—¡Bien Hecho!—celebraron Taji, Mirai y Suika chocando las manos tras el exitosa misión de recuperación del laboratorio.
Habían pasado unas horas desde que Taji y Mirai encontrarán a los demás y de el laboratorio fuera sacado por Suika y Ginro del barco (aunque a Ginro no le tenían fe por su historial pero sorprendió a última instancia ayudando a Suika). Luego de eso, escaparon con el laboratorio a la cueva zafiro (no sin antes borrar y crear rastros falsos) que tenía como único acceso por mar, por lo que gracias a su nueva aliada Amaris, pudieron dar con este escondite.
—Estaremos seguros por ahora—comentó Amaris sentándose en unas de las rocas del lugar observando como los niños reían, sonriendo para sí recordando una parte de su infancia—, será mejor irme, de lo contrario podrían relacionarnos—expresó poniéndose de pie echando un ojo nuevamente a los niños que reían inocentementes.
Tras su ida, Senku se puso a reflexionar de todo lo ocurrido. Está vez las cosas serían más peligrosas si cometían un mínimo error, así que tenían que ser hábiles para poder rescatar a todos sus amigos, en especial Nyoko, aquella chica que desde un inicio, supo cómo entrar en su corazón.
—¿Pasa algo Taji?—preguntó Mirai con un bostezo preocupada al verlo alejarse unos minutos después de que Gen les sugiriera ir a dormir, teniendo sutilmente la atención de Senku y los demás.
Taiji estaba cabizbajo reteniendo sus ganas de llorar, pero al mismo tiempo, no quería peecupar a su única hermana que le quedaba, así que, limpiándose las lágrimas traicioneras con el dorso de su mano, respondió:
—Es la primera vez que me separo tanto tiempo de mis hermanos, Magma y Nyoko, nunca creí que nos separaríamos y me aterra no tenerlos conmigo, me da miedo no volverlos a ver cómo a mi papá.
Luego de eso Mirai abrazo a Taji, uniéndose también Suika, quien sabía de primera mano lo que los hermanos sintieron al perder a su padre.
Kohaku y Soyuz se acercaron a consolar al pequeño niño, pese a que Soyuz no tuvo una interacción como Kohaku con ellos, sabía de antemano lo unidos que eran ellos como familia.
La primera vez que Soyuz vió a Nyoko, era tan solo un niño, que al igual que los demás en la aldea, se asomaron al ver a la nueva integrante que era anunciada por Kokuyou como la responsable de alimentar a su hija Ruri.
Para todos, era la primera vez que veían a una jovencita tan callada y de pequeñas pecas en las mejillas. Aunque no hablaba mucho, la gran mayoría aprendió ael significado de sus manos con el pasar de las semanas, además, era reforzado por los pequeños niños Taji, Kane y Hisui; que cada vez que caminaba por la aldea, saludaban del mismo modo de Nyoko, acampañados de Chrome que hacía lo mismo, con la diferencia que él decía lo que sus manos transmitían, todo esto sucedía cuando Ónix y Magma iban a pescar en las mañanas.
—Deberias acercarte, Nyoko no muerde—dijo Ónix a un Soyuz niño que se sobresaltó al ser descubierto por el adulto. Ónix sonrió nuevamente y le alentó a acercarse.
Soyuz no muy seguro, caminó tímidamente hacia Nyoko, quien a su vez estaba reforzando el lenguaje de señas en sus niños junto a Chrome que sonreía con alegría.
A los pocos minutos, los niños voltearon a verle, alertando a Nyoko de la presencia del niño, sonriendo cordialmente e invitándolo a la pequeña clase con ellos. Aunque dudó un poco, se unió al final y pasó un grato momento, hasta que llegó la hora de despedirse, viendo cómo Ónix cargaba a dos de los niños mientras Nyoko cargaba al otro, seguida de Magma y Chrome, que se despidió de ellos al llegar a una de las casitas.
Sin duda, ellos eran familia muy unida que muy díficilmete se les veía separados (a excepción cuando se peleaban Ónix y Nyoko pero lograban arreglar sus diferencias al final del día), sin duda la llegada de Nyoko dio un giro en la vida de todos en la aldea, en especial a aquella pequeña familia, logrando una conexión que todos en la aldea les alegraba el corazón al verlos pasear juntos.