Estaré a tu lado

Capítulo 22

Enical

Desperté con el sonido de algo friéndose, el dulce olor a desayuno recién hecho me hipnotizó hasta encontrarme a Morelia.

-Morelia, Buenos días- saludé emocionada, no la vi desde que me mudé, la estreché entre mis brazos como una muñeca.

-Señorita Enical, buenos días- contestó con sus ojitos brillando.

-¿Qué es eso de señorita? ¿Cómo has estado?- pregunté extrañada mientras la ayudaba sacando tazas de la alacena.

-Buenos días- nos interrumpió un Antonio sonriente despues de un rato.

-Buenos días, señor Antonio- saludó Morelia con las mejillas teñidas de rosa cuando él le dejo un beso.

Uy, es cierto, a ella le gusta…no me causa celos, pero de cierta forma somos amigas. ¿Cómo de supone que se lo diga?

-Se te pegaron las sábanas, es la primera vez que te veo despertar pasadas las 9 a.m.- intenté desviar mi atención y por suerte Antonio no me besó, solo un amistoso beso en la mejilla.

-No sé por qué, siento que no hubiese dormido en años- contestó con una mueca de tranquilidad pura.

-Siéntense por favor, de inmediato acabaré el desayuno- indicó Morelia apagando la cocina.

Desayunamos los tres y después de un rato Morelia se fue, al poco rato me fui a bañar a mi departamento y quedamos en almorzar juntos, los nervios me traicionaron, no podía besarlo y me despedí agitando mi mano, me imitó frunciendo el ceño, debe pensar que soy rara…

-Hola, Carolina- saludé contestando su llamada mientras abría mi puerta.

-¡Enical!- chilló al otro lado del teléfono -Ayer nos has dado el susto del año a todos, Bart me llamó sólo a alterarme- contó y recordé que debía llamar a Bart para disculparme.

-Lo siento tanto, de verdad llegué a casa muy hambrienta y cansada, me di una ducha, comí rápido y caí dormida- mentí.

-Nos hubiéramos comido algo más, pero nos quedamos dormidas- se quejó la Pinky cruzándose de brazos.

-¡Basta, aún lo estoy procesando!- gritó la Dark echada boca arriba acariciando sus cienes.

-Ni crean que moveré un centímetro de mi cuerpo, que él haga todo el trabajo- comentó la Floja tragando un puñado de papitas fritas.

-Yo también lo estoy procesando, algo debe estar mal en mis cálculos, las probabilidades eran desalentadoras, a menos que estemos frente a un fenómeno temporal- diagnosticó la Nerd trazando cosas en su pizarra.

¿Temporal? ¿Viaje en el tiempo entró en sus cálculos?

-Tranquila, no pasa nada- contestó Carolina minimizando el asunto -Pasemos a lo importante. ¿Qué tal tu cita con Bart?- preguntó curiosa.

¿Cómo le explico que terminé besando a Antonio? Carolina, no sé sucedieron cosas…

-Bien, fue divertido- expliqué con el mismo entusiasmo que tenía para despertarme temprano los lunes.

-Sí, mi cita estuvo igual de divertida que la tuya- comentó, escuché como abría una envoltura y masticaba una barrita de cereal.

Reí por su sarcasmo -Te di la excusa perfecta para salir de allí- comenté.

-Y creeme que no la desaproveché- contestó orgullosa -Te llamaba porque me gané dos pases a un parque de diversiones para hoy.

Dejé caer mi mandíbula tan rápido de la emoción que me dolió -¿Es broma?- indagué.

-¿Tienes el día libre?- preguntó distraída.

-¿En serio? Me acabas de invitar a los juegos, para ti tengo libres todos los días del resto de mi vida- respondí emocionada.

-Me alistaré, nos vemos en dos horas ¿Te parece?- respondió riendo.

-Hecho- contesté emocionada, antes de pensar en qué ponerme, hace años que no voy a los juegos, hace un año creo, pero se siente como una década… ser samaqueada y mirar el cielo debajo de los pies es una de las mejores sensaciones.

Un mensaje me rompió la magia. ¡Mierda! Olvidé que almorzaría con Antonio.

-¿Hola?- me respondió la llamada.

-No me odies- respondí casi de inmediato.

-¿Pasó algo?- preguntó Antonio extrañado, escuché que dejó de teclear en su computador. ¿Por qué no me sorprende que trabaje un domingo?

-No, bueno sí…Carolina me llamó invitándome a un parque de diversiones hoy- expliqué culposa.

-De acuerdo. ¿Quieres ir verdad?- comentó despreocupado.

-Pues sí, lo siento, sé que acordamos vernos- me disculpé.

-Esta bien, además tengo un par de cosas que hacer- me tranquilizó, pero igual sentí feo -Diviértete y avísame cuando llegues a tu casa esta vez, es amenaza- ambos reímos, aunque sabíamos que iba en serio.

Bien, una vez libre de culpas…busqué en mi armario llenado gracias a mi búsqueda de tiendas pequeñas donde podía comprar ropa linda sin que este extremadamente caro.

Opté por una blusa blanca de lunares rojos con un short jean claro y unas zapatillas blancas, clima caluroso, bolsas para mareos, alcohol, algodón, ligas para cabello y bolígrafo en el bolso, soy una experta.

Carolina ya me esperaba en la entrada, llevaba una blusa roja larga con cruces negras y un detalle de bobo blanco en el cuello, unas mallas y botas de color negro, sus rizos iban acomodados una cola de moño rojo.

Eran pocas las veces en las que se podía dar un respiro así de la vida adulta, estoy segura que lo aprovecharíamos al máximo.

Guie a Carolina por mis juegos preferidos, nos dieron un mapa y aunque me veía desconfiada aceptaba subirse a todos, yo era feliz con el cabello esponjado mientras ella tenía un algodón con alcohol en la nariz todo el tiempo, me lo agradecerá, algún día.

-¡Ahora el siguiente!- comenté sin soltar el mapa en mis dientes mientras mojaba mi cabello para alisarlo.

Carolina se mojaba el rostro recuperando su color, me lo agradecerá luego, no se tiene estas adrenalinas todos los días.

-Vas a acabar con lo poco que me queda de serenidad- advirtió negando con la cabeza, secándose con un pañuelo -Primero vamos por un jugo, necesito sustancia en mi cuerpo- suplicó y caminamos a un puesto colorido de batidos y postres.




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