Tras haberse decido que el siguiente paso a realizar sería el de fabricar papel, todos los jóvenes y niños, empezaron a recoger todo tipo de hierba. Sin embargo, tanto Ruri como Kohaku, estaban un poco preocupadas por la salud de Nyoko, quien había estado toda la mañana y sin descanso recolectando.
—Otra vez está adoptando ese comportamiento—comentó Ruri a su hermana, que al igual que ella, estaba de acuerdo en ello.
—Si sigue así,en cualquier momento podría desmayarse—suspira—Ni siquiera Taji, Kane y Hisui lograron que descansara un poco.
—Tal vez tengamos que interferir como en aquellos días—sugirió Kinrou uniéndose a la conversación.
—No quisiera llegar a eso, no después de lo que vivió después del accidente—comentó Ruri con escalofríos al recordar aquella noche en el que ellos descubrieron el infierno que vivía Nyoko y cómo en sus brazos tenía su lastimado cuerpo.
Ninguno de los tres dijo nada más con tan solo recordar aquella dolorosa escena, descartando aquel plan.
—Quizás deberíamos intentar convenserla de que tome un descanso—dijo Kohaku a lo que los tres estuvieron de acuerdo.
Por otro lado, Senku se encontraba fabricando más papel mientras Hisui y Suika atentas ante la explicación de la elaboración del papel.
—Es increíble cómo puedes hacer tantos inventos sorprendentes—confesó Hisui maravillada.
—Luego tendremos que presionarlos en pilas para después secarlos—dijo Senku empezando a realizar el procedimiento.
—Iré a ver si ya secaron los demás papeles—comentó Hisui a lo que se iba junto a Suika, quien se despidió de Senku.
Todo estaba partiendo en popa, en cuestión de horas tendrían el suficiente papel para elaborar el tanque y así poder rescatar a Chrome.
Sin embargo, aún le quedaba un asunto por resolver, pero al parecer Nyoko se había ensimismado en sus quehaceres para elaborar el tanque y rescatar a Chrome.
Por lo poco que sabía y vió, fue que Nyoko protegía y amaba mucho a sus amigos de la aldea, después de todo, fueron ellos los que la acogieron.
«¿Cuál sería tu vida antes de llegar aquí?» se preguntaba Senku antes de percatarse que se acercaba Nyoko con más hierbas, pero su rostro se veía cansado y sus movimientos eran cada vez más lentos, notándose a leguas que ella se encontraba al límite de sus fuerzas.
Preocupado se acercó, Nyoko tan sólo alzar la mirada para verle, hizo que cediera ante el agotamiento y cayera de bruces a sus brazos.
No pasó mucho desde que aparecieron Kohaku y Ruri por detrás, quienes al verla desmayada, empezaron a temer lo peor.
—Sabía que esto ocurriría—habló Kohaku tomando de los brazos de Senku el cuerpo de Nyoko.
—Debemos llevarla con nuestro padre cuanto antes—comentó Ruri tomándole la temperatura, viendo con tristeza el cuerpo de su amiga.
—Ruri, cuida de ella mientras busco a nuestro padre—dijo poniendo a Nyoko en el pasto mientras Ruri acomodaba la cabeza de su amiga en su regazo.
—¿Que está pasando?—preguntó Senku agachándose a a altura de Ruri luego de que Kohaku se marchase, esta era la segunda vez que la veía así, pero esta vez pareciera que esto era algo diferente y que ellas ya habían visto en el pasado.
Ruri suspiró con tristeza, acomodando del rostro de su amiga los mechones de su cabello.
—Después del accidente de Ónix, Nyoko adoptó una postura diferente, al principio se encerró en su casa sin comer por varios días—explicó—, Mi padre al verla así, interfirió y parecía que se estaba recuperando—sonrió melancólica—, pero empezó a descuidarse por cuidarme a mí y sus niños, esperando también en la entrada la llegada de Chrome o el de mi hermana; al principio no nos dimos cuenta, hasta que un día Chrome llegó de su explicación, encontrandola inconciente cerca del río, fue ahí que notamos que había estado sin dormir y comer durante días por estar velando por nosotros—hace una pausa—mi padre le prohibió salir del pueblo sola y nosotros intentamos de todo para que dejará de ese comportamiento, pero fue inútil. Desde la muerte de Ónix, no volvió a ser la misma. Aunque debo admitir que la charla de mi padre le dió por varios días, hizo que Nyoko dejara esa actitud, sin embargo había días que volvía a recaer, pero eran en mucho menor intensidad que el de ahora.
Senku tras escuchar el relato, empezó a entender un poco más su comportamiento, el porqué a veces ella tenía una sonrisa falsa y en la que a veces mentía de lo que le sucedía o pensaba. Todo parecía indicar que Nyoko quedó muy traumada después de la muerte de Ónix, y al parecer, lo estaba reviviendo con el secuestro de Chrome.
Esto no le estaba gustando para nada, si está situación se seguía prolongando, un día Nyoko podría desaparecer para siempre. Ahora era consciente del por qué no la dejaban salir de la aldea.
—...Nyoko.
La voz con pesar de Kokuyou, hizo que ambos le vieran llegar junto con Kohaku, y cuando ya estuvo cerca, Nyoko empezó a despertarse, viendo a los cuatros cerca de ella. Posando su mirada en Kokuyou quien la ayudó a reclinarse, a la vez que ella empezaba a quebrarse ante él
—Todo está bien ahora, ya estoy aquí—dijo Kokuyou acariciando su rostro mientras Nyoko no paraba de gimotear ante el tacto cálido que recibía—Yo me haré cargo desde aquí chicos—dijo sin despegar la enternecido mirada del rostro de Nyoko.