Antonio
Quería hablar con Enical del beso, disculparme para ser más exactos, por suerte el ambiente se hizo el de antes por si sólo, me pareció estúpido volver a tensarlo.
Lo normal sería alejarme silenciosamente y en verdad quiero hacerlo, no tolero algo que no pueda controlar, mi problema con la pasión, no es que no la conozca, es que la evito, para no encariñarme con la vida, con las personas, un problema que no necesito.
Enical es alguien que definitivamente no puedo controlar, aunque lo intente, pero verla sabiendo que esta aquí por mi culpa…no me deja muchas opciones a no cerciorarme de que está segura, nada más, besarla fue un error. Es una amiga, como Angélica, una excepción a la regla, pero no pasara nada.
Estoy aburrido, por eso estoy pensando pendejadas…si un músico no habría cancelado estaría ensayando desde el almuerzo, ahora no quiero volver a casa, no me apetece volver a un departamento vacío.
¿Pero qué cojones? Vivía solo hace unas semanas, aunque…era agradable volver y encontrar a alguien, ver una película o la simple existencia de otro ser cerca.
¿De qué me preocupo? Se acaba de mudar a una ratonera con una cama y una cocina, en un par de días se dará cuenta y volverá, fácil. Es un fastidio recordar que le ofrecí ayudarla a ambientar su departamento y se negó en rotundo, niña terca y caprichosa, al menos no se negó a cenar en casa hasta que ambiente esa caja de zapatos donde vive.
-Hola- abrí la puerta a los segundos de escuchar el timbre, en verdad me aburrí, preguntarle a mi secretaria por mi agenda de mañana y modificar un par de cosas no era muy entretenido, aunque creo que la sature un poco, pobre…le daré un aumento mañana.
-¿Qué tal?- preguntó Enical -Hace mucho que no te veo. ¿Cómo has estado?- saludó con una mirada divertida.
-Mal- le seguí el juego, aunque en verdad lo sentía un poco.
-¿Por qué?- inquirió intrigada.
-Me acabo de enterar que mi saga favorita sacará su ultima película- me lamenté.
-Eso no es nada, hay otras sagas- agregó despreocupada.
-Retractate- amenacé apuntándola con mi dedo, cambié a cara de aburrido -Déjalo, no sabes lo que dices- desvié la mirada.
-Mejor voy preparando la cena- agregó negando con la cabeza y riendo.
En realidad no sentí su ausencia, era una noche como las demás, cocinar, cenar, películas, un par de temas triviales. ¿Eso hacen los amigos, no? Quería ofrecerle que pase la noche en la habitación extra, pero sería extraño y de todas formas la vería al mañana.
Carolina
Mis palabras no era sólo una amenaza, se lo demostraría, si era sólo sexo para él, pues yo también lo podría olvidar…
Después de pensarlo, con un par de tragos cortos en mi habitación, me inscribí a una red de citas, no me emociona nadita, pero era la única idea que tuve para dejar de pensar en él, necesito experiencia. ¿Qué mejor que el autoconocimiento? Espero…
-Eso sucedió cuando estuve en África con mi equipo- continuó relatando.
Le sonreí antes de terminar mi trago, esta cita apesta, ni recuerdo como se llama, esta descartado desde el primer minuto. Era inteligente pero no paraba de hablar sobre él sin siquiera me preguntó mi nombre o si soy prostituta, definitivamente no aprenderé nada aquí.
-Bruno. ¿Eres tú?- una rubia sonriente de cabello ondeado y vestido azul metálico interrumpió la entretenida historia. ¡Yupi! Con que así se llamaba, ups… ella le dejó un sonoro beso en la mejilla, no repares en mi cariño, llévatelo, todo tuyo.
-Grecia ¿Qué tal?- saludó el rizado, tal vez alcanzo a comprar dulces para ver maratones en casa si me voy ahora.
Bruno nos presentó y yo estaba tan emocionada por irme que las palabras de la rubia me cayeron como cagada de paloma en el hombro.
-Yo también vine con alguien, Theodor, cariño- anunció llamando a alguien detrás mío.
Por favor Dios, yo hacía mis oraciones de pequeña, tal vez me comía un par de ostias antes de la misa, pero estaban buenísimas con chocolate y yo tenía hambre, que no sea el mismo Theodor…
Denori apareció con dos tragos en la mano alcanzándole uno a la rubia que lo presentó tan sonriente como si fuera el dueño de Ferrari.
¿Te vas a resentir así por unas cuantas migas de pan? Ni sabor tenían…
Fingimos no conocernos, sus ojos chispeaban mirándome como si quisiera matarme, mi vestido rojo era muy ceñido, pero justo ahora sentía que me cortaba la circulación. ¿Está molesto? Da esa impresión, bueno a aprovechar.
-Bruno. ¿Te parece sin vamos a otro sitio?- incité luego de las presentaciones formales, me incliné hacia el médico con una sonrisa coqueta, me sonrió ampliamente como si se hubiese ganado un sorteo y asintió.
Theodor no me quitaba la mirada de encima, lo estoy disfrutando como no tienes idea Denori.
-Que disfruten la noche, fue un gusto- me despedí ansiosa, gané esta partida, le alcé una ceja en señal de victoria cuando la rubia se despedía de Bruno y no podían vernos.
Bruno también hizo su parte, me rodeó por los hombros como si fuéramos una pareja, pobre, no sabe que en un par de metros fingiré un dolor de estómago terrible, momento, es médico, mejor finjo que me llamó mamá.
Theodor
-Ese es Bruno- comentó Grecia señalando a un tipo en la barra.
-¿Quién?- me giré sin darle crédito a lo que ví, reconocería esos rulos donde fuera y le arrojaría un rayo a ese tal Bruno que no paraba de sonreírle, si Grecia me dice su apellido podría…
-¿Qué extraño? Debe estar en una cita a ciegas, lo conocí por una página hace un tiempo- comentó -No te pongas celoso, hoy estoy contigo- me sonrió y le correspondí falsamente, ternurita, de hoy no pasas…
¿Carolina en una red de citas? Imposible. ¿Y si esta no es la primera? ¿Con cuántos chicos lleva saliendo?
-Iré a saludarlo, nos llevamos bien el otro día, además es un medico reconocido, nunca van de más los contactos- comentó la rubia arreglándose el cabello -¿Me acompañas?
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Editado: 21.07.2022