La llegada de François al equipo, trajo varios beneficios para el paladar de todos, al fin tenían un buen pan para comer. Además de que Taji había demostrado ser muy habilidoso en aprender a preparar el pan. Debido a eso, François accedió de tenerlo como pupilo.
—Su técnica ha ido mejorando joven Taji—alagó mientras ponía la a hornear la primera tanda.
—Muchas gracias—contestó sonriente mientras continuaba amasando—, esto de hacer pan es divertido—sonrió.
François al ver aquella sonrisa de felicidad, no pudo evitar recordar a la pequeña Oyuki que solía escabullirse en la cocina para comer las galletas que ella hacía, regalándole así una pequeña sonrisa.
Lo único diferente de esta situación era que Oyuki más pequeña en ese entonces.
—Muy pronto tendremos más variedad de alimentos—habló luego de aquel tierno recuerdo—, por lo que habrá más recetas que pueda enseñarle.
Los ojos de Taji se iluminaron ante la idea de poder preparar más comida deliciosa, sin duda, si lograba aprenderlo, sería algo fenomenal para su familia, en especial, lograr hacer sonreír a Nyoko.
—¿Puedo llevar un poco de lo que cocinemos a mi familia?—preguntó a lo que François asintió cortésmente.
—Por supuesto.
(***)
Tras un largo día de trabajo, Senku se estaba preparando para ir a descansar, pasando frente a una fogata a punto de apagarse. Senku sonrió tras acordarse las contadas veces que Nyoko y él conversaban con la luz de la fogata alumbrando sus caras.
Sin duda, fueron lindos momentos, pero ahora ya no contaban con el mismo tiempo libre de antes, tenían un nuevo objetivo a encontrar.
Dando un suspiro, giró sus pies hacia el observatorio, encontrando sorpresivamente a una Nyoko con el cabello suelto, con un top distinto al que solía usar.
Nyoko, que en todo momento se encontraba viendo las estrellas, no había notado la presencia de Senku hasta que el mencionado estuvo a tres pasos cerca de ella. Al girarse, sus ojos se encontraron con los de él, regalándole una cálida sonrisa antes de ofrecerle que se siente a su lado.
Senku estaba feliz de que Nyoko cada vez más, ya no tenía el semblante triste en su rostro, por lo que las charlas con Ryusui estaban teniendo resultados favorables.
Y aunque le intrigaba sobre los temas que pudieran estar hablando, no quería molestarla con eso por ahora, quería disfrutar del pequeño momento que tenían esta noche.
—A pasado un largo tiempo desde que nos vimos aquí—comentó a lo que Nyoko asintió, afirmando con sus manos que tras finalizar y unir ambos reinos, llegaron nuevos objetivos junto a más trabajos que realizar, y pese a ello, añadió que se divertía mucho ayudando a cosechar y pescar—me alegra saber eso. Por cierto qué observaba.
Nyoko soltó una pequeña risita antes de cederle el telescopio, viendo así la constelación de la osa mayor.
Cuando Senku se volteó a verla, Nyoko le transmitió que con aquella constelación , se le hacía más fácil ver las demás.
—Parece que te gusta mucho ver las estrellas—comentó y ella asintió con un sonrojo, explicando que gracias a Ryusui, había aprendido a buscar las diferentes constelaciones mucho más rápida que antes.
Por algún motivo, a Senku empezaba no agradarle la idea de la amistad y acercamiento que ambos tenían.
Nyoko se dió cuenta de su cambio de expresión, no entendía por qué el cambio tan repentino, pero decidió jugarle una broma para apaciguar aquella expresión.
Con una sonrisa traviesa en sus labios, posó sus manos en las mejillas de Senku, quedando sorprendido a la vez que ella masajeaba sus mejillas antes de soltar una risita traviesa.
—Es suficiente—dijo sonrojado agarrándo las muñecas de Nyoko para que así dejara de masajear sus mejillas, Nyoko río al ver el sonrojo de Senku y no pudo evitar acordarse de Chrome. Y, movida por los recuerdos, se abalanzó impulsivamente hacia adelante, cayendo encima de Senku—¡Nyoko!—gritó con el corazón acelerado sin saber que creer o pensar del comportamiento de Nyoko.
Ella al ver que no reaccionó de la misma manera que Chrome, se avergonzó y se levantó rápidamente, disculpándose por el atrevimiento de su actuar. Empezando a soltar chistes cada vez más raros y sin gracia alguna para aligerar la tensión del momento.
Sin duda sería una larga e incómoda noche, en el cual por primera vez, el silencio no sería el aliado más deseado por ahora.