Estar sin ti

PROLOGO

Olivia había tomado la decisión más difícil de su vida: separarse de Hugo, el hombre que había amado profundamente. Habían pasado cinco meses desde que se fue de la casa que compartían, no deseaba ser madre y no quería privar a Hugo de la oportunidad de tener una familia. La separación había sido dolorosa, pero Olivia creía firmemente que había sido lo mejor para ambos.

Una mañana, mientras estaba tomando desayuno, hojeando una revista de entretenimiento, se encontró con una noticia que la dejó sin aliento. Allí, en la página central, había una foto de Hugo, sonriendo junto a una mujer embarazada. El titular decía: "¡Boda sorpresa! Hugo Grenville y su nueva esposa esperan su primer hijo."

Ella sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. ¿Cómo podía haber sucedido tan rápido? ¿Acaso Hugo había superado tan fácilmente su ruptura? Su corazón latía con fuerza mientras leía el artículo. La mujer en la foto, Vanessa, era una colega de trabajo de Hugo. Se habían casado en una ceremonia íntima hace apenas una semana y estaban esperando a su primer hijo.

—¡Nunca me amaste! —sollozó, su voz quebrada por la tristeza y la ira—. ¡Todo era una mentira, Hugo! ¡Todo!

Olivia comenzó a buscar frenéticamente recuerdos que tuvieron juntos, rompiendo cartas y fotos, tirando los regalos al suelo.

—¿Cómo pudiste olvidarme tan rápido? —gritó al aire, su voz llena de desesperación—. ¡Cinco meses! ¡Solo cinco meses y ya tienes una nueva familia!

Agarró un oso de peluche que Hugo le había regalado en su primer aniversario y lo lanzó contra la pared.

—¡Te odio, Hugo! —susurró, su voz ahora un murmullo mientras se hundía en el suelo—. ¡Te odio por hacerme creer que era importante para ti !

Se sentó en medio del caos, con los restos de sus recuerdos esparcidos a su alrededor, y se abrazó las rodillas, sollozando.

—Te olvidaré —dijo con determinación, aunque su corazón dolía al pronunciar esas palabras—. Te olvidaré y seguiré adelante. Prometo que no dejaré que me lastimes más.

Olivia respiró hondo, secando sus lágrimas con el dorso de la mano. Sabía que no sería fácil, pero también sabía que debía intentarlo. No permitiría que el recuerdo de Hugo la mantuviera atrapada en el pasado.

—Voy a reconstruir mi vida, sin ti —se dijo a sí misma, con la voz más firme—. Y algún día, seré feliz de nuevo.




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