Enical
Su silueta en la oscuridad siendo apenas perceptible, el cansancio de mi cuerpo, las mejillas quemando mi rostro y la fina sábana sobre mi piel eran sensaciones simples, pero juntas eran catastróficas.
-Volveré antes de que lo notes- prometió acomodándose el abrigo antes de acercarse a mí.
-Son dos meses, no soy tan despistada- aseguré negando con una sonrisa, cubrí mi desnudez con la sábana, era absurdo hacerlo ahora, pero me justificaré en el frío, no es vergüenza, obvio.
-Demoraste dos meses en notar qué botón era para cerrar y abrir en tu ascensor, yo creo que sí- afirmó antes de reírnos.
-Están mal puestos- me defendí.
-Lo que digas- finalizó dejándome un último beso antes de despedirse.
Dormí rápido gracias al cansancio registrando su silueta cerrando la puerta.
En la disquera cada año se hacía una fiesta en un club para celebrar el Año Nuevo, según los rumores Antonio era visto los primeros minutos haciendo acto de presencia y desaparecía, no me sorprende.
Lidiaré con ese problema después de cerrar el proyecto y terminar todos los informes del proyecto, el tiempo ha pasado demasiado rápido, Antonio tenía razones para asegurarme que no lo notaría, pero se equivocó, me concentré en desocuparme para estar libre el día de su vuelta.
-¡Bienvenido a casa!- exclamé al verlo cruzar la entrada, me propuso desayunar en su departamento, sí, aún no cambia de lugar las malditas llaves.
Me dejó un beso muy tierno en la frente cuando lo abracé.
-A que no adivinas quién me acabo de enterar que es gay- comentó mientras desayunábamos.
-¿Alguien famoso?- pregunté bebiendo mi jugo, asintió -¿De América?
-Déjalo, no lo vas a adivinar, saldrá en las noticias en un rato- presumió.
-Dejame pensar, 2010… ¿Ricky Martin?- indagué ladeando la cabeza y disfruté mucho ver cómo su sonrisa desaparecía.
-Oh que ternura, se cree más listo que nosotras- ironizó la Pinky antes de chocar puño con la Nerd.
-¿Cómo? Si recién esta saliendo en las noticias- inquirió frunciendo el ceño.
Me señalé con ambos índices -Del futuro- argumenté con una sonrisa de comercial y Antonio arqueó las cejas antes de reírse.
-Buen punto- asintió -Entonces debes saber quién ganará los siguientes Grammy- sospechó mirándome como la gallina de los huevos de oro intentando acariciar mi cabello.
-Ni lo sueñes, Ulfrein- contesté entrecerrando los ojos.
-Así no es divertido- se quejó haciendo un adorable puchero.
-Deberías descansar, fue un vuelo largo- aconsejé después de su largo bostezo cuando acabamos el desayuno.
-Tienes razón, pero no quiero ir solo- deslizó sutilmente con aparente inocencia parpadeando repetidas veces.
-Te has vuelto caprichoso- acusé cruzando los brazos.
-Puede ser- respondió descarado antes de jalarme de la mano hasta su habitación.
No mentía con lo del sueño, se puso el pijama en un parpadeo y tiró de mi para tumbarnos, no estaba cansada, acababa de despertar, pero estar en una cama tan cómoda y viéndolo dormitar era altamente contagioso, me fui acurrucando acomodando la cabeza en su pecho con su brazo cubriendo mi cuerpo. Fue la siesta más relajante que habían tenido en meses…
Un susurro me devolvió a la realidad, me resistí queriendo volver a dormir, se volvió en sollozos desorientándome porque mi almohada humana empezaba a temblar, abrí los ojos asustada encontrando a Antonio con la respiración agitada, sudor en la frente y ojos arrugados cerrados, lágrimas empezaban a salir.
Inmediatamente lo llamé sosteniéndolo por los hombros para despertarlo, pero no funcionó, él seguía llorando en su pesadilla, pellizqué sus mejillas evaluando si traer agua en un vaso y tirárselo en la cara.
Como si lo adivinara abrió los ojos asustado impulsándose hacia adelante, emitiendo algo parecido a un gritillo, su mirada perdida reconoció la habitación tranquilizándose y regulando su respiración.
-Fue sólo una pesadilla- susurré sentándome a su lado -¿Estás bien?- inquirí preocupada.
Asintió -Debe ser el cansancio- explicó -Aún tengo sueño, no dormí bien- se excusó volviendo a abrazarme y acurrucarse cerrando los ojos sin darme opción a preguntar.
Volvió a abrirlos para verme a los ojos, yo aún tenía las ganas de preguntar que soñó, pero me calló con un beso que me confundió, se sentía egoísta, como si buscara algo en mí para llevárselo y desaparecer, tal vez son ideas mías, debe ser su susto por la pesadilla. ¿Qué soñó?
-¿Deberíamos preocuparnos?- preguntó la Nerd pidiendo permiso para investigar, aunque en verdad ya estaba trazando un par de hipótesis.
-Es sólo una pesadilla, nosotras hemos tenido peores- comentó la Dark encogiéndose de hombros.
-Yo la apoyo, es tiempo y energía perdida, sobre todo energía, mi energía- agregó la Floja desde su hamaca, cansada de sólo escucharlas.
-Yo digo que con un poco de amor hasta las pesadillas se solucionan, nos tiene a nosotras, no hay problema- fundamentó la Pinky relajada mientras cepillaba su cabello en ondas sueltas.
No existieron más pesadillas y se veía como siempre así que deseché la idea, diciembre es el mes más ocupado, la disquera tiene tantos eventos de caridad y festividades internas para publicitarse con ayudas sociales que no tuve cabeza para nada más hasta navidad.
En todos estaba Antonio siento fotografiado por reporteros, no me acerque ni por accidente, no quiero fotos o algo que altere mi existencia, fui su juguete en cada evento, me lanzaba miradas secretas sonriéndome cuando nadie más lo notaba, provocándome sonrojos involuntarios que me nerviosean.
-Ábrelo- lo incité después de entregarle su regalo de navidad en su sala.
Dudé sobre que podría entregarle. ¿Qué le das a un millonario? Mi idea fue cliché de película estadounidense, sólo espero que le guste un poco.
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Editado: 21.07.2022