Esto es guerra, querido vecino

27. Mojigata

Tyler

La mejor palabra para describirme en ese momento era: imbécil. En ese precisó momento en que escuché la puerta de Kelsie cerrase me sentí como eso, un imbécil total. 

Ella me había besado, pero eso no era lo importante... lo que realmente me alarmaba era que había seguido su juego, ¡había caído Dios!; acababa de enrrollarme con ella. ¿Desde cuando una chica llegaba a calentarme de esa manera y tan solo con un beso? ¡¿Desde cuando una chica tomaba la iniciativa por mí?! 

Entré despacio al apartamento siendo sorprendido por el tremendo desorden, últimamente mis padres estaban fuera de casa y yo vivía prácticamente sólo. Sin embargo, ya yo no era un niño, tenía la edad suficiente como para poder vivir solo y mantener lo mejor posible la casa. Sin contar que ellos me mantenían.

Debía ignorar a esa mocosa insoportable y maleducada; pero mi mente cada segundo me traicionaba pensando en lo sexy que se había visto tomándome por el cuello y atrayendome lo suficiente como para rozar sus suaves labios.

Mi camiseta apenas si pudiendo tapar una pequeña parte de el comienzo de sus piernas y los primeros dos botones sin abrochar, era como si inconsistemente quisiera retarme a no resistirme a besarla. Lo más provocador era su cuello y sus labios rosados juntó con sus mejillas. ¿Que no se daba cuenta de lo excitante que había sido para mi sentir sus dedos recorrer la piel desnuda de mi tatuaje?

Me enfureció que primero me acercará a su rostro y luego se hiciera la inocente, por esa razón apenas si había rozado un poco sus labios contra los míos, pero mi pensamiento para despues era morder su labio solo para demostrarle quién mandaba. Hasta que esa mujer bajó por las escaleras con ese pequeño moustro de nombre Peki que cada vez me veía me ladraba.

Y hay estaba ella, luego de que la habia ayudado con el estúpido de Degener preguntándome que como quería que le cobrará el favor. Ella no tenía idea todas las cosas que pasaron por mi cabeza, de todas las maneras que podría cobrarle el favor.

En una de esas la acorrale contra la pared.

Si no fuera porque estaba en una especie de guerra o tregua o quién sabe que con mi vecina, la hubiera tomado en ese mismo momento de las manos y me hubiera quedado toda la maldita mañana bajó las sabanas juntó a ella.

Pero quedaba claro que eso no era posible. ¡Diablos! Porque debía ser tan tonta e insoportable.

Mientras cerraba el refrigerador para sacar un par de aperitivos para hacer el desayuno mi teléfono sonó. No tardé mucho en contestar, siendo sorprendido por la voz del portero.

—joven Tyler, esperó que tenga un buen dia...

Me apoyé en el Mesón de la cocina mientras revolvia mi pelo alborotado —mmm bien, ¿para que me llama?

—Alguien lo esta esperando en la parte de abajo, dice que lo conoce ¿quiere que pase?

Frunci un tanto el ceño, sin embargo no me alarme, quiero decir, bien podría ser Halen, Dustin, Blake o hasta mí papa.

—¿Quién es? —escuche como el hombre alejaba el teléfono y al parecer preguntaba de quién se trataba.

—Un tal... esperé, repitame ¿como es que se llama?—quedaba claro que el portero Maket, empezaba a notarsele los años .—Un tal... Axel.

Todos los indicios de sueño o hambre o lo que sea que hubiera tenido antes de esa llamada se fueron, dejé a un lado el cesto llenó de aparitivos y me removi un poco de mi puesto.

—Señor Stone, Señor Stone ¿esta ahí? —le escuché decir al portero, y acompañado de esto escuché una voz de fondo diciendo "déjelo, debe ser que se acobardo. El sabe muy bien quien soy"; me llene de irá contenida. 

—Hágalo pasar— me aproxime a decir, colgando de inmediato.

Axel no tardó mucho en aparecerse frente a mi puerta. Dió un pasó con intenciones de entrar a mi casa, pero no pasó mucho tiempo para que yo le tomará con fuerza de la camisa dejándole en claro que no le dejaría poner ni un solo pie.

—Bien, bien —dice el poniendo sus manos hacía arriba con una sonrisa irónica en sus labios. 

—¿Que quieres?— termino por decir mientras lo suelto, lo menos que necesitó es armar un escándalo con este idiota en el edificio. 

—Amigo, estoy seguro que no te perderas las apuestas en la fiesta de Brent ¿verdad?— tensiono mi mandíbula al escuchar de su boca salir la palabra "amigo" refiriéndose a mi. Se que sabe que me molesta y por eso lo hace.

—No, idiota. No pienso participar en las carreras —suelto enfadado de responderle, pero si lo hago se hira mas rápido y no tendré que durar mas tiempo fastidiado por su presencia.

—Es... es ilógico. Tengo pensado correr contra ti y si llegas a ganarme, lo cual dudó mucho, habrá un premio interesante.

—No me interesa —terminó por decir tratando de cerrar la puerta; pero el se aproxima y pone su pie y su brazo sobre la puerta, obteniendo que no pueda cerrarla del todo.

—Piensa lo bien, tienes hasta esta noche. Mi moto, si ganas, la tendrás —finalmente logró cerrarle la puerta en la cara y mi cabeza se llena de su voz como ecos de pesadilla.

Mi moto, si ganas, la tendrás —a este punto dudó si participaré o no. No me gustaría que me pasará lo de un tiempo atrás.

Sin embargo es una oferta muy tentadora.

 

Kelsie 

Halen había venido mas rápido de lo que yo había esperado. Eran eso de las 8 de la noche y yo aun seguía con mi camisa sin mangas y mis shores de solecitos sonrientes mientras ella se veía preciosa en su vestido rojo y para que negarlo... muy apretado.

—¡Esperó que eso no sea lo que piensas ponerte! —dice Halen sentándose en la cama de mi habitación mientras me mira de pies a cabeza y me apunta con su lapiz labial fuscia. Sonrió y niego con la cabeza.

—Solo que se me olvidó lo de la fiesta. Me quedé dormida —le digo y ella sonríe mientras saca de su bolso lo que parece ser un vestido negro envuelto.

—Pruebate esto— me acercó y lo tomó. Rápidamente me convenso a mi misma de que definitivamente no es mi estilo.



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En el texto hay: novelajuvenil, comedia romantica, vecinos

Editado: 05.02.2020

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