Misha se despertó sudando, había tenido una pesadilla. Se arrancó los audífonos pero se habían enredado en su cabello. Le dolió.
Respiraba agitado, se sentó mirando al rededor y ubicándose en su habitación. Buscó un toma-todo que tenía junto a su cama con agua y bebió. “Estoy bien, no fue real.” Pensaba.
En su pesadilla él no era un alfa, su celo fue de omega. Soñaba con Taero en el campamento viendo la película y que este al percibir su celo lo intentaba violar. Era horrible, no sabía por que tenía que cruzar algo así por su cabeza. Pero no existía, él era un alfa y Taero ya no estaba en su vida. No lo volvería a ver jamás.
Se levantó, se quitó el cabello de la cara y se preparó para irse a bañar. El siguiente celo lo tenía en septiembre, Bange también. Desde ahora ya se sentía enojado por la idea de pasar otro celo más. Era horrible tenerlo, no se imaginaba Bange que estaba así por tres días seguidos. Pobre.
Ese día sus padres habían salido, tenían una especie de cita con una cena romántica o algo. Misha y Bange estaban solos en casa y estaban por ver una película en la sala. Ya era bastante tarde. Los adolescentes habían hecho palomitas y tenían más botanas, gaseosa, una manta cada uno. Se aseguraron de echar llave y cerrar bien las ventanas.
Sus padres seguro iban a llegar muy tarde, ellos no solían intimar en casa, evitaban que sus hijos lo notaran mucho y ambos lo agradecían. Misha se sentiría increíblemente incomodo de saber que Adela y Peter... No, que asco.
- No seas miedoso y veamos esa. - Bange quería una película de terror y Misha una de acción.
- Es pura sangre y tripas. - Se quejó el rubio poniendo los ojos en blanco.
- La próxima la elijes tú.
- Ash, como quieras. - Misha no le discutió demasiado. Bange siempre se salía con la suya.
El omega no esperó nada y puso la película con una sonrisa victoriosa. Se sentó junto a su hermano y empezaron a verla mientras comían. Todo estaba bien, ambos estaban muy atentos a las escenas. El miedo se presentó lentamente, casi que se aburrían. No era la mejor película pero estaba bien. Las escenas de terror eran buenas, aunque pocas.
De repente en la pantalla salieron dos actores, intimando. Eran un omega y un alfa, dos hombres. Ambos se tensaron, Bange había estado recostado sobre el hombro de Misha. Intentó disimular, la escena iba a acabar tarde o temprano, pero no sabía que verían eso.
La escena sexual seguía, también el asesino estaba por allí. Misha se incomodó, ver un omega cogiendo era extraño. No dijeron nada, ninguno conocía mucho de sexo pero estaban creciendo y en el colegio los otros niños hablaban de cosas, tenían clase de educación sexual. Ambos odiaban esa clase.
Bange finalmente se sentó mientras el omega gemía, simulando un orgasmo. Luego el asesino masacró a ambos personajes. Misha lo miró, su hermano se había sentado hasta el otro lado del mueble, con una notable distancia entre ellos. ¿Bange le tendría miedo?
- ¿Todo bien? - Preguntó, la película seguía.
- Sí. - Bange no le miraba.
- ¿A pasado algo en el colegio? - No supo por que preguntó eso, la situación le soltó la lengua. Bange negó con la cabeza. - ¿El chico al que le gustas te escribió o algo? - La cara de asco que puso el omega le hizo soltar una risita.
- ¿A ti te a pasado algo? - Preguntó Bange, Misha volvió a reír pero esta vez nervioso. Claro que no había pasado nada, a él no le interesaban esas cosas.
Cuando el omega le miró, Misha supo que no se refería a omegas. El rubio se enojó, era muy humillante que Bange le preguntara algo así. No había manera de que eso pasara, era antinatural. Además Misha sabía que ninguno de sus compañeros en el colegio haría algo así, le dio hasta vergüenza pensar en ello. Terminó arrojando un cojín a su hermano menor.
- Bange.
- Dime.
- Si algo te pasa, debes contarme. - Silencio. - No le diré a nadie, pero no quiero que... Te sientas solo con esas cosas. - Misha recordaba omegas en el colegio llorando, a veces unos olían diferente...
Era muy normal que ellos también iniciaran su vida sexual pronto. La diferencia era que los omegas no solían hacerlo por voluntad propia, sino por el celo y la mala suerte de que un alfa estuviera cerca. Bange ya no le respondió, volvieron la atención a la peli.
El fin de semana se acabó, volvieron a clases el lunes aunque ya casi no había nada que hacer. Les entregaron notas y repasaron las últimas cosas del año. Bange entrenó normal los días que faltaban. La semana voló.
Misha no tenía las mejores notas, pero pasó el año. Aunque su profesor lo odiaba, el rubio no creía que ese hombre quisiera tenerlo otro año ahí. Algo de bueno tenía que tener el que su presencia incomodara a ese alfa viejo y feo.
Unas niñas del salón de Misha se acercaron a él, se pararon junto a su mesa y le sonrieron. Misha no les devolvió el gesto, esperó a escuchar que querían.
- Va a ser mi cumpleaños, me gustaría que vengas con tu hermano. - Misha abrió los ojos sorprendido. ¿Bange? ¿Ellas querían que vaya Bange? Estaba a punto de decir que sí, pero desconfió.
- ¿Por qué? - Las chicas no querían responderle, se miraron. - No jodan. - Respondió el rubio, ya alistando su mochila para irse.