UN MES ANTES DEL DESASTRE
LAILA
Me despierto por un sueño super raro todo colapsaba era un apocalipsis yo solo corría por un bosque el desespero me despertó estaba sudando y el corazón me latía super rápido como si en verdad yo hubiera corrido, de lejos escuche como mi madre me gritaba mi nombre desde la cocina -Ya no veré más películas apocalípticas. -me digo mientras bajo a la cocina para desayunar
-Buenos días hija ya está tu desayuno en la mesa comételo rápido tenemos que ir a ponernos las vacunas
-Que vacunas mama? -. le pregunto viéndola confundida
-Las noticias acaban de avisar que se viene un virus muy peligroso y que todos nos tenemos que vacunar para no esparcirlo y estar bien, dicen que los que no la tengan no van a poder ir a escuelas ni viajar ni entrar en lugares públicos al parecer la vacuna deja una marca en el brazo y ya con eso indica que si la tienes
-No se te hace un poco raro así empiezan todas las películas apocalípticas
-Tu deberías de dejar de ver esas películas siempre te pones paranoica -. Dice mientras se sienta a desayunar conmigo
Después de desayunar fuimos al centro de vacunación parecía alfombra roja todo mundo estaba super bien vestidos y yo con un pantalón flojo y la primera blusa que encontré yo solo veía a todos desde adentro del carro ya no quería bajar
-Vamos-. dice mi mama mientras abre la puerta
-Todos hagan una fila van por edades todos busquen donde les toca -. Dice una enfermara mientras señala los carteles que están en las puertas que tenían las edades escritas
Genial ahora me tocara estar rodeada de chicos de mi edad y me van a ver vestida de vagabunda me dirijo a donde me toca y veo a todos sentados bien vestidos esperando su turno
-Tome su turno -. Diese otra enfermera mientras me da un papelito con el numero 35
Me siento rogando que alguien de los presentes empiece a llorar o a hacer un drama para que no lo inyecten y poder sentirme mejor, volteo a ver a todos para buscar quien será mi distracción por ese rato en eso veo a un chico que super luce como una distracción en eso escucho como dicen mi número y me dirijo a donde está la enfermera con una inyección lo suficientemente larga como para atravesarme el brazo entero
-Bien esto no va a doler mucho-. Dice la enfermera mientras pasa el alcohol por mi brazo
Me inyecta y me duele hasta el alma maldita mentirosa, solo me levanto y me voy a buscar a mi madre para ya irnos, me la encuentro en el pasillo justo antes de la salida
-También te dolido? -me pregunta mientras se soba el brazo
-Hasta el alma, ya me quiero ir -le digo mientras buscamos el carro en el estacionamiento