Estar contigo

CAPITULO 35

MIKE.

 

 

Escucho fuertes golpes que provienen de la puerta delantera de mi casa.

Tengo mucho sueño, miro el reloj de mi muñeca que me indica que son las ocho de la mañana, es temprano.

 

—Ya voy —grito, poniéndome un pantalón deportivo.

 

Al llegar no se escucha nada, me asomo por la mirilla de la puerta y veo a Niccolo dando vueltas. 

 

—¿Qué hacéis aquí? —pregunto nada más abrir la puerta viendo que Víctor lo acompaña.

 

—Qué susto chico, déjanos pasar, anda. —Mi suegro pasa.

 

—Tenemos nuevas noticias —indica Víctor. 

 

Miro a mi suegro, luego a Víctor, ya que el primero se ha quedado callado.

 

—Pedro López ha muerto —explica.

 

—¿Cómo? —Esta noticia no la esperaba.

 

—Ha aparecido muerto en su celda.

 

—No quiero saber dónde, he preguntado cómo ha muerto, si ha sido un ataque al corazón o un derrame…

 

—Lo han apuñalado. —dice sin mirarme a los ojos.

 

—Mierda, eso significa… —Un escalofrío recorre mi cuerpo.

 

—No, Mike, eso significa que todo ha acabado, no vamos a investigar más. No diremos más. Nos hacemos los tontos. —exige mi suegro en tono severo. —Se acerca —Hasta ahora me ha parecido bien lo que has hecho, has cuidado tu empresa y no has dejado que te mangonee nadie. 

 

—Gracias. —Le digo sin levantar la mirada.

 

—Espera que acabe —Se acerca intimidante —ahora estás con mi hija y si seguimos en esto la pondrás en peligro, por eso no repetiré que aquí acaba esto. ¿Entiendes? —toca mi hombro.

 

—Perfectamente. —Suspiro.

 

—Vamos, hoy comeremos fuera. —Alarga su mano para que le dé la mía y me levante. —Necesitamos que nos dé el aire.

 

 

NOELIA.

 

 

—Espera te la paso. —Mama se acerca con su teléfono en la mano.

 

—Toma hija, tu teléfono sigue apagado.

 

Miro el nombre que aparece en pantalla, papá es quien me llama.

 

—¿Papá? —pregunto con la voz entrecortada.

 

—Nena, soy yo. —dice Mike —todo está bien tranquila. —Vamos para tu casa.

 

—Bien, aquí estoy. Gracias al cielo. —digo colgando la llamada.

 

Tengo los sentimientos revueltos en este momento. Necesito ver a Mike con mis propios ojos, y realmente saber si todo está bien. 

¿Mi mente no descansa pensando en quién puede matar a un hombre de esa forma, será un ajuste de cuentas? O conociendo el carácter del viejo López, algún detenido…

Mis pensamientos y preocupaciones quedan a un lado cuando el timbre de mi apartamento suena.

 

—¡Ya voy! —Digo levantándome rápido.

 

Al abrir la puerta, Mike junto a papá asoman.

 

 Hola nena… —me sonríe.

 

No puedo evitarlo, me lanzo a sus brazos y lo beso, aunque mi sobre protector padre esté delante.

 

—Eh nena, ya está, no ha pasado nada, yo he estado durmiendo plácidamente toda la noche, ¿vale? Dice cogiendo mi cara con ambas manos.

 

—Todo esto es muy raro, puede que alguien más esté detrás…

 

—No lo creo, López tenía mal carácter, seguro que reto a quien no debía, creo que eso se llevó su vida. —dice dejando un beso en mis labios.

 

—Vamos a arreglarnos un poco y nos vamos a comer fuera. —dice papá mirándome con ternura. —Yo invito.

 

—Yo llamo al restaurante. Le pregunté a Álex una vez, él me dijo que había uno nuevo que es muy bueno, está cerca de la oficina. —señalo, dirigiéndome hacia mi habitación.

 

Intento dejar atrás todo lo que ha pasado en estas últimas cuarenta y ocho horas, pero ciertamente es todo muy estresante. 

—¿Alex? —pregunto mientras me cambio el chándal a un pantalón más elegante, a fin de cuentas es fin de año.

 

—Hola, soy Isaac. Alex vendrá en un momento. —explica.

 

—Está bien. Gracias.

 

—¿Hola mi Diva, que ocurre? ¿Pasó algo? —inquiere.

 

—Han pasado muchas cosas —rio —pero te las contaré mañana en la oficina, ahora solo quiero saber donde está el restaurante, ese que me recomendaste, el de la pasta con piña.

 

—oh sí, te mando ubicación. ¿Vas con Mike? 

 

—Sí, y con mis padres, —al momento recibo la ubicación en mi teléfono —gracias.

 

—Noelia, si quieres mañana voy un rato antes y nos ponemos al —pregunta tímidamente, entiendo su preocupación por todo lo que ha pasado.

 

—Claro que sí, iré un rato antes, nos vemos mañana. —Me despido.

 

 

 

MIKE.

 

 

Noelia aparece perfecta como siempre, con un sencillo pantalón beige y una camisa blanca, elegante con el abrigo marrón oscuro.

Esa mujer me vuelve loco sin hacer nada, ¿cómo lo consigue?

Mi hermano Samuel tenía razón en una cosa, hay mujeres que sin querer despiertan algo en uno, sin poder evitarlo. Noelia es una de esas, no sé cómo llegó tan profundo a mí, ni tampoco me di cuenta hasta que ya le tenía cariño.

 

—¿Mike dónde está Víctor?

 

—Fue a por Nerea, nos veremos en el restaurante, mándale la —le indico sujetándola por la cintura. —Me queda claro que con lo que te pongas, estás preciosa.

 

—Adulador… —Ríe —No conocía esa faceta tuya.

 

—Créeme que yo tampoco la conocía.

 

Ambos reímos, lo que llama la atención de mis suegros.

 

—¿Nos vamos ya? —Pregunta Sofía.

 

—Sí, mamá, ya he reservado. —habla sonriente.

 

El restaurante está completo, ha sido un acierto llamar antes de venir, para mi sorpresa hay mucha gente conocida por aquí. 

Comemos tranquilamente, la comida es exquisita tal y como Alex le indicó a Noelia.




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