos fijamente, liándose con sus palabras.

 

Qué tonta soy, esperaba realmente otras palabras, otras palabras que yo tampoco he dicho, pero siento. No sé lo que esperaba, ¿qué es lo quería que me dijese si solo lleva un mes conociéndome? 

 

—Sabes que no soy de nadie, pero quizás en un futuro, sí que llegue a ser tuya. —Sonrío para que no note el dilema y la decepción que tengo.

 

Algo en mi interior me dice que no me deje llevar por mis sentimientos encontrados, no soy una mujer débil, siempre he sido segura de mí misma, otra parte mi, me dice que soy solo una salvación a su soledad, que por eso está tan encaprichado conmigo.

 

Mike me sujeta de la cintura, muerde mi labio y como si atravesara mi mente me dice al oído.

 

—En un futuro no nena, desde el momento en que te vi, eres y fuiste mía, solo que soy muy imbécil y no supe darme cuenta, eres mía y por si no lo sabes, que te quede claro que yo soy completamente tuyo.

 

Sin poder evitarlo, una sonrisa involuntaria aparece en mi rostro, mi propósito para este año se ha cumplido antes de lo esperado.

Mike no puede leer la mente, si no, esto que está diciendo no lo creería, yo pensaría que lo dice solo para que me sienta bien, pero tal como vuelve a besarme, desarma toda la teoría que ha creado, la parte insegura de mí que no sabía que tenía.

Hemos pasado demasiado estrés, tal vez eso sea lo que me afecta.

Al final puedo decir, que me encanta como sabe leerme este hombre, me conoce mejor de lo que pensaba.

 

—Vamos princesa o tu padre va a acabar conmigo, creo que me tiene un poco de manía.

 

—Le estás robando a su hija, ¿qué esperas? —Me río mientras me acompaña hasta el coche.

 

—Buenas noches, Mike.

 

—Buenas noches «cariño», hasta mañana.

 

Ese cariño me ha llegado como si fuese una cría de quince años al alma.

 

 

 

 

MIKE.

 

 

Al llegar a mi casa y encontrarla desolada, el sentimiento de nostalgia vuelve a mí como un jarro de agua fría.

Miro la foto de Samuel que cuelga de mi salón, la que nos hicimos el día que papa nos dio los puestos en la empresa.

 

 

Flashback

 

—Mike serás el presidente de la compañía, por decisión familiar.

 

—¿Como que por decisión familiar? ¿Quién ha tomado esa decisión? —Pregunto con miedo a que eso molestase a mi hermano.

 

—La tomaron entre mamá y Samuel, así que no hay nada que objetar.

 

—¿Samuel? ¿Qué has hecho?

 

—¿Qué querías? Aquí al que le gusta trabajar es a ti, a mí solo dame mi parte de la tajada. —Se carcajea.

 

—¡Qué desgraciado! —Digo a la par que lo abrazo.

 

—Lo harás bien. —dice despacio en mi oído —yo estaré a tu lado.

 

Fin del flashback.

 

 

—Lo que daría porque estuvieses aquí ahora hermano. —expreso en voz alta.

 

Sería un gran apoyo tenerlo cerca, siempre en cada momento me apoyaba, pero en los últimos meses de su vida si de algo me arrepiento es de no hacerle caso, quizás si hubiese ido a esa reunión no tendría la empresa, pero él estaría aquí conmigo, y mi vida sería otra.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.