Sábado 13 de diciembre, 2:38 am.
El rumor de voces y risas se fue haciendo más fuerte. Tae, Bange y Giel se giraron a mirar la puerta de cristal. Camil se asomó con su bullicio de siempre y miró la piscina con sorpresa, sonrió con la boca abierta.
- No me jodas, ¡Hay piscina! - La alfa dio un par de saltitos mientras señalaba girándose a sus amigos, como si ellos no la pudiesen ver por sí mismos.
- Diablos, que genial. - Respondía Eme con la misma emoción explosiva de la pequeña alfa. Parecían dos niños chiquitos.
Itan ayudaba a Amara a caminar agarrando su mano, para que no se vaya a marear. Misha se reía de los dos ruidosos del grupo. Que un momento de tensión y preocupación durara tan poco estaba alterando como el rubio veía los problemas, quería contagiarse de esas personalidades tan poco serias.
Camil no esperó más, empezó a sacarse prendas de vestir sin parar. Sorprendió a todos, hasta a sus amigos. Giel se levantó escandalizada y caminó hacía Bange y Tae por el otro extremo de la piscina para no quedar expuesta delante de esos jóvenes incultos. No entendía como podían asistir al mismo colegio que esa alfa vulgar.
Camil se quitó los botines con dificultad por que estaba desesperada por entrar al agua, le siguió la correa, el short, las medias nailon y la camiseta. No traía brasier, sus pechos quedaron al aire. Solo se dejó los accesorios, manillas, aretes y collares. Su piel se erizó por el frío de la noche y saltó al agua con toda confianza. Los chicos que miraban a Camil estaban perplejos.
Eme golpeó suavemente a Itan en el pecho y le miró con una sonrisa, divertido por la escena. El alfa azabache esbozó algo parecido a una sonrisa y acto seguido los dos muchachos empezaron a sacarse la ropa también. Tae les miraba con fastidio pero debía admitir que lo que estaban haciendo se le antojaba divertido.
Amara se reía de ellos, en cuanto Itan y Eme quedaron en boxers se acercaron a ella y amenazaron con meterla en la piscina con toda la ropa encima. Ella suplicó escandalosamente sin parar de reír que le dejaran sacarse la ropa antes. Se quitó los converse, la falda y el top, quedando en ropa interior y con una gargantilla. Salto tomando las manos de Itan y Eme.
- Que atrevidos. - Dijo Giel de mala gana.
- Ya relájate. - Exclamó Tae cansado de las críticas.
- No es su casa. - Insistió la alfa, Cristian, Jane, Lion, Miranda y Linus aparecieron por la puerta. - Tae eres demasiado tolerante. - Reprochó enojada y se fue con el resto de sus amigos.
- Ella los odia. - Dijo Bange, siguiendo a la chica con la mirada. Le gustaba mucho pero veía muy difícil que pudieran entenderse.
- No es eso, solo le molesta que son imprudentes. - Explicó Taero. - Sus padres no la dejan opinar tanto. Ya sabes, siente celos. - Murmuró. - Tú no escuchaste eso de mí.
Bange sonrió, negó divertido y volvió a ver a Misha. Estaba solo de pie observando a sus amigos. No sabía los detalles de como los encontró pero lo notaba más feliz, eso le daba gusto a él también. Linus se acercó con ellos.
- Bange, ¿A que hora se van? - El omega tenía que avisar para que lo vayan a ver.
- Cierto, mi papá debe estar enojado.
Ya eran casi las tres, Bange agarró su celular y empezó a escribir explicándole a Peter que la fiesta resultó ser en casa de Taero y aun estaban celebrando. Le contó que solo quedaban amigos cercanos para que su papá no se preocupara. También le dijo que estaban sobrios y sanos.
Linus miraba a los alfas en la piscina jugar, se veía divertido pero no se sentía cómodo con tantos alfas presentes. Volvió su atención a su amigo al mismo tiempo que Camil salía por la orilla de la piscina intentando asustarles. Bange trató de no mirarla por que sabía que no tenía brasier.
- ¿Por que no entran también? - Preguntó la chica con el mejor humor que le habían visto jamás. - El agua esta exquisita. - Hizo una imitación de “persona culta” con su voz, se rio y nadó de regreso al centro de la piscina.
- ¡Salgan de la piscina y váyanse! - Reclamó Giel.
- ¡Vamos reina del drama, no seas tímida! - Le gritó Camil ignorando sus quejas. Taero soltó una carcajada, Giel estaba furiosa. - ¿Te da vergüenza? ¿Muchos chicos rudos para ti? - Siguió ella, los demás se reían. Incluso Cristian y los betas lo encontraron divertido. - ¡Apuesto a que tus tetas son de silicona!
Las risas de los amigos de Giel se apagaron, pero Eme e Itan encontraban muy graciosas las bromas de la alfa enana. Giel ya no le respondió, sintió amartillada su dignidad. Quería responder más mordaz y malvada pero nada llegaba a su mente.
- Aunque fueran de silicona, al menos yo puedo pagarlas. Tarada. - Murmuró antes que gritarlo, Cristian y los demás la escucharon pero se mantuvieron serios.
A pesar de creer que Camil era una cualquiera, notó que reían con ella. Su ego se sintió atacado, no podía ser que esa tipa tuviera una respuesta positiva de todos y ella no.
A regañadientes, se sacó las balerinas, deslizó sus brazos por el vestido para poder sacarlo hacía abajo. Era un pequeño vestido pegado de una tela elástica. Ya en ropa interior se sacó los aretes y otros accesorios que podían dañarse.
El silencio fue brutal, todos los chicos miraban a la alfa con suma atención. Giel tenía un cuerpo hermoso, su largo cabello chocolate cubría toda su espalda. Camil no se había dado cuenta hasta que notó las caras de idiotas de sus amigos y se giró sobre el agua a ver a la chica.