Esto es guerra, querido vecino

25. Tu tatuaje

Y como si se tratara de un crimen o algo asi logro entrar a su habitación casi en puntillas, pero paró inmediatamente justó pasando por el marco de la puerta, cuando levanta la mirada de su celular hacía mí.

—Te vas a quedar ahi parada ¿o que? —pregunta con tono irónico frunciendo el ceño, ahora mismo desearía que volviera a plantar la vista a su celular. 

Sin embargo seguí observando su habitación. La última vez que había estado en ese lugar todo había sido tan confuso que no me había detenido ni siquiera a pensar lo que habia al rededor. Una cama enorme con sabanas negras y almohadas blancas decoradas perfectamente. Un pequeño escritorio de madera con un portátil encima y un gran plasma pegado a la pared. Mientras que las enormes ventanas que dan una vista espectacular a la ciudad solo son cubiertas por unas cortinas horizontales de madera. Un cuadro en el que se ve un balón de fútbol.

—Bonito... cuarto. —suena estúpido decir eso, lo se, pero es el único tema de conversación que mi mente puede calcular. —¿Entonces... puedo dormir aqui, solo por hoy?—le doy vuelta al asunto. El dijo que me esperaría en la habitación cuando me diera sueño pero ¿y si era una broma?

 —O una de dos —casi tira su celular al lado de su escritorio sin apartar sus ojos un solo segundo de mi —o hablo otro idioma o eres demasiado tonta como para entender —se sienta en su cama y empieza a aflojarse los cordones de sus converse.

—Tal vez no entiendo el idioma de los idiotas, ese es el problema —levanta la vista, sin embargo, me sorprendo al ver que no se ve enojado, al contrario me sonríe burlón mientras me guiña el ojo.

—Tal vez, creó que... yo soy lo suficiente idiota para ti y tu lo suficiente idiota para mi.

No pude evitar poner mis ojos en blanco, definitivamente esa no era la respuesta que yo esperaba —es lo más estu... —pero entonces pause unos segundos tratando de no ponerme nerviosa en el momento en que empezó a desabrocharse los botones de su camisa, tomé una respiración agitada para completar lo que estaba diciendo pero esta vez en un casi susurró —...pido que halla escuchado.

Desvíe la mirada a otro lado, pero entonces me rete a mi misma a llamarlo y mirarlo a los ojos... ¡a los ojos Kelsie! No ha ninguna parte de su cuerpo, ni a su abdomen medio descubierto o a su... ¡concentrate!

—¿Que vas hacer?

—me quitó la ropa —respondió con obviedad, logrando ponerme mil veces más nerviosa.

—Yo... ¡oh! —estaba preparada para decir algo, decirle que no lo hiciera frente a mi, que quién se creía que era. Pero solo conseguí una exclamación de sorpresa cuándo comenzó a fijar sus manos en el broche de su pantalón —No, no, no ¿pero que haces? No puedes... —no es como que si me molestará que se quitará la ropa frente a mi pero... ¡espera! ¿realmente yo pensé eso?, ¿alguien me esta haciendo una clase de brujería o algo? Porque yo nunca pienso de esa manera.

—Si puedo —arremetió con autoridad contra mi comentario —¿no estas que te derrites de calor en este apartamento?, el verano nos esta jugando en contra.

—Pues... —fue lo único que se me ocurrió contestar, tenía un buen punto. La verdad los ultimos días el calor había sido insoportable pero no por eso iba por la vida zafandome mi ropa frente a cualquiera.

—Ya ves —finalmente murmura quedando en boxer y yo no puedo evitar apartar mi mirada de el. Recoge su camisa y la tira de inmediato hacía mí, pienso rápido y la atrapó, sin embargo no se que hago con eso.

—¿Y esto? —el se mete en la cama y lo sigo con la mirada con el brazo aún estirado. Se mete entre las sabanas mirándome con una sonrisa de medio lado.

—Te lo prestó, duerme con el por hoy —abro los ojos de par en par. Deseando que no se refiera a lo que mi cabeza piensa.

—¿Con este calor y quieres que me ponga mas ropa de la que ya llevó puesta? —el parece querer contener una risa, pero evidentemente falla en el intentó.

—¿Que te pongas mas ropa de la que ya llevas puesta? Claro que no—parece sorprendido sin embargo sigue hablando —lo que quiero decir es que te quites la ropa y te tapes con mi camisa.

¿Mencione que antes hacía un poco de calor? Si, creó que sí. Pues ahora me siento como en el mismísimo infierno. Empiezo a sentir mi cuerpo arder, de repente el uniforme escolar que olvidé quitarme se volvió toda una tula enorme de convento, no miento.

Me abanico mientras apretó mis labios con fuerza.

—El uniforme esta bien —sentenció mirandolo con aparente decisión.

—Eso no es lo que refleja tu frente y tu pecho y el color rojo de tus mejillas —instintivamente tocó las partes que el acaba de nombrar y es cierto, estoy hecha un mar de sudor. Ni siquiera quiero verme en un espejo.

—Que estoy bien —repito un poco mas alterada que antes, y el parece notarlo, pues me mira de pies a cabeza y calla.

—Como quieras. La que va estar toda incomoda aquí vas a ser tu, no yo.

Me acercó algo dudosa; pero de igual forma me acercó a la cama. Hecho a un lado las sabanas y acomodo un poco los cojines. Mientras me acomodo me sorprendo al ver un casi diminuto tatuaje justo sobre su costilla derecha, nunca se lo había visto, es más ni siquiera sabía que tenía uno. Me acercó un poco más y el parece extrañado pero no me aparta.

Leo mentalmente: 19.11.13

¿Que quería decir ese tatuaje?

Me siento a una distancia prudente, entonces me apoyo en el respaldar de la cama y le miró, no quería verme como una metiche pero es que me comia la curiosidad.

—¿Tu tienes un tatuaje? —había sonado más como una pregunta que como una afirmación. Créanme esa no era la idea.

—Nooo —respondió alargando la última letra —es una marca de nacimiento —no me sorprendían sus sarcásticos comentarios.

—Idiota. —le cuestione. Sin perder más tiempo y llegando al punto pregunté —¿que significa?

—¿Porque debería de interesarte? —indago rascándose la nuca como si estuviera avergonzado.



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En el texto hay: novelajuvenil, comedia romantica, vecinos

Editado: 05.02.2020

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