Luego del interrogatorio que fue sometida Nyoko y Magma por parte de sus amigos, y que desconfiaran de las palabras de Magma por obvias razones; a Senku le pareció extraño que Nyoko se rehusara a quitarse las mangas en frente de todos, aceptando únicamente a Chrome para que la revisara a puertas cerradas en el laboratorio.
Y ahora que lo pensaba, Nyoko llevaba consigo siempre ese par de mangas en sus brazos; no había ni un solo día que los tuviera descubiertos, tal vez se trataba de alguna moda de los aldeanos, pero rápidamente fue descartada esa idea, ya que de ser así, Nyoko no sería la única en tenerlos.
Sin embrago, tras el relato fuera confirmado, vió como Chrome, Magma y Nyoko se habían alejado un poco del lugar al ver a los demás irse, discutiendo quien sabe qué.
«¿Cómo llegamos a esto?» pensó Senku empezaba a sentir que Nyoko se estaba alejando de él, desde su perspectiva, parecía ser que ella no quería que se involucrara más de lo que conocía hasta ahora.
Su corazón empezaba a oprimirse con tan solo pensar eso, pero al ver cómo Ryusui se apresuró en llegar a Nyoko luego de que Chrome y Magma se alejaran dejando por la paz aquella discusión. Pudo apreciar aquel sonrojo en las mejillas de Nyoko tras recibir una flor roja minutos antes de descender un sendero que los llevaría a la playa.
Sin duda las palabras de Ryusui volvieron a su cabeza, teniendo así una pequeña migraña y que sus pies avanzarán por impulso al camino que ellos tomaron, escondiéndose tras una de las grandes pilas de madera que habían traído los aldeanos para el progreso del gran barco.
Senku al percatarse de su absurdo e infantil comportamiento, se regañó mentalmente por querer espiar aquella conversación y cuando estaba a punto de retirarse, escuchó las palabras que nunca creyó que le afectaría.
—Te amo, Nyoko—dijo Ryusui tomándole de las manos.
Senku no pudo evitar voltear y ver a aquellos tórtolos tomados de las manos. Y, lastimosamente para Senku, se encuentraba en una posición que impedía ver la reacción de Nyoko, tan solo podía apreciar su espalda cubierto por su largo y negro cabello rizado. Y aunque maldecía su mala suerte, lo que pasó después, le desconcertó aún más, sintiendo una opresión en su pecho.
Ryusui y Nyoko se estaban besando ante él. No podía creer lo que había sucedido, solo bastó unos cuantos meses para que Ryusui lograra cautivarla, Senku internamente se negaba a creer que Nyoko era una de esas chicas de las cuales les decían cosas bonitas y caían enamoradas de aquellos sujetos.
Traicionado, se marchó de allí. De nada servía martirizase con lo acontecido, si ella quería estar con alguien como Ryusui, ¡que así fuera! ¡Qué se largara con él y no volviera a asomar su cabeza en sus asuntos!
Sin embargo, el pensar lo que sucedería de ahora en adelante, sentía como si un puñal atravesará por su espalda. Recargandose en un árbol para serenarse y volver a centrarse en su objetivo principal.
Pero cuando creía que ya se había calmado, una mano se apoyó en su hombro, volteando a ver de quién se trataba.
—Eres tú—dijo despectivamente, dejando desconcertada a Nyoko, preguntando por su hiriente actitud—, no es algo del cual debas sorprenderte, finalmente mostraste tu verdadera cara.
Nyoko aún más confundida, le transmitió su incertidumbre ante tan frías palabras, su mirada era diferente a las anteriores, ya no era calmada y tierna, sólo se podía ver desprecio en aquellos ojos.
—Durante todo este tiempo, me hiciste creer que eras diferente, no creí que fueras de aquellas chicas que caían rendidas ante una cara bonita—hace una pausa y sonrió con ironía—, pero haciendo cuentas, sueles ser más cariñosa con los chicos.
Esto último ofendió a Nyoko, expresando su malestar y la actitud tan grosera ante ella, reafirmando que ella era una mujer casada y merecía respecto.
—¿Casada?—repitió Senku con burla—, tú dejaste de ser casada cuando él murió, es más, me sorprende que te haya aceptado con dicho comporta-
¡Paf!
Una cachetada le hizo callar antes de terminar la oración, Senku podía sentir el ardor de su mejilla y luego vió las lágrimas caer en aquellos ojos que empezaban a quebrarse en Nyoko. Fue entonces que Senku se dio cuenta de su lo irracional e hiriente que fueron sus palabras, y para empeorar las cosas, Nyoko solo transmitió "fue mi error no salvarlo".
Empezando a llorar mientras se iba de ahí con el corazón hecho pedazos.
—¡Nyoko! ¡Espera! —gritó Senku llendo tras ella—¡Regresa! ¡Nyoko!—exclamó con preocupación al perderla de vista, viendo cómo su llamado era ignorado.
Está vez, las cosas no se resolverían como la última vez.