Estereotipos De M!"#$%

CAPITULO 3 TERAPIA

Jueves 11, Octubre del 2012

 

Hola Diario, soy yo. No sé por donde empezar, mis padres se volvieron locos...

Resulta qué, todos los jueves llevaban a Bange al psicólogo, hoy me trajeron también. Me estaban pidiendo una cita, aun estoy esperando que me asignen un psicólogo o algo. Sinceramente creo que la terapia la necesitan ellos... Las cosas en casa andan muy feas.

 

Misha estaba escribiendo en un consultorio, sentado en una de las dos sillas frente al escritorio. Se detuvo por que escuchó un sonido fuera, entonces entró un hombre bastante joven, beta, alto, con lentes y barba.

El hombre le sonrió, tenía una carpeta de cartón amarilla en la mano. El rubio cerró su diario y esperó a que hablara, no sabía que se hacía en un lugar como este pero ya estaba desconfiando del mayor.

- Veamos... ¿Misha Portrat? - Leyó en el expediente que acababan de abrir en el centro de salud mental, mientras se sentaba al otro lado del escritorio. - Hermano mayor de Bange, ya veo. - Siguió leyendo el caso desde la descripción que los padres dieron. Traía una expresión muy seria de total concentración.

- Lo que esté escrito allí, es mentira. - El rubio estaba irritado, un pedazo de papel no podría decirle a ese hombre todo lo que le había pasado en su corta vida.

- ¿Tú crees? - Preguntó el profesional. - Aquí dice que tuviste tu primer celo el primero de septiembre, fue hace menos de dos meses. - Miró al niño y le sonrió, cerró finalmente la carpeta, apoyó las manos en el escritorio y se inclinó entrelazando sus dedos. - ¿A sido duro?

Misha le miraba con recelo, no sabía como se llamaba, no tenía idea de por qué lo pusieron allí. Recordaba la voz de su madre diciendo “Internarlo” y se le erizaba la piel.

La verdad era que su papá había encontrado la maleta a medio hacer, con dinero y el diario. No lo leyó todo, lo ojeó la noche anterior, donde tuvieron esa pelea terrible. Se había preocupado genuinamente por Misha y tomó la decisión de que sería mejor llevarlo también a las terapias. Bange sí estaba mostrando resultados buenos.

Misha estaba con un buzo largo, le cubría casi por completo las manos. Se sentó cruzando las piernas en la silla, no le importó que sus zapatos la ensuciaran. El pequeño cabía perfecto en la silla. Se alzó mechones de cabello rubio detrás de las orejas, tenía ojeras por dormir mal y ojos rojos por llorar.

- Me parece que e sido muy grosero hoy, voy a presentarme primero y luego lo haces tú ¿Te parece bien? Así nos conocemos un poco. - Propuso el profesional sin parar de sonreír. Misha asintió con su cabeza. - Soy Santiago, psicólogo pediatra. Tengo 32 años, beta y me gusta el color naranja. - Santiago acompañó su presentación de gestos suaves y expresivos, manos y muecas por igual.

Misha sonreía por la pequeña presentación. Por desgracia a pesar de los esfuerzos del beta, el niño aun no se sentía cómodo para decir nada, su mirada paseaba por el escritorio y las cosas sobre este.

- Voy a seguir. Vivo solo, en un pequeño departamento a un par de cuadras de aquí, estoy estudiando para sacar otro título. - El señor no dejaba de hablar, pero observaba muy atento las expresiones de Misha. - Tengo unos sobrinos de tu edad y la de tu hermano. - El rubio frunció el ceño, se le antojaba ser grosero.

No quería que lo compararan con otros niños, él no era como otros niños. Santiago se detuvo al ver la expresión de enojo del niño y esperó.

- Soy Misha, tengo 12 años, soy alfa, voy a segundo ciclo en mi colegio, mis padres nos hicieron entrar a estudiar un año antes... - El rubio se distanció del presente, sus ojos se concentraron en un punto vacío.

Santiago miraba con atención al niño, las expresiones y conductas que tenía mostraban claramente una situación complicada. Pero debía saber la raíz. Los padres le habían contado su versión de los hechos y los problemas que Misha les venía dando, pero debía saber que estaba causándolo.

- Ya voy a ir a tercero... Y probablemente me pongan en un curso de alfas... - Su tono bajó. - Yo iba... Iba a ser un omega. - Misha hizo una pausa larga pero al final no continuó hablando.

- Muy bien, gracias Misha por compartir esas cosas conmigo. Me gustaría hacerte un par de preguntas. ¿Te parece?

- Okey...

- ¿Por que dijiste que ibas a ser un omega?

- Todos los adultos me decían que era muy bonito, que seguramente iba a ser omega y yo pensé que así iba a ser... Pero no, no lo soy. Soy un alfa.

- Entonces, ¿Cómo te sientes con eso?

- Mal.

- ¿Por qué mal?

- Decepcioné a todos. - El niño miraba sus manos, para mantener la calma estaba jalando las mangas de su buzo. - Mis padres están siempre muy enojados, mi hermano también, le robé su lugar de alfa. - Misha no había dicho estas cosas en voz alta, casi las murmuraba por pena. - Los niños se van a burlar de mí en el colegio.

- Debe ser muy difícil pasar por esto a tu edad, un cambio así... Que no esperabas, trae muchas consecuencias. - Santiago intentaba mejorar su lenguaje corporal para que Misha se sintiera en confianza. - Pero estoy seguro que tus padres no deben estar tan enojados como crees y mucho menos tu hermano.




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