Estirpe De Los Ocultos

Capítulo 3 : Pozos De Redención

Una radiante mañana en la ciudad Godulib, la suave briza recorre cada recoveco de los intrincados pasadizos de la amurallada ciudad. En la zona céntrica, cuna de los visitantes, posadas y asentamientos de los 5 Gremios bajo el mandato directo de los Thuls. Es en este lugar en que también se encuentra la catedral de mayor altura, siendo superada únicamente por las enormes murallas que rodean a Godulib.

En una de las 7 torres de la Catedral Nuvia, puede divisarse apenas visible una persona colgando, se sostiene de su brazo prostético el cual ha enganchado en la punta de la torre, mientras que con su mano izquierda limpia los bellos vitrales de la catedral. En esa escena se encuentra plasmada la representación de la Diosa Nuvia, cabellos ondulados que se extienden por varios kilómetros que interconectan el mundo espiritual con el terrenal, esta Diosa es quien se apiada de los enfermos y moribundos otorgándoles una muerte indolora y en paz. Sus negros cabellos se tornan blancos cuando un alma deja este reino para llegar al descanso eterno junto a sus antepasados, los cuales lo recibirán con un banquete en el otro mundo.

– ¡Si veo una sola fisura en alguno de los vitrales, te aseguro que la cancelación de tu paga será el problema más sencillo que debas solventar chico!

Desde el suelo, un anciano que viste una túnica de color negro con un gravado de la Diosa Nuvia en blanco grita a viva voz a ese sujeto que cuelga peligrosamente en las alturas, en sus manos sostiene un megáfono de oro que reluce con el brillo del Sol. Junto al anciano también lo acompañan otros 4 sujetos que ocupan las mismas vestimentas que el anciano sujeto. Las arrugas de su piel denotan sus 85 años, pese a su edad aún conserva una vitalidad que rivaliza con la de los jóvenes.

– Como si pudieras verlas viejo cegatón. – Dice entre dientes el sujeto que cuelga peligrosamente.

– ¡Al parecer cierto niño imbécil ha olvidado que Riia posee la bendición de Astor! – El anciano habla con cierta ira en su tono de voz.

– Mierda me escucho Riia… Riia, si me oyes, no es necesario que reportes todo al viejo cascarrabias.

– ¡Agradece que soy un Portavoz de nuestra señora Nuvia, solo por eso voy a olvidar que me has dicho de esa manera!

– … Riia traidora.

– ¡Riia es una Aprendiz muy leal de nuestra señora, no al chico idiota que debe limpiar!

– Solo un poco mas y terminare esta mi… misericordiosa misión.

– ¡Bien dicho chico, limpia como si tus manos fueran guiadas por la mismísima Nuvia!

– Como tú digas.

Luego de 10 minutos quien cuelga de las alturas comienza a descender rápidamente hasta tocar suelo, una vez en tierra puede escucharse un sonido de piezas moviéndose dentro de su brazo prostético, inmediatamente el gancho que se encontraba enrollado en la punta de la torre se suelta y el cable comienza a retraerse, hasta que regresa nuevamente al interior de esa metálica pieza protética, el gancho se oculta en la muñeca.

– Por tu bien, espero que no hayas dañado nada Ralan.

– El Gran Ralan siempre cumple con sus misiones de manera magistral.

– Si… como cuando te caíste mientras limpiabas las canaletas de la capilla Rudle.

Con una voz seria aunque también burlona, quien habla es una joven de 17 años, sus ondulados cabellos simulan al de la diosa Nuvia, sin embargo no posee la cabellera de tan extensa envergadura y el mismo color de la respetada Diosa. Sus rubios cabellos brillan tal como si fueran hechos de oro, posee una esbelta figura, nariz pequeña y respingona, ojos color esmeralda que generalmente expresan una mirada amable y comprensiva, sin embargo en estos momentos lucen una expresión alegre y burlesca.

– Riia no es necesario que nombres ese exabrupto, el gran Ralan también tiene derecho a equivocarse de vez en cuando.

– Si no te detengo hubieras mancillado la Torre Del Pasante con ese mugroso gancho. – Dice el anciano con una sonrisa forzosa.

– Querías rapidez y eso ofrecía gran Portavoz.

– Es mejor si dejamos esta discusión hasta este punto, puedes retirarte Ralan, aun tienes otra misión el día de hoy.

– … Es verdad, maldición.

– ¡No maldigas en suelo sacro!

Con el grito de ira del anciano Portavoz Ralan corre rápidamente en dirección a su próxima misión.

Como siempre el método más rápido es desplazarme por los tejados, esta ciudad siempre se encuentra aglomerada de diversos individuos, en especial por visitantes.

Con ese pensamiento en mente Ralan se desplaza ágilmente sin que nadie note su presencia, en ocasiones debe recurrir al gancho de su muñeca para alcanzar zonas elevadas o puntos distantes como calles principales que poseen un ancho de varios metros. Comienza a correr a una velocidad mayor y salta al vacío sujetándose de una cornisa, desciende entre los balcones de un enorme edificio hasta llegar al suelo, arregla sus ropas y camina hasta una casona muy roída que contrasta con la majestuosidad de sus vecinos.

El musgo cuelga desde las paredes, las grietas de la estructura dan paso a que el viento ingrese sin problemas, emitiendo un tétrico silbido que espanta a todo aquel que se atreva a colocar un solo pie en esta ya de por si agobiante casona. Ralan abre lentamente la puerta principal, provocando que emita un sonido chirriante por las oxidadas bisagras que soportan con dificultad la endeble puerta. El oscuro interior es iluminado por tenues hilos de luz del medio día, es entonces que se escuchan pasos lentos pero constantes que descienden por la escalera que interconecta el primer y segundo piso.



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En el texto hay: humor, gore sangre accion, romance

Editado: 24.10.2018

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