—Se llamaba Hyun Jae.
—¿Quién?
—La chica por la que empezó todo —explicó Myung Soo con calma, tomándome de la mano. Eché un vistazo a mi alrededor, pero no había nadie que pudiera vernos.
—Era una amiga de la infancia de Sung Kyu. Él estaba enamorado de ella cuando eran niños. Creo que hasta se le declaró, pero ella lo rechazó, porque le gustaba otro chico. ¿Sabes quién?
—No.
¿Cómo lo sabría?
—Woo Hyun.
—¿Quieres decir que Woo Hyun también la conoce?
—Sí.
—Pero nunca me ha hablado de ella.
—Era amiga de Sung Kyu, no de Woo Hyun.
¿Que acaso no tenían los mismos amigos? En mis recuerdos ellos siempre estaban juntos.
—Ella ganó una beca para una escuela de por aquí —Myung Soo fue bastante vago en ese tema, como si no quisiera decir que escuela era —así que dejó la casa de sus padres y se mudó.
—Ella... ¿se mudó por aquí?
—En el mismo edificio donde vivimos.
Parpadeé y me acerqué más a él.
—Era una chica y vivía sola, ¿no?
—Sí —Myung Soo sonrió con tristeza—. Ya te imaginarás lo que pasó, ¿no?
—Esos tipos la molestaron.
—Sí. Empezó de a poco, sobre todo porque Hyun Jae sólo salía de día, pero eso no duró mucho. El dinero de la beca se terminaba, así que tuvo que conseguir un empleo. Debido a la escuela sólo tenía tiempo de noche —tuve un escalofrío al imaginar lo que eso significaba —regresaba a casa de madrugada y ellos siempre estaban ahí. Hyun Jae era lista y se las ingenió para evadirlos la mayor parte de las veces, pero no siempre tenía suerte. Fue entonces que Sung Kyu la contactó y ella le contó lo que ocurría. Hacía años que él había dejado de mirarla como mujer y sólo la veía como su mejor amiga, así que no lo pensó un momento y se marchó de casa, argumentando tener edad suficiente para independizarse. Ni su padre ni mi madre sabían la verdad.
Asentí, atento a sus palabras. Eso explicaba porque no había visto a Sung Kyu en aquellos años.
—Sung Kyu se mudó al mismo edificio que ella y la acompañaba a casa cada noche y las cosas parecieron calmarse. Ninguno se atrevió a atacarlo. Y no debes extrañarte por eso, Jongie, en aquel entonces no eran ni la mitad de los que son ahora. Por lo que pude averiguar habían tenido una batalla con una pandilla rival por un territorio. Se convirtió en una masacre. Los que no murieron están ahora en prisión.
Myung Soo rodeó mis hombros para atraerme más hacia él. No me resistí.
—Pero los que sobrevivieron y no fueron encerrados —continuó —siguieron adelante, con un nuevo líder.
—Chul Moo.
—Sí. Es cobarde y sanguinario. Eso explica su gusto por molestar sólo mujeres.
—¿Que pasó con Hyun Jae?
—A eso iba. Una noche Sung Kyu no pudo acompañarla y ella volvió sola a casa. De inmediato le cayeron encima, pero logró escapar, llegando hasta nuestra casa, llorando y con el vestido desgarrado. Traté de detener a Sung Kyu, pero se marchó antes de...
—¡Espera! —me separé de él, levantando una mano—. ¿Tú vivías ahí también?
—Sí. Me mudé con él.
—Así que tú conoces a esa chica también.
—Sí. La conocí —hizo una pausa antes de continuar—. Sung Kyu sólo habló esa vez, pero Chul Moo se lo tomó como una ofensa, la cual sólo desencadenó en una tragedia.
Y al escuchar la amargura en su voz comprendí que ya no deseaba saberlo. No quería seguir escuchando, no era necesario que yo lo supiera.
—Unos días después Hyun Jae desapareció. La buscamos entre los dos, incluso Sung Yeol nos ayudó, pero no hubo caso.
—¿Fueron a la policía?
—No fue necesario. Apareció ese mismo día, estaba viva, pero...
—¿Pero?
Myung Soo volvió a atraerme hacia él, sentándome en sus piernas.
—La habían violado y golpeado. Tenía heridas muy graves, lesiones internas y huesos rotos. Era horrible verla en ese estado, pero le pedí a Sung Kyu que mantuviera la calma, que ella lo necesitaba a su lado.
—Pero no te hizo caso, ¿verdad?
—No. Fue a buscarlos de nuevo. Y esta vez no para hablar.
—¿No pusieron una demanda?
—No. Hyun Jae estaba tan asustada que se negó a declarar en contra de los Black Eyes.
—Entonces Sung Kyu fue a enfrentarlos él solo. ¿Cuántos eran ellos?
—Seis.
—¿Y Sung Kyu los venció a todos?
—Sí. Estaba furioso. Estaba irreconocible. Chul Moo tiene una cicatriz en la frente, la cual trata de ocultar con el pelo; esa es cortesía de Sung Kyu.
—Así que por eso lo odian.
—Y le temen.
Me costaba un poco imaginar a Sung Kyu haciendo aquello. En mis recuerdos sólo veía a un torpe chico con cara de hámster riéndose de las tonterías de Woo Hyun.
—¿Dónde esta Hyun Jae ahora? —quise saber cuando Myung Soo se quedó callado demasiado tiempo.
—Después de ser dada de alta en el hospital se quedó con nosotros. En la habitación de huéspedes —Myung Soo rió—. Si hasta pintamos las paredes de su color favorito. Fueron dos días los que estuvo ahí, después dijo que volvería a casa de sus padres. Sung Kyu no la detuvo. Ya sabía que la culpa lo consumía.
—Así que volvió a casa —suspiré, aliviado —bueno, supongo que sus padres...
—Al día siguiente de su partida —me interrumpió —la encontraron en una vieja construcción. Se había colgado de una de las vigas.