¿estas conmigo o estas fuera?

¿Usted borracha?

El día había transcurrido como cualquier otro. Dania y el profesor Tom se encontraron en el mismo lugar del día anterior, donde Dania había presentado su segundo examen.

El silencio entre ellos era palpable, solo interrumpido por las pocas palabras necesarias para coordinar sus actividades. Al regresar al hotel, cada uno se retiró a su habitación sin decir una palabra, un muro invisible de tensión entre ellos.

A las 20:17, Dania estaba lista para la noche. Louis la había invitado de nuevo al mismo club de la noche anterior, y ella había aceptado, segura de que Tom no interferiría en sus decisiones esta vez.

Llegó al club vistiendo una falda negra, una sudadera gris y tenis blancos, su cabello ondulado caía libremente por su espalda. El lugar vibraba al ritmo de "Hips Don't Lie" de Shakira. Desde la entrada, divisó a Louis con el mismo grupo de amigos de la noche anterior y se dirigió hacia ellos.

- ¡Hola, chicos! - saludó Dania, agitando su mano en un gesto casual.

- ¡Hey, Dan, ¡qué bueno que llegaste! - Louis la saludó con entusiasmo, pasándole un vaso de tequila - Toma, bebe esto. La noche promete ser interesante - le dijo con una sonrisa pícara.

- Amiga, con calma - la aconsejó una chica de cabello negro y piel blanca, observando cómo Dania se tomaba el tequila de un solo trago.

- ¡Esta noche vamos a disfrutar como nunca! - exclamó Dania con entusiasmo, su voz mezclándose con la música y la algarabía del lugar.

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Tom cocinó una deliciosa pasta para cenar y compró una botella de vino. Se acomodó en el sofá y se dispuso a ver una serie en Netflix.

Eran las 23:10 cuando el teléfono de Tom sonó, mostrando el nombre de Anna en la pantalla. Tom contestó emocionado, reconociendo la voz de su prometida al instante.

Llamada entre Tom y Anna:

- Hola, mi amor - saludó Anna emocionada.

- Hola, señora Felton - respondió Tom con una gran sonrisa.

- Aún no es oficial, pero cuando regreses podemos comenzar a planificar los preparativos para que ese nombre sea oficial - dijo Anna, llena de ilusión.

- Claro, cuando regrese. Ya te extraño, cariño - comentó Tom, anhelando el momento de volver a verla.

- Yo también te extraño mucho, pero ya falta menos para volvernos a ver - suspiró Anna. Luego, añadió con ternura - Te amo muchísimo, Tom.

- Y yo te amo más, futura señora Felton - respondió Tom, provocando risas en Anna.

- Solo llamaba para desearte una linda noche.

- Igualmente, cariño. Te amo.

- Y yo te amo a ti, mi vida.

Fin de la llamada.

Tom se recostó en el sofá y comenzó a reflexionar. Imaginó su vida casada con la mujer que amaba. Cerró los ojos e imaginó un escenario: los invitados a los lados, un juez frente a ellos, vestido con un traje negro y una corbata roja. Vio a Anna caminando hacia él con un vestido de novia, al ritmo de la música.

Pero para su sorpresa, cuando levantó el velo del rostro de la novia, no vio a Anna, sino a su alumna Dania vestida de novia.

Salió rápidamente de sus pensamientos, preguntándose por qué su alumna aparecía en sus fantasías. ¿Qué estaba sucediendo? Quería entender por qué Dania comenzaba a interrumpir sus pensamientos de esa manera.

Decidió salir a dar un paseo para despejar su mente. Al salir de su habitación, se encontró con tres chicas saliendo del ascensor. Dos de ellas ayudaban a la chica del medio, que parecía estar borracha.

- ¿Señorita Dania? - para su sorpresa, la chica borracha resultó ser su alumna.

- ¿La conoces? - una de las chicas que la ayudaba le preguntó a Tom.

- Sí, es mi alumna - murmuró Tom entre dientes.

- Bueno, entonces se la entregamos. Ha bebido un poco de más, pero estará bien - dijo la otra chica, entregándole a Tom unas bolsitas transparentes con polvo blanco - También descubrimos que un chico llamado Louis le había puesto esta droga en su bolso. La trajimos aquí antes de que le sucediera algo terrible.

Tom sujetó a Dania por la cintura para ayudarla a mantenerse en pie, mientras las chicas se marchaban para evitar problemas.

Dania comenzó a despertar y rodeó el cuello de Tom con sus brazos.

- Profesor Tom - la chica sonrió, su voz entrecortada por el hipo - Qué guapo te ves esta noche.

- Señorita Dania, usted está en un estado lamentable. La llevaré a su habitación... - antes de que Tom pudiera terminar su frase, los labios de Dania se encontraron con los suyos en un beso dulce y suave. Sin pensarlo, Tom correspondió al beso mientras Dania se acercaba más, intensificando el momento. Tom la sujetó firmemente por la cintura.

El beso duró un minuto, pero para ellos pareció una eternidad. Tom se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y se separó rápidamente de Dania.

- Esto no puede suceder - dijo, llevando la mano a su boca - No vuelva a hacer eso, ¿está claro? - sentenció Tom - Esto no fue correcto. Le pido que entre a su habitación - exigió, tratando de mantener su compostura.




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