Nyoko se encontraba frente a una fogata viendo como las llamas bailaban; no dejaba de pensar en los rostros de los niños al enterarse que se iría a vivir a las afuera de la aldea junto a Chrome y Senku. Por un lado, sabía que los niños estarían bien cuidados por Magma y no les faltaría comida estando con él; pero, por el otro, no podía dejar de preocuparse por ellos.
Senku, desde una prudente distancia, no dejaba de observar a Nyoko con impotencia de no poder hacer nada contra Magma; aún no podía creer en la relación insana que ellos dos tenían.
—¿Crees que estará bien?—preguntó Chrome parándose a su lado—, es la primera vez que duerme fuera de la aldea.
—Es lo mejor por ahora—contestó acercándose el primero a la fogata y sentándose junto a ella.
Mientras tanto, Nyoko perdida en sus pensamientos, miraba con detenimiento las vendas de sus manos; ¿tal vez merecía ese trato?, ¿Los niños estarían bien sin ella por una temporada?; Nyoko no dejaba de pensar en ello hasta que alguien tocó su hombro; lo cual, la sobresaltó pero al ver que se trataba de Senku, se tranquilizó, regalándole una de sus características sonrisas.
—Veo que ya estás más tranquila—dijo Senku a la par que usaba el lenguaje de señas, a lo que Nyoko asintió, para luego percatarse de la ausencia de su amigo, así que con sus manos, le pregunta sobre su paradero a Senku—, está en su bóveda de materiales.
Nyoko sonrió, era tan obvia la respuesta, así que dió un gran suspiro y le dió nuevamente las gracias por ser un buen amigo de Chrome y por ahuyentar a los enemigos.
—Dame las gracias cuando hayamos derrotado el reino de Tsukasa—dijo sonriendo determinado en sus palabras, por lo que Nyoko le revolvió su cabello como si él fuera un niño, cosa que avergonzó y molestó un poco a Senku—, no hagas eso—dijo con un leve sonrojo apartando con delicadeza su mano y Nyoko no pudo evitar reír con lo infantil que era al tocarle su cabello.
Esa pequeña y encantadora risa, alegró un poco a Senku.
—¡Nyoko estás riendo!—expresó Chrome arrodillandose frente a su amiga a la que ella asintió y le acarició su cabello—, Nyoko, ya no soy un pequeño para que hagas eso—expreso entre risas, pero a Nyoko le importaba poco esas palabras y le expresó que para ella siempre sería aquel niño que conoció el día que llegó a la aldea (dicho dato no pasó desapercibido por Senku)—, aun así, se siente ridículo que lo hagas—expresó viendo una mirada traviesa de su amiga segundos antes de ser jalado del brazo hasta tenerlo en su regazo y llenarle de besos la cara, cosa que avergonzó a Chrome quien no paraba de decir que parara a la vez que trataba de librarse del agarre, del cuál Nyoko se empeñaba en no dejarlo ir.
Senku miró divertido la escena para luego sumirse en sus pensamientos «Asi que lleva mucho más tiempo en la aldea». Sin darse cuenta, empezó a observar con detenimiento las facciones de Nyoko calculando que tendría entre unos 22 a 24 años de edad.
Chrome dió una bocanada de aire tras ser liberado de los besos de Nyoko, quien sonreía muy divertida al ver el sonrojo que provocó en su amigo.
—Me la vas a pagar—expresó Chrome con una sonrisa mirando a su amiga; ella simplemente le sacó la lengua mostrándole que no le tenía miedo a sus amenazas.
Sin duda alguna, fue una buena opción sacar a Nyoko de la aldea, además de que descubrió que Nyoko le encantaba fastidiar a Chrome.