Esto es amor

11

—Vamos —insistió.

No pude negarme.

Su habitación era apenas un poco más grande que en la que yo dormía.

Había un armario en una esquina, lleno de ropa, zapatos y sombreros, aunque nunca lo había visto usar uno.

Su cama era un desorden de sábanas y almohadas. Y una cámara fotográfica descansaba sobre esta.

Apenas entré Myung Soo la tomó y, sin previo aviso, me sacó una foto.

Parpadeé, confuso.

—¿Qué haces?

—Lo siento, pero tenías una expresión muy linda en tu rostro y no pude resistirme.

Bajé la vista por respuesta.

—Sung Jong.

Me negué a mirarlo, enfocándome en el borde de la mesita de noche que había a un lado.

—No soy lindo. No soy una chica.

—Sé que no eres una chica, pero eso no hace que no seas lindo.

Su voz era suave. Y tentadora.

No necesitaba experiencia para comprender ese tono. De alguna manera extraña e irreal, Myung Soo me estaba coqueteando.

¿Por qué?

Las alarmas se encendieron en mi cabeza y pensé en huir. Myung Soo lo sabía. Había averiguado lo que yo sentía por él (probablemente lo había hecho gracias al beso) y había decidido jugar un poco.

No. Él no era ese tipo de persona.

Muchas chicas gustaban de él y él nunca había jugado con alguna.

¿Entonces qué?

Tal vez... tal vez había decidido hacer una excepción conmigo porque yo era un chico. Probablemente se sentía asqueado.

Pensar así no me ayudaba.

—Tranquilo. No voy a hacerte nada.

Sus palabras me hicieron dar un respingo y me obligué a mirarlo. Él sonreía.

—No... Es que...

—Por favor, siéntate.

Y se volvió para asegurar la puerta.

Esa acción me puso todavía más nervioso.

¿Qué quería hacer conmigo?

Me senté en el borde de la cama, dejando mi mochila a mis pies.

Myung Soo se mantuvo de pie.

Nos miramos un par de veces en silencio antes de que comenzara a preguntarme cosas. No eran cosas relevantes, sólo gustos personales. No pensé que podría interesarle algo así, pero me aseguré de responder todas sus preguntas. No le veía mucho sentido, teniendo en consideración la clase de persona aburrida que yo era. Pero Myung Soo se veía fascinado. Me hizo recordar lo que había dicho: que yo era interesante.

—Te gusta mucho la fotografía, ¿verdad? —comenté una vez hube tomado la suficiente confianza para hacer preguntas también.

Myung Soo tenía una caja llena de fotos de todo tipo y me había permitido verla.

—Sí -me sacó otra antes de darme cuenta —mi sueño es sacar un libro de fotografías algún día.

No esperaba eso. Myung Soo no parecía el tipo de chico que tuviera planes a futuro.

—Seguro que lo logras —murmuré —tus fotografías son muy buenas.

—Ahora lo serán más.

Y me tomó otra fotografía.

Bajé la vista, avergonzado. Tal vez era el momento de irme. Woo Hyun no tardaría en llegar y ya me imaginaba como se pondría si me veía ahí.

Pero había algo más que quería saber.

—Myung Soo.

—¿Qué pasa?

Había una suave sonrisa en sus labios.

—Nosotros... somos amigos, ¿verdad?

—Lo somos.

Llevó una mano a mi rostro, deslizando las yemas de sus dedos por mis mejillas, siguiendo el contorno.

Mi respiración se agitó.

—¿De verdad?

—Te lo dije la noche que llegaste, ¿no?

—Lo hiciste.

—Entonces, ¿cual es el problema? ¿No te gusta que seamos amigos?

Su tono era terriblemente adulador.
¿Cómo debía reaccionar ante eso?

—Es que...

—¿Qué?

Sus ojos se clavaron en los míos. Si eso continuaba no sería capaz de contenerme. Y si Myung Soo solo estaba jugando yo...

—Quiero saber algo —murmuré mientras me apartaba de su lado, rompiendo así la conexión. Casi podía sentir una brecha creándose entre los dos, pero no me importó. No podía hacerme falsas ilusiones sólo porque él era demasiado amable.

—Me pregunto que será.

Lo miré de reojo. Se había acostado sobre la cama y jugueteaba con su cámara.

Tomé aire con fuerza, armándome de valor.

—Es sobre él... Chul Moo.

Las manos de Myung Soo dejaron de moverse.

—¿Qué quieres saber?

—Antes, Sung Kyu dijo que no era algo personal que decidieran molestarme, pero él, Chul Moo, lo mencionó.

—¿Qué dijo exactamente?

Me ruboricé un poco. No quería contarle todo. Menos aún la parte en la que me habían confundido con su novia.

—Lo llamo "imbécil".

—No me sorprende.

—Si es algo personal, ¿verdad? Sung Kyu mintió para tranquilizar a Woo Hyun.

Pensé que se negaría a responder, pero lo que hizo fue dejar su cámara a un lado y soltar un suspiro cargado de tristeza. Aquella era otra faceta de la personalidad de Myung Soo que yo desconocía.

—Es una vieja historia.

—¿Entre Sung Kyu y ese tipo?

—Sí.

—Quiero escucharla.

—No es una historia agradable.

—Aún así yo...

—No —Myung Soo se levantó—. Es una historia triste con un final cruel. A Sung Kyu le tomó mucho superarla y no hay necesidad de que tú la sepas.

Había dureza en su mirada.

—Tal vez sea así y no haya necesidad de que yo la sepa, pero, ¿Woo Hyun?

—Eso es asunto de Sung Kyu.

Volvió a jugar con su cámara.

—Entiendo.

Tomé mi mochila y me dirigí a la puerta.

—Sung Jong.

—¿Qué? Woo Hyun llegara pronto. Debo irme.

—Escúchame —sentí su mano en mi hombro, pero no lo miré —no quiero contarte esta historia porque es demasiado triste, no por otra cosa.

—Eso lo entiendo, pero podría con ella. No soy tan débil como todos piensan.

Myung Soo dejó escapar una pequeña carcajada y me rodeó por completo con sus brazos, ocultando el rostro en mi hombro.

—Eso debe ser una mierda, ¿no?

—Lo es.

Y también reí, pese a que nunca en mi vida había tenido menos ganas de reír.

—Te la contaré —murmuró —pero no hoy. Como has dicho Woo Hyun debe estar por llegar y necesito tiempo para contarla bien.



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En el texto hay: homosexual, woogyu, myungjong

Editado: 10.07.2022

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