—¡¿Te invito a una cita?!¡Auch!—preguntó Ginro sorprendido pero a la vez adolorido tras recibir un pequeño golpe por parte de su hermano.
Luego de que Ryusui revelara que ambos fueron novios en el pasado, Nyoko quedó pasmada ante aquella noticia por lo que sin querer, aceptó tener una cita con él.
Después de ello se reunió con Kohaku, Chrome, Ruri, Ginro y Kinro, contándoles lo sucedido.
—¿Qué piensas hacer?—preguntó Ruri a Nyoko viendo cómo su amiga se encontraba afligida sin saber que hacer a continuación.
Su cabeza le daba vueltas, no sabía qué hacer, por un lado sus sentimientos estaban hechos un caos, Ryusui se había convertido en una persona muy preciada para ella y al descubrir que en su pasado fueron novios, empezó a dudar de los sentimientos que sentía por él; por otro lado, su mente era invadida por los recuerdos de su amado Ónix, recordando todos los momentos vividos con él, empezando a sudar de si sus sentimientos por Onix no eran solo el reflejo del amor que sentía por Ryusui, después de todo, ambos tenían cualidades muy similares.
Aunque una parte de ella se alegraba que Ryusui fuera parte de su vida antes de llegar a la aldea, al mismo tiempo su corazón se oprimía al pensar que lo que sentía por Ónix, era más y nada menos que el reflejo de sus sentimientos que extrañaban a Ryusui.
Tan solo pensar en esa posibilidad, se le entristecía el alma y las ganas de llorar se asomaban a caer por sus suaves mejillas. Fue entonces que la mano de Chrome y Kohaku, hicieron que volviera a la realidad, observando nuevamente a sus amigos.
—No te precipites—habló Kohaku—, tal vez llegado la cita puedas aclarar tus sentimientos.
—Es verdad—continuó Chrome—, no es necesario que lo aclares hoy, tómate el tiempo que necesites para descubrir tus sentimientos.
—Nosotros estaremos aquí si nos llegas a necesitar—finalizó Ruri.
Nyoko sonrió y en un abrazo grupal, expresó su agradecimiento, llenando de besos a cada uno de ellos.
Realmente era afortunada de tenerlos de amigos.
Así pasó la tarde tranquilamente, y al estar tan concentrada en ello, no notó que Magma estaba más callado de lo normal, algo que los niños notaron pero pensaron que era el estrés del trabajo y la escuela.
(***)
El día de la cita había llegado, Nyoko estaba nerviosa, no sabía que le depararía esa noche, pero como si el viento la escuchara, una hoja de un árbol calló justo en su palma, recordando la vez que Ónix había caído de un árbol al tratar de alcanzar unos frutos.
Sin duda, se preocupó mucho en ese entonces, pero al recordar la sonrisa de su amado junto a sus suaves y tranquilizadoras palabras, hicieron que todo nerviosismo que sentía, se calmara, esbozando una pequeña sonrisa de aquel recuerdo.
—Me alegra que aceptaras la cita—confesó Ryusui al ver a Nyoko llegar con una sonrisa y un leve sonrojo en sus mejillas.
El lugar de la cita, era en la playa con una manta en la arena alumbrado por pequeños faroles, mostrando una canasta pequeña.
Ambos se sentaron y Nyoko no pudo evitar ver al mar, llegando a recapitular el día que Ónix llegaba con los demás pescadores con una buena pesca. Suspiró con una sonrisa para volver su atención en Ryusui, quien también le sonreía con ternura.
—Tu y yo solíamos tener éstas pequeñas citas cuando nos rencontrabamos—contó con nostalgia—, aunque claro está que lo hacíamos en las tardes y no a estas horas.
Nyoko soltó una pequeña risa antes de empezar a degustar los platillos que hizo Françoise, que eran una delicia para sus paladares.
Poco a poco, Ryusui le iba contando las anécdotas que hacían y Nyoko no paraba de reír con cada ocurrencia que relataba, convirtiendo la atmósfera más agradable e intima. Teniendo así aquella cercanía que hacía que recordara algunos pequeños fragmentos de su pasado juntos, a la vez que iba aclarando cada vez más sus sentimientos.
—Es reconfortante ver esa sonrisa en tus labios—confesó Ryusui entrelazando los dedos con Nyoko.
Nyoko sonrojada ante sus palabras, le dedicó una enternecedora mirada, que fue correspondida del mismo modo.
—Gracias por permitirme está cita—dijo antes depositar un tierno beso en el dorso de la mano de Nyoko—, dime Nyoko, ¿pudiste aclarar tu mente ahora?
Nyoko se sorprendió que Ryusui notará la confusión, pero se sentía feliz al ver como sus ojos, intuían la posible respuesta. Asintió vehemente y soltando su mano, empezó a transmitirle lo agradecida que estaba con la vida de que los volviera a juntar, sin embargo, pese al gran amor que ambos llegaron a sentir por el otro. El corazón de Nyoko, ahora le pertenecía a otra persona, pero aún así no dejaría de tenerle el inmenso cariño que sentía por él.
—El sentimiento es mutuo—respondió sonriendo—, mi corazón se alegra de saber que aún podemos ser amigos nuevamente—finalizó antes de concluir la cita en un cálido y fuerte abrazo, del cual ambos transmitían, que lo que alguna vez consideraron que fue amor, ahora era el cariño de dos amigos que se reencontraban.