#Dos

PAIGE WINDSOR.
 

Cuando creía que nada podría empeorar.
 

Así fue.
 

Todo empeoró.
 

Me di cuenta ahora que tengo a Kendall frente a mi.
 

— Estás rara. —Comenta sin dejar de recorrer mi cuerpo con su mirada como tratando de ver algo inusual en mi.
 

— ¿Rara? ¿Por qué?
 

Me mira a los ojos.
 

— Antes cuando llegaba ibas después de que tu hermano salía para tener sexo y ahora estás como distante.
 

Por dios.
 

Perdió su virginidad a los catorce años y yo aún lo sigo siendo.
 

Ahora me siento patética.
 

— Es que cambie mucho en este tiempo, no soy la misma de antes.
 

— Si, ya lo veo, ¿Te digo algo?.
 

— Claro.
 

Se acerco a mi oído.
 

Todo su labio en mi oreja.
 

Eso me hizo cosquillas, pero me gustó.
 

— Me gusta más esta versión de Lara.
 

Se alejo de mi.
 

Me dió un beso rápido en los labios y se fue dejándome sola en el salón de baile.
 

Ahora tengo una clase de ballet junto a Pierce
 

Mis Padres quieren ser los primeros reyes con un hijo varón que sepa ballet clásico.
 

Y yo lo hago por qué me gusta y así acompaño a Pierce.
 

— ¿Lista para bailar?. —Hablo Pierce al llegar a mi lado.
 

Lo miro y sonrío.
 

— Nací lista.
 

Fuimos hacia la maestra y empezamos la clase, la cual dura una hora.
 

Pero la de Pierce dura tres.
 

Igual yo siempre me quedo lo que resta de la clase mirándolo y haciéndole compañía.
 

(...)
 

— Estoy todo sudado.
 

Pierce odia bailar por eso, no soporta el sudor.
 

Le da asco, sea suyo o de otro.
 

Solo no lo tolera.
 

Y es bastante gracioso.
 

— Deja de quejarte, principito.
 

Lo empujó jugando con él.
 

— Vos lo decís por qué no sos la que tiene todo el cuerpo lleno de sudor.
 

Me río.
 

— Voy a bañarme no soporto estar así.
 

— Está bien, te voy luego.
 

Lo despeinó y salgo corriendo.
 

Odia que haga eso.
 

Es por eso que lo llanos principito, por qué le molesta estar desordenado.
 

Es adicto al orden.
 

De todos los de la familia Pierce es mi mejor amigo es con el que mejor me llevo.
 

Creo que es al único que tal vez lo considero mi hermano de corazón.
 

Lo quiero demasiado.
 

Él siempre a estado para mí y yo para él.

 

(...)

 

Camino al rededor de la fuente de agua del jardín.
 

Siempre ven acá cuando quiero estar sola.
 

Es como mi lugar especial.
 

Todos tenemos uno y el mío es este.
 

Tocó el agua con mis dedos.
 

Me siento relajada al hacer esto.
 

Saco los dedos y me quedo observando mi reflejo en el agua de la fuente.
 

— Te estaba buscando.
 

Al oír eso me asusté.
 

No sé como paso todo fue tan rápido.
 

Cuando me di cuenta ya me había caído dentro de la fuente mojando todo mi vestido y cabello.
 

Salgo a la superficie y me quedo sentada ahí adentro.
 

— Perdón no te quise asustar, toma mi mano.
 

Me sujete de su mano y tiré de ella haciendo que caiga a la fuente junto a mi.
 

Lo miro y me río.
 

— ¿Por qué hiciste eso?.
 

Controle mi risa.
 

— Eso es por asustarme.
 

— No lo hice a propósito.
 

— Ah, pues yo tampoco.
 

— Tonta. —Me da salpicón.
 

Abro la boca con falsa indignacion.
 

Lo salpicó yo también.
 

— Tonto.
 

Seguimos jugando en la fuente.
 

Cuando trato de levantarme me patino y caigo arriba de Kendall.
 

Nuestros rostros quedaron demasiado cerca.
 

Si cualquiera de los dos se mueve vamos a terminar besándonos.
 

Y eso es justo lo que pasa.
 

Kendall toma la iniciativa y me besa, a lo cual correspondo.
 

Es mi primer beso.
 

Y es mucho mejor de lo que me imaginé.
 

Él se da cuenta de eso y trata de ir más despacio para que pueda seguirlo.
 

Al principio pensé que él que este Kendall en la casa iba a empeorar todo, pero ahora creo que tal vez no sea tan malo su quedada en la casa.
 

Tal vez y hasta lo termine disfrutando.
 

Y ahora sí que disfruto tener sus labios sobre los míos.