—¿Segura que quieres ir?—preguntó Kohaku preocupada a Nyoko mientras veía como ella se alistaba y asentía con la cabeza.
Hace unas semanas atrás, Senku había perdido la ilusión de crear el teléfono, debido a que no había metal en la aldea que pudiera resistir a elevadas temperaturas de calor, por lo que, tras las largas jornadas de búsqueda que realizaron los aldeanos entre las cosas de Chrome; Suika encontró una pequeña roca de Tungsteno, el cuál era el metal más duro y era justo lo que necesitaban para la construcción del teléfono. Por lo que el equipo de exploración tendría que aventurarse por la cueva que llevaría a ese tesoro.
Sin embargo, cuando Nyoko se enteró que Magma acompañaría a Senku junto con Chrome, decidió inmediatamente en ir con ellos; era la oportunidad perfecta para acercarse a Magma y tratar de hacer las pases, sin que él pudiera evitarla.
—Sigo creyendo que deberías desistir de ello, no me agrada la idea de que vayas, sobre todo porque Magma estará allí.
Nyoko suspiró comprendiendo la preocupación de su amiga. Magma podría ser una persona difícil de tratar cuando algo le frustraba o cuando el ego le crecía, pero Nyoko sabía que en el fondo él era buena persona (aunque aveces sus acciones dictaban lo contrario), así que, se acercó a su amiga dándole un beso en la frente antes de acariciar su mejilla, para luego transmitirle que confiara en su decisión.
—Esta bien, confiaré en ti—respondió rindiéndose ante su terquedad—, pero si él llega a hacerte algo, no me detendrás esta vez para golpearlo.
Con eso las dos amigas se despiden y Nyoko se enrumba con los demás para partir a su destino. No sin antes ver como Gen le susurraba algo a Magma.
—Pensé que Kohaku te había convencido—expresó Chrome al ver a su amiga toda equipada.
Nyoko por su parte, simplemente le saco la lengua divertida, explicando que no se retractaría.
—Bien, será mejor partir ahora—dijo Senku poniéndose en marcha junto con los demás, en un silencio que hasta sus respiraciones podrían escuchar.
Tras unas horas de su salida, los cuatros se adentraron en las profundidades de la cueva.
Magma estaba muy callado y pensativo a los ojos de Nyoko, ella intentaba que ambos caminaran a la par del otro, observando que él ignoraba su presencia. Esto la entristeció un poco, sin embargo, esta vez quiso ser positiva e intentar de alguna manera, ser amigos nuevamente, después de todo, él y los niños eran lo único que le quedaba de familia. En cambio Magma, recordaba las indicaciones de Gen, aún no entendía qué estaría tramando, pero no tenía nada que perder si lo hacía.
Y mientras que todo esto, pasó desapercibido por Chrome y Senku, quienes iban un poco más adelante que ellos.
—Senku—llamó Chrome en un susurro—¿Crees que fue buena idea que Magma nos acompañe? durante todo el tiempo que lo conozco, sé que no es alguien con quien se deba fiar a la ligera, además, puede que aproveche esta oportunidad para deshacerse de nosotros.
—En la situación en la que estamos, no es conveniente sacar conclusiones precipitadas—respondió con tranquilidad volviendo a mirar el camino—. Y dudo mucho que lo haga ya que la aldea cuenta con nosotros, además de que para obtener el Tungsteno necesitaremos de su fuerza.
«Puede que tengas razón» pensó Chrome sin dejar de estar preocupado por su amiga, temiendo que ella hiciera algo imprudente, mirando por un instante atrás, observando como ambos caminaban a la par con una incomodidad que era muy palpable.
—¡Atrás!—dijo Senku alzando la mano—el suelo está hecho de mica, un material que aunque parezca ser dura, es muy frágil—expresó tomando una muestra del suelo.
—Cielos—expresó Chrome acercándose con cautela, viendo junto a Nyoko uno de los grandes agujeros—, parece ser muy profundo, casi no veo el fondo.
—Entonces, ¿si caes en ellos no podrás salir?—preguntó Magma desde atrás recibiendo una afirmación como respuesta.
Mientras Chrome y Senku hablaban muy concentrados de la trampa natural, Nyoko decidió intentar acercarse a Magma una vez más, por lo que al voltear la cabeza, se sorprendió al ver como Magma empujó a Senku de un golpe a un costado, provocando que el suelo de su lado, se quebrara.
Magma sabía que este sería su fin, pero para sorpresa suya, Nyoko y Senku lograron alcanzar agarrarlo de uno de sus brazos, evitando así que cayera al agujero. Aunque, esto no ayudó mucho, ya que ni con la fuerza de ambos, lograrían sacarlo sin que el suelo a sus pies también se quebrara.
—¡Senku no lo lograrán a tiempo!—dijo Chrome—, ¡el suelo ante ustedes cederá!—pausó—, Senku, tu mismo lo has visto, ¡Magma intentó hacerte caer a ese agujero!, ¡Intentó deshacerse de ti!
Pero aún con todo eso, Senku y Nyoko se rehusaban en soltarlo. Magma era consiente que no era merecedor de aquella acción de bondad; el piso empezaba a quebrarse cada vez más y el recuerdo de los momentos felices que pasó junto a sus sobrinos, aparecieron en su mente junto a la de su hermano que cargaba a una sonriente Nyoko.
«No puedo permitir que queden solos» pensó, viendo como Nyoko luchaba con todas sus fuerzas para no soltarlo, fue entonces que muy decidido de su decisión, empezó a decir con una sonrisa: