—¡Hisui! ¡Kane!—gritaron en unísono Taji, Mirai y Suika abrazando muy contentos a sus camaradas.
Luego del infierno de trabajo que tuvieron que hacer para crear 2 tanques de oxígenos, lograron rescatar a Kaseki y a Taiju. Mientras Senku y compañía despetrificaban a Kaseki, Taiju con su gran resistencia, fue trayendo, todas las partes de sus camaradas. Logrando así el rencuentro de los hermanos. Sin embargo, aún no había rastro de Nyoko, por lo que Taiju nuevamente fue a buscarla, trayendo lo que sería una mano de ella.
—Es su mano—afirmó Magma muy convencido al ver lo que Taiju trajo.
—¿Cómo estás tan seguro?—preguntó Gen.
—No se cómo explicarlo, pero sé que le pertenece a ella.
—Tal vez fue llevada por Ibara como lo hizo con Ryusui—comentó Yuzuriha.
—Seguiré buscando, es posible que esté cerca de la mano que encontré—fue lo último que dijo Taiju antes de sumergirse en el océano nuevamente.
(***)
—¿Nyoko no está?—preguntó Ginro sorprendido ante la noticia que les brindó Kohaku.
—Según lo que entendí es que posiblemente la hayan tirado en otra parte o la tengan escondida en algún lugar—comunicó Kohaku mientras caminaban para distraer la mente de Ginro (lo cual funcionó)—Hasta aquí podemos acompañarte.
Los tres se pararon y Ginro recordó lo que los guardias le notificaron, volviendo a entrar en pánico.
—¡NO QUIERO IR AHÍ SÓLO!—chilló Ginro desesperado y aterrado.
—No puedes desobedecer, el Líder te ha llamado a ti—explicó Amaryllis
—Esta es una oportunidad perfecta; recuerda que nuestra misión es reunir información de nuestro enemigo. Así que más te vale que sacarle algo de información, y si es posible, tómalo como rehén.
—Creo que me subestimas demasiado—respondió nervioso al ver como sus compañeras le daban la espalda.
Fue así que la conversación terminó y emprendieron caminos diferentes, sin esperar lo que les depararía. Sin embargo, Ginro estaba muy nervioso y aterrado, por lo que rápidamente sacó el arma con forma de piña.
«Espero esto funcione» pensó nervioso antes de llegar a la choza del gran Jefe.
—Adelante.
Escuchar aquella voz hizo que Ginro no pudiera controlar sus nervios y casi revela su identidad y la misión, pero apareció Ibara que lo aterrorizó más aún, tratando de escapar de Ibara y cuando estaba a punto de agarrarlo, se oyeron disturbios de afuera, distrayendo así a Ibara.
«¡Ahora! ¡Esta es mi única oportunidad!» pensó desesperado, lanzando la "piña" a Ibara, quien en cuestión de segundos, se desmayó.
«¡Bien! Ahora puedo escapar»sonrió aliviado y con un pie casi afuera hasta que recordó las palabras de su amiga. Así que muy nervioso se acercó en donde se encontraba el gran jefe, asustandose de lo que vió y sorprendió de ver.
«¿Por que está petrificado?» pensó mientras apoyaba su espalda en la pared, pero a la pared pudo distinguir otro silueta femenina de piedra muy conocida para él situada atrás del gran jefe.
—¿Qué significa esto?—se preguntó en un susurro incapaz de lo que veía.
—Es una lástima—dijó Ibara desde el otro lado—, en el pasado, algunas de las doncellas también vieron la estatua, realmente es una pena que tenga que matarte.
Sin más que decir, empezó a atacarlo y Ginro esquivaba lo más que podía de las garras del enemigo, saliendo así de la choza. Viendo cómo a dos pisos más abajo se encontraba Kohaku enfrentando su propia pelea.
—¡Kohaku!—gritó esperanzado, haciendo girar a su amiga a verlo, reflejando en el rostro de ella preocupación.
—¡Ginro! ¡Detrás Tu-!
Las palabras fueron interrumpidas al ver como las garras del arma de Ibara atravesaban por la espalda de su amigo, causando una gran herida de gravedad que lo hizo caer hasta el suelo.
Kohaku saltó del puente abandonando la pelea, encontrando a su amigo tirado y ensangrentado.
«Ha atravesado varios órganos internos, es imposible que sobreviva»pensó al revisar el estado de su compañero.
Ginro tosió incapaz de poder hablar con normalidad y en un susurro, contó a su amiga lo que descubrió.
—¡Kohaku! ¡Ginro!—corrió Amaryllis preocupada a su encuentro.
Sin mucho tiempo, Kohaku le contó lo que Ginro descubrió además de que no lograrían escapar todos juntos, por lo que Kohaku se sacrificó dejando que Amaryllis escapara, por lo que desde lo alto gritó:
—¡Escuchen todos! ¡Vuestro líder el cabeza de la Isla está...!
—¡No la escuchen, el enemigo solo los quiere confundir!—Gritó Ibara captando la atención de su gente—¡Cierren sus ojos que el Cabeza pronto lanzará su ira!
Todos hicieron caso a la petición y Kirisame (quien era la encargada del artefacto petrificador), lanzó el arma susurrando el hechizo. Empezando así la petrificación; Kohaku alzando unos segundos la vista, pudo ver detenidamente el objeto confirmando la teoría de Senku y volviendo a ver a su amigo.
—Ahora solo nos queda esperar y creer en los demás y su ciencia—susurró con calma Kohaku teniendo en brazos a un agonizante Ginro.