Estar contigo

CAPITULO 36

MIKE.

 

—Ha sido un gusto compartir con tus padres estos días. —comento al ver a Noelia, despistada, perdida en sus pensamientos.

 

—Sí, me ha gustado tenerlos aquí, aunque solo sea de visita por un par de días, me había hecho a la idea que tardaría más en verlos. Siempre lo acabo pasando mal cuando son ellos los que se marchan.

 

—Cuando podamos ir de vacaciones, volveremos a tu casa rubia —Indico para contentarla.

 

—¿De verdad vas a acompañarme en vacaciones? O simplemente ¿lo dices por animarme? —cuestiona.

 

—Nena, iré donde tú vayas, no quiero separarme de ti ahora que eres mía. —Le digo y ella ríe.

 

Parece que la marcha de mis suegros ha dejado a mi rubia un poco decaída y yo, al igual que ella, estoy con el ánimo un poco apagado. 

Ella tiene la razón de sus padres y yo lo que me espera las próximas semanas, mañana no puedo ir a la empresa, en un tiempo debe permanecer cerrada, además de que mi casa me ahoga en recuerdos dolorosos, que deberé superar algún día, sí, pero no quiero que sea ahora.

 

Noelia se levanta del sofá cuando la película de acción que veíamos se acaba, la conozco tan bien ahora que sé que la película no le ha gustado nada, estaba deseando que acabara.

Miro canales de televisión a la deriva, no me gusta nada de lo que hacen

 

—Cariño, ¿vienes a la cama? —pregunta desde su habitación.

 

No me ha preguntado si me quedaba con ella, eso es un punto positivo para mí, lo ha dado por hecho.

 

—¡Ya voy! —contesto apagando el televisor y dejando el mando encima de la mesa.

 

Al llegar a la cama, la mujer que ocupa mis pensamientos, está tumbada con un bonito pijama corto rosa de seda, que hace, que solo con mirarla ya esté a punto de ser yo entero para ella.

 

Noelia lo nota al instante, me mira dándose cuenta del problema que se me ha creado al verla, ella sonríe dando pequeños golpes a mano abierta a su lado, en la cama. 

 

 

NOELIA.

 

Otra noche que se ha quedado a dormir conmigo y no hemos dormido casi nada, no me quejo, como dice mi querida abuela “Sarna con gusto no pica”.

 

Una sonrisa solo de pensar en esta noche pasada se refleja en mi cara, al igual que sube el calor a mis mejillas.

 

—Nena, desayuna —Insiste. Sigue preparando mi café cada mañana.

 

—Mike, por favor, sabes que me gusta hacer una parada en la panadería. —Me quejo.

 

—Es solo café, rubia, venga, lo tomo contigo. —dice acercándose a mí.

 

No puedo evitar fijarme en esos abdominales. Así descalzo solo con el jogger de algodón me parece irresistible. Si no hubiese quedado ayer antes con Alex, me quedaría.

 

 

—No sé qué es lo que estás pensando, pero para mí sí. —Ríe.

 

—No estoy pensando en nada, ¿qué crees? —me acerco coqueta.

 

—Mmmm… no me tientes nena, que no te vas. —dice marcando sus dientes en el lóbulo de mi oreja.

 

—Dame una razón para que no me marche… —pido.

 

—Tengo muchas razones, pero te recuerdo que has quedado con Alex. —Me besa.

 

Me despido, y salgo por la puerta, todavía queda más de media hora para poder reunirme con Alex, pero no puedo quedarme con el tráfico por la mañana, nunca se sabe. Esa media hora la aprovecharé para pasar por la panadería y compraré unos dulces.

Alex es igual de goloso que yo, nunca rechaza una magdalena o una rosquilla de anís, eso me agrada.

 

 

MIKE.

 

 

Víctor ha llegado al apartamento poco después de que Noelia saliera por la puerta.

 

—¿Víctor, estás seguro de lo que estás diciendo? —cuestiono.

 

—Claro que estoy seguro, el policía que me lo ha contado es amigo íntimo de Nerea. —explica preocupado. —Estaba en otra celda separada de todos, por eso no lo entiendo. —dice preocupado. —Es difícil acercarse hasta ahí.

 

—Eso significa que no fue una pelea entre reos, lo que hace que me preocupe más todavía. —Paso la mano por mi pelo.

 

—Llegaremos al final del asunto, no te preocupes Levis. Si quieres pediré a comisaría que te pongan seguridad al igual que a Noelia.

 

—No creo que a tu amiga le agrade la idea de ir acompañada a todas partes, pero te daré lo que quieras si llegas a convencerla. —digo bebiendo de un trago el poco café que me queda.

 

—Normalmente, esos calabozos son para personas que no son peligrosas o que pasan pocas horas, allí ahora el ambiente está más tenso que nunca.

 

—¿Noelia está bien? Se ha marchado muy temprano, ¿no? —pregunta Víctor.

 

—Si ha quedado en reunirse con Alex a primera hora. 

 

—Ese parece buen chico, cuando llegó al bufete, muchos se hicieron los desentendidos con él, al saber de su condición sexual se echaban atrás, en cambio, Noelia lo quiso con ella al momento, solo se fijó en su trabajo para la pasantía, tenía un diez y fue lo que le importo.

 

—Esa es mi chica —Río —integra.

 

—La verdad es que ese chico vale oro, la semana pasada redactó el informe para su nota final, si sigue así será abogado del bufete, tiene un par de meses por delante de evaluación y ya lo ha aprobado con sobresaliente.

 

—Wow, es bueno y lo aprecia mucho entonces.

 

—Noelia no se deja llevar por los sentimientos en estas situaciones, sabes su lema “Temple y fuerza”. Es lo que ha valorado, si no, no lo evaluaría de esa forma.

 

—Hablando de Noelia, me marcho, como hoy también llegue tarde a la oficina, va a matarme.

 

—Pues ten cuidado, coge un taxi, pero que no corra, a esta hora el tráfico es malo.

 

 




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