—Lamento tener que hacer esto Nyoko, sólo así los demás estarán más tranquilos—confesó Chrome a lo que Nyoko suspiró antes de desatar las cuerdas de sus mangas.
Fue demasiado ingenua al creer que sus amigos creerían la historia de que el "barco" se había "estropeado"; por lo menos, logró que Chrome sea el único que la viera sin las mangas puesta, ya que, los únicos que sabían que había bajo de aquellas mangas eran Magma y Chrome.
Lentamente se sacó ambas mangas de los brazo, mostrando a la vista un par de franja negra que seguían el camino de brazo y antebrazo de manera Zigzagueante hasta terminar unos dos dedos antes de sus muñecas.
Intuitivamente, Nyoko cerró sus ojos y su cuerpo empezó a temblar; el hecho de tener sus brazos al descubierto, le provocaba un temor incomprensible. Por fortuna, la revisión fue rápida y con una palmada en el hombro, supo que ya podía ponerse las mangas.
Luego de colocarlas y asegurarlas, salió del laboratorio encontrando a Magma a un costado mientras más adelante estaba Chrome corroborando la historia.
—¿Te encuentras bien?—preguntó Magma a Nyoko cuando ella giró a verle; ella asintió antes de transmitirle que tenía que hablar con Ryusui sobre su ausencia.
Magma estuvo de acuerdo pero cuando estaban a punto de irse, Chrome les alcanzó y les llevó a un lugar más alejado para discutir la mentira que habían soltado ellos dos.
—¿Por qué me dejaste de lado?—preguntó ofendido a lo que Nyoko se disculpaba por no avisarle, explicándole la situación y el por qué solo ellos dos habían ido.
Los ojos de Nyoko mostraban sinceridad a lo que Chrome suspiro y aceptó la disculpa, pero tras luego de un largo suspiro, vió que el rostro de Chrome había enrojecido de enojo, por lo que rápidamente, giró y vió a Magma con una sonrisa maliciosa.
Otra vez, Magma había soltado alguna que otra frase malintencionado, por lo que trató de tranquilizarlos sin siquiera poder entender el intercambio de palabras que soltaban.
Así que pellizcó en el brazo a ambos para que así se callaran y se turnaran al hablar, pero como al parecer las cosas no iban a acabar pronto, Nyoko interfirió transmitiendo lo infantil de la actitud de los dos.
—Él empezó primero—acusó Chrome a lo que Nyoko giró su mirada a Magma con el ceño fruncido.
—Él tampoco es un santo ¿sabes?—soltó Magma.
Chrome estaba a punto de contraatacar, pero, otra vez Nyoko les pellizcó, amenazando a ambos que los pellizcaría más veces si continuaban con su pelea.
Tanto Magma como Chrome, y por el bien de sus brazos, decidieron dejar la discusión por la paz, despidiéndose así de Nyoko.
—Mira bien por donde pisas—finalizó Magma antes de voltear y seguir su camino.
Nyoko suspiro aliviada, al menos tenía un problema menos del cuál preocuparse; ahora tenía que encontrar a Ryusui y disculparse por no avisarle que no iría, pero al parecer, Ryusui leyó sus pensamientos y ante sus ojos se asomó una de las flores rojas que su amado le solía darle como muestra de que su amor seguía latente.
Enternecida aceptó el gesto alzando su mirada hacia Ryusui, quién sonrió tiernamente antes de hablar.
—Recordé que dijiste que Ónix solía darte estás flores luego de que se ausentara por varias horas, y pensé que te gustaría que te las diera como su representante.
Ante aquellas dulces palabras, Nyoko mostró un pequeño sonrojo en sus mejillas, siempre anhelaba poder sentir a su amado con ella todos los días y el poder tener una muestra así por parte de Ryusui, le devolvía la esperanza de que aún teniendo la ausencia de su amado, podía llegar a sentir la felicidad en todo su esplendor.
Nyoko le agradeció y le pidió que le acompañara a la playa para así poder tener una plática amena antes de ir a dormir, Ryusui aceptó y ambos bajaron por un sendero hasta llegar a una pila de tablas que servirían como asiento.
El suave contacto de la arena, más la brisa silenciosa, hacia el ambiente acogedor. Y con las mejillas sonrojadas, Nyoko giró nuevamente a verle, transmitiendo con sus manos una disculpa por su ausencia.
—Debió de ser un asunto urgente—expresó a lo que Nyoko asintió—, también supe que te dió fiebre, quizás esa fue la razón por la que "fuiste a pescar"—dijó con una sonrisa, dándole a entender que sabía que había mentido, por lo que ella se avergonzó un poco—, no te sientas presionada si no quieres decir la verdadera razón—se apresuró en decir dándole tranquilidad—, estaré bien con eso porque confío en ti y sé que con todo el tiempo que hemos compartido, es suficiente para saber que estarás bien.
Nyoko volvió a sonreír enternecida, feliz de tener a alguien más que la escuchara y que le diera su espacio y tiempo para sanar sus heridas sin tener que aparentar dureza.
Nuevamente agradeció el tenerle como amigo, expresendole el gran cariño y aprecio que sentía por él, siendo una bendición que el destino les juntara.
—Yo también agradezco al destino—dijo con serenidad—, gracias a ello he podido también sanar un poco la pérdida de mi hermanita—hace una pausa—, estoy seguro que a ella le hubiese encantado conocerte a ti y a tus niños. Oyuki era una niña muy alegre y creo que ella y tus niños, se hubieran hecho muy buenos amigos—Nyoko asintió ante aquella idea, imaginando como sus niños acogerían a aquella niña cómo a una hermana más, al igual que hicieron con la pequeña Mirai.