Dos semanas después de que el modelo que Ryusui y las niñas habían terminado para que Nyoko sacará los plano necesarios para su construcción.
Nyoko estaba orgullosa de su trabajo y recibió halagos por parte de Kaseki, Kohaku, Kinrou y Chrome, quienes estaban asombrados por su rápido trabajo. Por otro lado, Ukyo, Gen, Senku y Ryusui, estaban muy sorprendidos de lo bien que estaba hecho; empezando a confirmar las sospechas de que Nyoko era de la misma era de ellos.
—Aunque no llega a ser tan igual a los planos de barcos de nuestra era, su propuesta está a la altura de uno hecho por profesionales—comentó Ukyo mirando nuevamente los planos sin poder creerlo del todo.
—Ademas de que está el hecho que Nyoko-san llegó a la aldea sin recuerdos de su pasado—comentó Gen—. Esto nos confirma más la teoría de que Nyoko es de nuestra era.
—Es posible que haya sido una estudiante de arquitectura Naval—comentó Senku.
—¿Hay alguna posiblidad de que estuviera en la academia de tu familia?—preguntó Ukyo a Ryusui. Pero él negó con la cabeza.
—Si hubiera una estudiante con el talento de Nyoko, mi padre lo habría anunciado a la familia e incluso la hubiera patrocinado y le hubiera asegurado un Puesto de trabajo para cuando acabe la carrera.
—Lo único que nos queda es preguntárselo directamente, con algo de suerte, puede que tenga algunos recuerdos—finalizó Ukyo.
Y como si la hubiesen llamado, Nyoko entró al laboratorio con una canasta de frutas junto a Kohaku y a Chrome que venía comiendo una manzana.
—Nyoko quiso traerles algunas frutas—anunció Chrome con una sonrisa mientras Nyoko alzaba la canasta. Sin embargo, los rostros serios de sus compañeros, les hizo ver que habían llegado en mal momento.
—…¿Pasa algo?—preguntó Kohaku luego de aquel silencio.
—Nyoko, queremos hacerte una pregunta—habló Ukyo y Nyoko asintió pensando que tendrían alguna duda con los planos—, ¿recuerdas quién te enseñó a hacer estos planos?
Aquella pregunta sorprendió a Nyoko, no pensó que le harían esa pregunta nuevamente.
La primera vez que le hicieron aquella pregunta, fue en una tarde de verano, cuando ella, Ónix y sus tres niños que eran unos infantes, estaban relajándose después de una mañana muy agitada, los infantes, dormían plácidamente en el regazo de sus padres; los ojos de aquellos jóvenes esposos se interceptaron, transmitiendo un amor inquebrantable hacia el otro.
—Aquella persona debió ser muy sabia—comentó Ónix—, el don que tienes es algo maravilloso, gracias a ello, hemos podido avanzar más rápido en la construcción de los barcos—Nyoko asintió feliz sin dejar de mirarlo. Pero aún así, se lamentaba no poder recordar parte de su pasado, comunicándole a su esposo su sentir y lo poco que recordaba de aquella memoria.
Aquella persona tenía una cabellera rizada y larga de color rojizo que le señalaba una pila de hojas con varios dibujos y garabatos, apreciando sus finas manos cada vez que señalaba los dibujos con sus respectivos garabatos, y cada vez que Nyoko alzaba la vista, aquella figura tornaba a una femenina que le sonreí y con un dedo en los labios, le indicaba guardar el secreto de aquello que hacían.
El recuerdo siempre se detenía allí y Nyoko se frustrada y a la vez se aterraba, el solo intentar recordar el rostro de aquella muchacha, el miedo se apoderaba de ella, como si su mente intentara protegerla de un peligro eminente. Por fortuna, Ónix siempre estaba a su lado cada vez que ocurría eso y siempre lograba tranquilizarla.
—Tranquila, yo estoy aquí—expresó acariciando sus cabellos—, debió ocurrir algo muy grave para que te aterre de esa manera; no necesitas apúrarte. Si necesitas mi fuerza para enfrentar los miedos de tu pasado, yo estaré ahí, dándote mi fuerza y apoyo. Y quien sabe, quizás, un día puedas recordar quién fuiste y podamos juntos ir a conocerlos, superando juntos la adversidad que conlleve a ello.
Aquellas palabras, reconfortaron su temeroso corazón y con ternura beso la mano de su esposo que en ese momento, había pasado de acariciar sus cabellos a acariciar su mejilla.
Sin duda aquella tarde, empezó a no tener miedo a recordar fragmentos de su pasado, salvos los que aparecía aquella muchacha de cabellera rojiza, aunque en ese entonces tenía el conforte de Ónix, que lograba tranquilizarla cuando eso pasaba. Sin embargo, las circunstancias eran diferentes ahora. Ya no tenía el conforte de su amado y tan bastó que hicieran esa pregunta para que Nyoko empezara a temblar, recordando cómo aquella mujer le pedía guardar el secreto.
Rápidamente dijo escondiendo la mirada que no quería hablar de ello, ocultandose detrás de Chrome y Kohaku, quienes al mismo tiempo comprendieron la situación.
—¿Es necesario hablar de ello?—preguntó Kohaku—, no veo la necesidad de indagar su pasado.
—Nyoko ya pasó por mucho. Lo importante aquí es que tenemos los planos para su construcción—continuó Chrome tratando de cambiar la conversación viendo por el rabillo del ojo que Nyoko estaba expectante a lo que dirían.
Y mientras esta conversación ocurría, Mirai y Hisui habían llegado unos minutos para informar a Nyoko que Ruri la buscaba, pero tras escuchar que Kohaku y Chrome protegían a Nyoko. Hisui se empezó a preocupar.