Theodor
-Hey. ¿Yo he llegado muy temprano o ustedes muy tarde?- saludé viendo a Enical bajar del auto de Antonio. ¡Madre mía! ¡Y con una mochila! ¿Cuántos días se queda en su casa? Mejor que ya vivan juntos…
-Me adelantaré, no quiero molestar a Carolina- se excusó Enical. ¿Huyendo? ¿Se pelearon?
-Al menos déjame saludarte- bloqueé su salida dejándole un sonoro beso en la mejilla -Ahora sí corre- autoricé dándole una sonrisa y el camino libre.
Se sonrojó y miró a Antonio nerviosa. ¡Se pelearon y siente culpa! Él no le quita los ojos de encima, pero no parece molesto. Mierda. ¿Qué me perdí?
No soy ningún tonto, estos se traen algo grueso, Antonio tiene un brillo de interés único en su clase cuando Enical aparece. ¿Cómo lo sé? Para mi desgracia lo he vivido, pero en él creí que nunca vería.
Si algo no puedo dejar ir es un chisme a medias, sé que si lo presiono demasiado puedo salir herido, pero justo ahora mi curiosidad puede más, creo que Antonio se fija en una chica cada siglo, esto es más raro que un cometa.
-Enical es linda. ¿No crees?- metí mi primera cucharada para tantear el terreno.
-¿Tú crees?- respondió fingiendo desinterés.
-Si lo creo. No tiene novio ¿Verdad?- indagué interesado, su mueca de fastidio me divierte.
-¿Por qué no le preguntas?- respondió irritado aunque intento ocultar ese rasgo de su voz.
-Tienes razón- finalicé, reconocía esa mirada, “Celos” llevaba de etiqueta, pero si Antonio aún no lo descubría, no puedo presionarlo más.
-¿No lo estabas intentando con Carolina?- inquirió ¡Auch! -No, déjalo, prefiero no enterarme de tus aventuras mientras no afecte a la empresa.
-Carolina no fue una aventura- reaccioné a la defensiva. Mierda, a algo así me refería con salir herido, frené muy tarde -Es sólo…es complicado, queremos cosas distintas ahora- empecé a divagar dándole vueltas al tema otra vez.
Lo mencionó adrede, pero me lo tengo bien merecido, al menos no soy el único atrapado por el departamento de Recursos Humanos.
-¿Qué tal chicas?- interrumpí su conversación en la cafetería.
-Hola - saludó Enical, ya no se ve molesta o nerviosa, finge bien.
-¿De qué hablaban?- pregunté sentándome frente a ellas, Antonio me siguió aunque por su cara sabía que estaba incómodo, ni siquiera quería almorzar en la cafetería hoy.
-De nada, cosas de chicas- contestó Carolina cortante, no se digna a mirarme a la cara, esas actitudes de ella siempre me sacan de quicio.
-¿Qué tal tu nuevo departamento?- pregunté a la castaña, ya me di cuenta que con la morocha no se puede iniciar una conversación y de todas formas no estoy aquí por ella.
-Bien, gracias- contestó Enical con una amplia sonrisa reflejando su emoción.
-Tengo una duda. ¿Tienes novio, Enical?- fui directo al grano, sin rodeos, no me perturba en nada la presencia de Carolina, pero entre menos tiempo pase cerca de ella, mejor -Le pregunté a Antonio si sabía pero me dijo que te pregunte directamente- comenté como si fuera algo sin importancia y descubrí más de una reacción.
Antonio incómodo mirando a los lados maldiciendo por lo bajo. ¡Hombre, te estoy haciendo un favor! Enical sonrojada y nerviosa, y Carolina, expectante y molesta, desviando la mirada entre la castaña y yo intentando adivinar que tan lejos quería llegar. ¡Bingo! ¿Celos, preciosa? Ahora sí es divertido.
Enical
La pregunta de Theodor me recordó el beso, el intento patético de actuación que llevaba desde esta mañana se me fue a la basura en segundos.
-La asamblea entra en sesión- inició la Nerd con un mazo de juez golpeándolo contra la mesa.
-¿Cuál es el problema?- inquirió la Floja algo estresada intentando dormir.
-No tenemos- comentó la Dark encogiéndose de hombros aburrida.
-La copia barata de Amy Lee tiene razón, nadie nos ha hecho una propuesta- finalizó la Pinky mientras se limaba las uñas y todas hicieron un silencio en señal de apoyo mientras la Nerd volvía a golpear el mazo contra la meza en señal de haber dictado sentencia.
-No- respondí aún con las mejillas encendidas, desvié la mirada y me encontré con la de Antonio pero huyó de mí, eso me enfureció -¿Por qué la pregunta?- indagué apática.
-Pues quería saberlo, eres la nueva y aquí digamos que los de Recursos son populares- comentó mirándonos a Carolina y a mí -Los conoce todo el mundo, que no te sorprenda si alguien más lo pregunta- explicó animado con cierta dosis de veneno en sus palabras, pero no entendí para quién iba esa daga -Apropósito. ¿Qué harás el sábado? ¿Te apetece un café?- propuso con soltura.
¿Me acaba de pedir una cita?
-¿Yo?- pregunté confundida esperando que aclarara que era para alguien más, los tres tenían sus ojos en mí.
Antonio no tenía precisamente una sonrisa en el rostro, me parece irónico e hipócrita de su parte, él me rechazó, volví a sentir la vergüenza y furia, estaba a punto de aceptar cuando Carolina se levantó.
-Disculpen, debo hacer una llamada- comentó antes de salir de la cafetería.
-Miren a esta chica, que distraída- Theodor rompió el silencio tomando el teléfono de Carolina en la mesa -Voy a dárselo ante que termine el almuerzo y no pueda hacer su llamada- justificó antes de desaparecer.
Un momento. ¿¡Estoy a solas con Antonio?! Miré mi almuerzo y empecé a comer deseando que vuelvan pronto.
Carolina Tecario
Suspiré frustrada apenas llegué al pasillo de gran mampara que me dejaba ver la ciudad desde las alturas, pocas personas pasan por aquí regalándome el silencio que me encanta.
Creí que ya estaba superado, pero escucharlo ligando cerca de mí…aún no soy tan fuerte.
-¿Hiciste tu llamada?- su voz me asustó, estaba detrás mío con las manos en los bolsillos del pantalón.
-Si. ¿Por?- respondí en seco antes volver a mirar la ciudad.
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Editado: 21.07.2022